42
—Ya no es justo— Dijo Nayeon una vez completé la vueltas con todos. La miré con la incógnita.
—Antes ya estabas muy cansada para este punto, cuando hagamos las otras vas a poder caminar de regreso— Se acercó a mi.
— ¿Te pone triste no tenerme tanto para ti sola? — Me paré delante de ella, viéndola directamente. — ¿Quieres que sean más vueltas? — Alzó su ceja. —Como dijo Mina, deberías de respetarme más, te salvé y perdoné la vida varias veces ya— Me di la vuelta.
—Aunque supongo que puedo con treinta vueltas— Empecé a soplar un poco de viento con mis manos.
Jihyo me había dicho que debido a la ahora total ausencia de melanina en mis ojos, iba a ser probable que tuviera graves problemas con la luz, pero llevaba todo el día acla luz solar y nada de nada.
—Ya no eres la misma… — Le entendí. —Siempre fuí así, solo que tenia que obedecer la jerarquía militar porque era una don nadie— Respondí, volteando y acercándome otra vez a ella.
—Me da igual morir si es salvando a todos, en la próxima emergencia como la que tuvimos, yo voy a ir de frente, soy la carta ganadora— Le recordé. —Supongo que ya no te parezco linda una vez te revelé como realmente soy— Sonreí, alzando los hombros.
— ¿De verdad pensaste eso? — Empezó a reír y apuntarme con un dedo.
— ¿Tengo que dejar que me ates? — Puso sus dos manos delante de mi en gesto de esposarla.
—No voy a dejar que mi preciada TN se sacrifique, si antes te hacías la difícil, ahora me va a gustar más— Deshizo el gesto.
—Además, nunca había tenido competencia, mucho menos tan buena— Se puso a mi lado, pasando su brazo por mi cuello, acercándome a ella.
— ¿Vas a esperar por alguna o te gusta alguien? — Preguntó. —Voy a extinguir a los Kaijuu, después me lo plantearé seriamente— Le respondí, yéndose la situación de mis manos.
Pensaba que ahora me iba a odiar, que le gustaban las sumisas únicamente, básicamente le solté un bidón a una fogata.
Negó ella. —No te vas a aguantar tanto, si dices ser como eres, en algún punto vas a querer estar con alguna— Quitó su mano, dándose la vuelta.
—Pero te doy una recomendación— Volteé a verla. —Es más una opción múltiple, hazte más fuerte para protegerlas a todas, o aprovecha mientras aún no sabemos qué harán los Kaijuu— Paró, poniéndose sería.
—Si ese ataque de cuatro humanoides de nueve punto cinco solo fué para hacerte salir, no quiero pensar en lo que harán ahora que los eliminaste… — Terminó de decir.
—Solo tengo que controlar el estado de combustión perfecta— Me puse a su lado.
Negó. —Puedes hacerlo, pero cuando te vean otros escuadrones, va a ser muy obvia la mentira— Me aclaró.
—Pelear contra mi cuerpo a cuerpo para ti es fácil, quizá seas capaz de aguantar varios disparos de Mina, pero cuando estés delante de dos capitanes con armas de los enumerados, solo vas a desear correr— Suspiró.
—No hagas otra locura— Me miró con un rostro algo cansado. —Tu vida vale mucho para tantos ahora… — Seguía con ese ceño. —Cuídala, aún eres la carta ganadora— Aquello pareció deprimirla, y en parte a mi también.
Todas las bromas e insinuaciones se mancharon con la realidad.
Y tenía razón, aunque no fuera japonesa en lo más mínimo, adopté la psicología del kamikaze al pie de la letra.
Volteé, caminando hacia adelante, viendo a todo el escuadrón descansando después de las vueltas de rutina.
Seguía pensando que no tenía nada y que no valía nada.
Ahora tenía mucho, y tenía que cuidarlo estando allí también.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro