—No puedo… — Me dejé caer al terminar la última vuelta. —Caminar… — Sentí como Nayeon se sentó a mi lado.

—Considerando que con un uno por ciento a duras penas dejas de sentir el traje como peso, quince vueltas es admirable— Dijo viéndome.

—Aunque también es admirable tu resistencia al dolor y recuperación… — Empezó a tocar con la punta de sus dedos mi vientre.

— ¿Por qué lo intentaste por doce años? — Ahora puso su palma entera encima de mi. —No tengo nada, solo odio por los Kaijuu— Respondí.

—Tiene sentido, cualquiera se habría rendido a las diez veces— Empezó a hacer figuras en torso.

Dolía más mentalmente porque de no ser por Tzuyu, me habría rendido, incluso con la ampliación de la edad, ya no me quedaban fuerzas en todos los sentidos.

—Tenía diez años cuando el único Kaijuu que se desvío del pacifico arrasó mi ciudad, mis padres me salvaron, pero ellos no tuvieron salvadores— Añadí.

—Un Jaegger llegó cuando el Kaijuu estaba a punto de comerme— Recordé.

— ¿Quieres montar uno? — Cuestionó, empezando a jugar con mi cabello ahora.

—Quiero salvar vidas, no me importa si es con mi cerebro, disparando o en un Jaegger— Respondí. —Dentro de más realista, un Jaegger es lo más fácil para ti, aunque necesitas un setenta por ciento en el traje para poder moverte en uno de esos robots— Me reveló.

—Pero si me lo preguntas a mi, prefiero tenerte aquí, para mi— Pasó lentamente de mi cabello a mejilla. —Me alegras los días, es algo que nadie más hace ni ha hecho— Se acercó un poco.

—No voy a dejar que te pase nada, además…— Me tapó el atardecer con su cabeza. —Eres nuestra carta ganadora— Sonrió.

Soltó mi mejilla, apoyándose y levantándose. —Como recompensa por las cinco vueltas adicionales, voy a llevarte en mis brazos— Dijo, agachandose y pasando sus manos por mis piernas y espalda, levantándome sin ningún problema.

Aunque mi cuerpo estaba tan desgastado que no podía poner resistencia tampoco, únicamente podía pasar mis manos por su cuello para no sentir que me podía caer.

Después de un rato caminando, finalmente llegamos al cuartel, siendo claro que tocaba darnos un baño.

Y ahora era más un paquete, entregsndome Nayeon a Tzuyu en brazos.

— ¿Cada vez eres más cercana a Nayeon? — Preguntó algo indignada Tzuyu, queriéndome soltar pero aferrandome fuerte. — ¡No me sueltes! — Pedí. —No puedo caminar, no siento las piernas… — Le dije una ves empezó a verme.

—Estas exagerando… — Me miró incredula, poniéndome en en suelo pero con más delicadeza, ayudándome a estar de pie, pero al soltarme, mis piernas temblando y colapsando.

—No lo decía de broma… — Le dije apenada desde el suelo. —Lo siento— Empezó a cargarme otra vez.

— ¿No tienes problemas con que te cargue desnuda? — Preguntó. — ¿Ah? — La miré.