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Diet of sex (3)

—Éste folleto tiene información sobre las pastillas anticonceptivas y cómo tomarlas de manera segura, háblalo con tu madre, y ajá.

—Mi mamá ya sabe que tomo pastillas.—Miente Nayeon, pero las otras no saben que lo hizo, porque el rostro neutro de la mayor indicaba eso, seriedad. Tal vez era una buena mentirosa porque no indagaron más sobre eso.

—Okay, antes de tener cualquier actividad sexual verifiquen si los condones no están caducos o rotos, si va a ser su primera vez utilicen la de perrito.—No pudo terminar porque Tzuyu suprimió sus labios, evitando una sonrisa.—¿Dije algo gracioso?

—Mi primera vez fue con la del misionero.

—Porque tú tienes pene, idiota, por la seguridad de Nayeon háganlo de esa forma, no lo hagan tan duro si no quieres desgarrarla, no lo metas todo si no quieres desgarrarla, y no seas brusca, si no quieres desgarrarla.

—Lo que menos quiero es hacerle daño a Yeonie.—La menor entrelazó sus manos, viéndola con una sonrisa, que fue aceptada.

—La primera vez será dolorosa, sí, y tal vez no puedas caminar, te duelan las piernas porque según tengo entendido, el tamaño de Tzuyu es-

—Las poderosas 10 pulgadas.—Nayeon alza una sonrisa, que hace que Heejin voltee a ver a la castaña para que le recodara que no eran pareja.—Es solo que una vez lo vi, y tuve la curiosidad de medirlo.

—¿Por qué decidiste hacer eso? ¿Tenias alguna razón?

—Curiosidad, pero al parecer no fue nada, míranos, reforzamos la amistad.—La mayor de todas cierra sus ojos y acaricia sus párpados, tratando de no reír ante los comentarios fuera de lugar de la mayor. —¿Entonces podremos tener relaciones sexuales ya?

—Toma primero las pastillas y verifica que no te hagan nada malo, luego, tienes que ir con el ginecólogo, hacerte exámenes para saber si tienen alguna enfermedad sexual o algo así.

—Cuando tuviste sexo con esa tipa usaste condón, ¿Verdad?

—Tengo cara, pero no estoy.—Tzuyu volvió a ver a la mayor con una sonrisa, posando para ella, pero la otra solo la vio seria.—Fueron de marca Playboy, revisé si no estaban rotos, verifiqué que ella tomara pastillas y al final de todo vi si el condón no estaba goteando.

—Así me gusta, Tzuyu, así me gusta.

La menor miró a la azabache, indicándole que le estaba diciendo ‘¿Así o más gobernada?’ y después volvió a ver a la mayor, que miró con una gran sonrisa a ambas.

—Ya he ido con el ginecólogo y me he realizado exámenes, tomaré las pastillas, aunque hasta ahora sé que no soy alérgica a ningún medicamento.

—Es tierna, linda, una masita, inteligente, directa, ¿Qué hizo mi sobrina para ser tu mejor amiga? Oh, ya sé, reprobar año.—Al parecer toda la familia seguía enojada con Tzuyu por haber fallado de año, cosa que notó Nayeon al momento de ver el gesto triste de su mejor amiga.

Bajó su cabeza, y comenzó a jugar con su pantalón deportivo, moviendo su pie de un lado a otro. Por alguna razón a Tzuyu le importaba mucho lo que pensara su familia de ella, de sus calificaciones y de personas que le rodeaban, incluso, tal vez a la familia Chou le caía mil veces mejor la pelinegra que su propia hija.

Tal vez por eso se frustra mucho cuando algo no le sale bien, o algo más. Estaba decida, iba a hacer algo que podría mejorar el día de la menor.

Se levantó, sujetó la mano de Tzuyu y miró a la doctora con una sonrisa.

—Nos vamos, gracias por atendernos y por las pastillas.—Una reverencia a la mayor, después se dirigió a la castaña para darle un piquito en la comisura de labios y después poner sus manos en sus anchos hombros.—Vamos a mi casa, ¿Sí?

