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— ¿Sabías que me iban a liberar? — Pregunté, poniéndose a mi lado y pasando su mano por mi cuello. —Era más que obvio, habría sido estúpido encarcelarte o ponerte limitaciones— Empezó a llevarme.
—En esa pelea que tuviste, ambos rompieron la escala de los Kaijuu normal, una ciudad tierra adentro tenía los nuevos radares, tú llegaste a catorce con tres, el otro apenas llego a once con dos— Explicó, siendo hasta peor por perder con tanta diferencia.
— ¿Pasa algo? — Paró, poniéndose delante de mi, detallando mi rostro. — ¿Te sientes mal por perder? — Cuestionó. —En igualdad de condiciones ganarías siempre, ese estaba especialmente diseñado para ganarte— Tomó mi mentón, levantando mi mirada.
—Tenía la piel tan dura que contuvo el impacto del capitán del cuarto escuadrón— Intentó explicar, pero seguía sin dimensionar todo.
—Hasta donde tengo conocimiento… — Empezó a pensar, o más bien, recordar. —La energía de impacto de lo que dispara es de alrededor de nueve kilotones… — Paró un segundo, dándose cuenta que no conocía esa medida.
—La segunda bomba nuclear que le lanzaron al número uno era de veintiún kilotones— Aquello explicaba mucho más, recordando los videos que había visto de aquellas bombas.
Tomó mi mano, llevándome más tranquilamente. —¿Sabes lo que es un kiloton? — Preguntó, negando yo. —Es lo que se usa para medir la energía liberada de una explosión, un kiloton son mil toneladas de TNT— Explicó, siendo mucho más claro ahora, parando frente a una puerta, abriéndose al leer el rostro e iris de Jihyo.
—Estos dos son los Kaijuu que planeaban llevarte en aquella cosa que te comprimió— Lee señaló, viéndose incluso enclenques en comparación a los humanoides con los que habíamos peleado.
Una vez se percataron de mi presencia quitaron la mirada. —No sabemos si sepan hablar alguna lengua humana, pero tú eres lo más cercano a ellos— Soltó mi mano, señalando que fuera a verles.
—Los necesitamos vivos… — Escuché mientras iba transformando mi cuerpo, aunque eso no era lo que quería hacer.
— ¿Me tienen miedo? — Les pregunté, sin verme aún ninguno. Intenté buscar la mirada de alguno, pero no había respuesta.
—Pensamos en algo, pero quizá tarde… — Se acercó a mi lado Jihyo una vez volví a ser humana. — ¿Conoces el enlace neuronal? — Preguntó, viendo a uno de los humanoides, negué. —Los Jaeggers al ser tan grandes y complejos, sobrecargan el cerebro de un solo piloto— Indicó, viendola únicamente a ella ahora.
—Por eso se diseñó un enlace para compartir la carga neuronal, además de prácticamente fusionar las mentes de los que se someten mientras dure— Empezó a ver algo en una tableta.
—Pedí a la compañía de la familia de Dahyun que diseñaran un enlace neural seguro, aunque de un solo sentido— Pasó a verme ahora.
—Nuestra única opción para saber algo es que le leeas la mente a uno de ellos… — Me pidió.
Tomó mi mejilla, acercándose. —Eres la única que puede hacerlo— Señaló.
—Aunque no en este momento— Añadió. —No puedes hacerlo estando deprimida o decaída, tienes que estar feliz y estable— Explicó, siendo ahora aquello un inconveniente.
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