Después de un rato más de investigar a los residuales, entendí que todo aquel cambio era para agregar órganos reproductores dentro de los propios residuales, funcionando incluso después de destrozarles el núcleo, siendo prioridad aquello, dando la información.

Una vez dada la información, pretendía volver con todos los demás, pero estaba habían dos residuales.

—Quizá te preguntes por qué no traje ningún arma y no disparé antes— Cayó sutilmente Nayeon, estando en el medio de los Kaijuu y yo, aunque de espalda a ellos.

—Eso tiene una sencilla explicación— Explicó, girando algo que tenía en la espalda, viendo bien, era una funda de espada.

—Soy pésima con las armas de fuego— Sonrió, empezando a desenfundar, luego metiendo la espada de golpe, cayendo en pedazos los dos Kaijuu.

Y con eso había entendido a la perfección cuando Chaeyoung me dijo que solo Nayeon podía ganarle al otro Kaijuu humanoide.

—Volvamos, tenemos que ayudar a los de limpieza un poco desde ahora— Empezó a irse, siguiendola, aunque era mucho más rápida que yo.

—No hay ninguna señal de un residual cerca de ti— Escuché de Jihyo, siendo quizá el porqué se había ido tan confiada.

Sin embargo, esa era su vista desde fuera, empecé a sentir vibraciones casi idénticas a las del examen de ingreso.

Cambié el comunicador a Chaeyoung inmediatamente. —Está aquí— Le dije. Pero nada llegó de regreso.

Cambié a Tzuyu, pidiendo confirmación de que me escuchaba, tampoco.

Pasé al canal universal, tampoco hubo reacción.

Aquello no era normal, no iba bien, Jihyo me enseñó que si se cortaban las comunicaciones era por algo grave, usaban tecnologías de última generación.

Aquello que sentía cada vez solo hacia amplificar sus ondas y propagarlas más rápido.

Estaba pensando entre si transformarme en ese momento o correr hasta ver la situación.

Qué debería hacer…

¿Y si alguien estaba en peligro?

¿Y si llegaba tarde?

Aquellos recuerdos, tanto de mi misma como cuando fallé en proteger a Mina empezaron a arrancar mi humanidad. Tenía que salvarlos y acabar con cualquier amenaza costara lo que costara.

Una vez mi cuerpo transformado completamente, salté con fuerza, en dirección a las vibraciones, viendo una nube de polvo.

Sabiendo a donde ir, saltando entre edificios.

Una vez cerca, pude ver a Dahyun corriendo, claramente herida, empezando hervir en mi hasta el alma, acelerando el paso.

Llegando a donde todo estaba pasando, con Tzuyu casi muerta. —Aquí estabas— Escuché del humanoide.

—Vamos a… — Intentó hablar, pero con todo el odio que podía tener le di un golpe con aún más fuerza de la que había usado antes.

—Tzuyu… — Me acerqué a ella, habiendo perdido ya la consciencia. — ¿Qué le hiciste? — Pregunté levantándome, sintiendo como las llamas empezaban a emanar desde mi núcleo.

—Pero si no deberías poder controlarlo… — Empezó a verme el humanoide. —Da igual— Hizo un gesto con la mano, sintiendo un corte, mirando a mi estómago, mirando la herida, luego viendo al humanoide otra vez.

— ¿La golpeaste con esto? — Empecé a caminar hacia adelante, empezando repetir aquello, recibiendo corte tras corte.

En mi forma de Kaijuu no eran una cosa demasiado grande, pero en un humano, prefería no imaginarlo.

— ¡Ya me cansé! — Algo en mi empezó a armonizar conmigo, sintiendo aún más fuerza, en un instante tomando al humanoide desde el estómago, estrellandolo al suelo, rompiendo todo lo que estuviera debajo del asfalto también.

Una vez el polvo se disipó noté como lo que tenia en la mano era ahora un cadáver.

Aunque no había muerto, volteando en dirección a donde seguían esas vibraciones, notando el núcleo expuesto de ese ser, yendo tan pronto comí pude, llevándome por delante una casa.

Aquel ser había logrado pasar su núcleo a otro cuerpo como la primera vez.

La tercera iba a ser la última.

— ¡Tenemos confirmación del número diez! — Escuché de unos soldados, notando como un corte iba de lleno a ellos, corriendo y atajandolo yo con mi cuerpo.

—Vas a ser un gran problema— Vi al humanoide desde donde había lanzado el corte, yendo una última vez por el, pero desapareciendo.

Inclusive sus vibraciones. Aunque no lo había podido matar, algo si tenia claro, tenía que huir, parecía que las comunicaciones se habían reestablecido.