Una anonadada menor asintiendo, y después sus labios se elevaron en una sonrisa. Sabía que los besos en la mejilla alegraban a Tzuyu, pero esta vez perdió el equilibrio y no hubo otra opción más que besarle ahí. Se fueron del consultorio con sus manos entrelazadas, la menor sonriente, nada podría empeorar su día desde ahora, pero eso no era lo que le iba hacer Nayeon para poder alegrárselo.

—¿Para qué vamos a tu casa?— Tzuyu pasa su tarjeta para subir al bus, después de que Nayeon hizo lo mismo.

—Te tengo una sorpresa.

—No te escuché, ¿Qué dijiste?

Nayeon volteó a ver a la menor, pero solo vio su estómago y casi sin querer vio la entrepierna de Tzuyu, que estaba siendo tapada por sus pantalones de chándal. Ella tosió, y la mirada de la mayor fue a sus ojos.

—Te tengo una sorpresa, lo sabrás en cuanto lleguemos.

Y la menor se quedó con la duda en todo el viaje. ¿Sorpresa? Los ojos de la castaña fueron hasta el celular de la mayor, que estaba viendo sus redes sociales. ¿Volvió a tener saldo? Porque ella no. Iba por la vida sin poder hacer llamadas porque la otra se los gastaba cuando le compartía los datos a su celular, le descargaba música o descargaba juegos, pero quién se le podría negar a Nayeon.

Era cierto lo que había dicho la mayor de ellas, ¿Quién iba a negarle algo a la mayor cuando ponía ese lindo puchero y sus ojos casi lagrimeaban, haciéndola ver más tierna? Porque Tzuyu no podría.

Tal vez por eso al final del día no tenía ni dinero, ni saldo, ni energías por la mayor, que le gastaba todo eso.

Para muchos Nayeon era una aprovechada, pero la castaña nunca se negaba a que su mejor amiga tuviera las manos vacías. Su política de 'si te gusta algo, y veo que te gusta, eso ya está comprado’ al parecer era algo riesgoso para su salud, porque a la mayor se le iluminaban los ojos con cada cosa que veía y Tzuyu nunca aceptaba un no.

“—Yo sé que quieres ésta funda de Messi.

—A mi ni me gusta el fútbol.

—Pero sé que la quieres.”

Con razón nunca la veía con esa funda. Tzuyu frunció su ceño cuando recordó esa conversación, y pensó en pedirle la funda a la mayor para por lo menos, venderla.

—Tzuyu, llegamos.—Bajaron del transporte, y caminando por dos minutos llegaron a la casa de Im, mientras Tzuyu se seguía preguntando qué iba a hacer la mayor.

Cruzaron la puerta, evadieron el pastel de chocolate de la mamá de Nayeon (pastel que Tzuyu iba a aceptar en cuanto se fuera) y se encerraron en el cuarto de la mayor, deleitando las fosas nasales de la castaña.

Siempre iba a amar el olor de su mejor amiga, deleitarse con el, ese increíble olor a vainilla que le encantaba. Abrió sus ojos con felicidad, y se sentó donde le indicó Nayeon.

Su sonrisa se fue borrando poco a poco cuando sintió la entrepierna de la mayor rozar con su miembro, que solo estaban siendo separados por su ropa. Nayeon por sus bragas y Tzuyu por su pantalón de chándal. Tragó saliva fuerte, y cerró sus ojos, no mirando a la mayor.

—Tzuyu.—Fue un gemido, definitivamente fue un gemido. Sintió que estaba a medio endurecerse, pero tampoco quería parar los leves movimientos de la mayor en su entrepierna.—Veme, si no me ves no sirve de nada.

—¿Qué?—Abrió sus ojos, y el rostro enrojecido de la mayor fue suficiente para hacerla endurecer por completo.

—¿Crees que pueda chupártela hoy?

—¡¿Qué?!


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