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Dieciocho.

— ¡Una más, Lix! Tú puedes! —  cuando el castaño hizo la última serie, el mayor saltó a el y acarició su hombro, felicitándolo — Lo hiciste muy bien, tienes más resistencia que hace un mes.

— Ba-bajé 4 kilos, con la dieta y el ejercicio, quiero seguir así — Bang le asintió mientras le pasaba una toalla para que retirara el sudor de su cuerpo, y sonrió cuando notó que el menor sonreía.

Cuando Felix se levantó para verlo a los ojos, Chan apretó esas mejillas — Pero siempre haré que comas algo para que sigas teniendo estas mejillas.

Felix lo miró con los ojos entrecerrados, simulando un gesto de furia — No me hagas subir de peso, Chris, ya ves que es difícil bajarlo — levantó su barbilla para tomar agua y de repente Bang se sintió sediento al ver nuevas gotas de sudor sobre su cuello y ver su garganta pasar el agua.

Desvío su mirada al parque, notando que estaba un conocido chico junto a unos niños frente a unos caballetes.

— Mira, es Jeongin — señaló mientras Lee torcía los ojos aprovechando que no había visto, y después vio dónde estaba señalando su amigo. Lo miró achicando un ojo.

— ¿Quieres ir? — y el pelinegro no respondió porque ya se encontraba caminando al de mechas rubias que veía animado a los niños, y sus ojos brillaron más cuando vio a Chan.

Y Felix no evitó ponerse celoso al ver ese brillo por ambos chicos.

El quería que Chan fuera su amigo y sólo de el, sin que nadie llegara y se lo quitara de esa forma romántica. El quería a Chan, pero sólo para el y que ningun chico llegara e hiciera que dejara de ponerle atención y ese cariño que siempre le mostraba el pelinegro a el. Arrugó su nariz mientras torcía sus ojos y se apoyaba en el árbol, viendo a su amigo apretar sus puños y rascar su nuca mientras le hablaba.

Suspiró y se resignó a escuchar.

— ¡Sherlock! ¿Qué haces aquí? — el de ojos rasgados tomó un niño para comenzar a acariciar sus hombros y reír nervioso.

— No te vayas a burlar, ¿Si? Es sólo que amo a los niños, la pintura y la lectura, así que organizo estas rondas para que los niños puedan expandir su imaginación y aprender algo más.

Y era un chico perfecto. Felix veía el caballete y el lienzo del de mechas rubias. Un cuadro perfecto, bien pintado, colores lindos.

Torció sus ojos mientras su furiosa vista volvía a su amigo, y notó cómo sonrió fuerte.

Cierto, a Chan le gustaba la pintura y la lectura, así que arrugó su nariz y se acercó.

— ¿Eres bueno en todo o algo así? Me sorprende lo bueno que eres en la pintura — el otro sólo sonrió tapando su rostro y Felix tomó el brazo de su mejor amigo.

— Hola Jeong, está muy lindo tu cuadro.

— Lix, ¿Quieren intentar pintar uno?

Y al final volvieron a la casa con un lienzo cada uno, Chan con una sonrisa y una nieve, y Felix con un vaso con fruta, pero furioso. Caminaba más rápido que el pelinegro, que sólo lo miró curioso mientras intentaba caminar a su lado a ese paso rápido.

Felix no se entendía, pero al mismo tiempo sí. Sentía que los celos de mejores amigps eran así, de normales, pero en realidad no eran así.

El menor después de llegar a su casa tiro el lienzo al bote de basura que tenía enfrente de su residencia y Chan se aseguró de sacarlo para alcanzarlo corriendo.

— ¡Pero te quedó muy bonito! Lix, ya te dije que no era necesario que supieras del arte ni fueras DaVinci para esa actividad, sólo era diversión...

— No me agrada para nada Jeongin — el mayor le quiso dar su lienzo, pero Lee lo tiró — Se supone que hoy sólo íbamos a ser tú y yo, pero llegó señorito perfecto para arruinarlo.

— ¿No te gustó tu pintura? Mira, no es la culpa de que-

— ¡No me gusta Jeongin porque se gustan! — Chan frunció su ceño mientras lo veía arrugar su nariz, pisotear el cuadro, y señalarlo — ¡No me gusta saber que le gustas!

— ¡¿Entonces yo puedo odiar a Hwang porque te gusta?! ¡¿Debo torcerle la boca cada que lo veo?!

— ¡Ya lo haces, idiota! — lo empujó y se volteó de espaldas para que el mayor suspirara furioso, acariciara su rostro y lo volteara para seguir discutiendo.

— Pues no debe enojarte que nos gustemos, ¿Sabes por qué? Porque tú eres mi mejor amigo y no te debe importar para nada quién me guste y quién me coja — y el ceño fruncido del contrario le hizo saber que no había elegido las palabras correctas para explicarle la situación. Sólo le restó importancia con su mano —. Hablamos luego, no quiero hablar contigo ahora.

— Si no me debe importar tú no tienes que estar detrás de mi ni diciéndome que odie a Hyunjin, hipócrita — Chan sólo volteó, y realmente no pensó.

Iba a decirlo en eso momento porque su garganta ardía y su corazón dolía.

— Felix, yo- tú, tú me-

Pero antes de que pudiera confesarse el menor ya estaba besándolo, y Chan sólo sentía que sus lágrimas habían bajado por sus mejillas hasta hacer ese beso salado. Arqueó sus cejas mientras sostenía la cintura de Felix, que acunaba su rostro mientras se paraba de puntillas.

Sentía que Lee lo guiaba dentro de su casa, azotaban puertas, y de un momento ya estaban dentro del cuarto del menor, recostados en la cama y Felix le quitaba sus ropas como si estorbaran.

Aunque lo hacían.

Chan no entendía nada. No sabía si Felix había entendido su confesión y le había aceptado en ese beso y teniendo relaciones, o que sólo lo había hecho para liberar la tensión y que mañana estuvieran felices como si nada hubiera pasado.

Lo besaba por el cuello, sus clavículas, metía sus pechos en su boca y acariciaba su centro, cuidando que estuviera lo suficientemente húmedo y lubricado como para entrar en el con facilidad. Sacó un lubricante para no lastimarlo. Relamió sus labios mientras se separaba, se ponía el preservativo con cuidado y después comenzaba a lubricar su miembro con cuidado.

Estaba temblando y no se dio cuenta hasta que metió todos sus dedos en el bote. Y tampoco se dio cuenta que estaba llorando, aunque eso podría hacerlo pasar por el sudor de la acción de Felix.

Limpió las lagrimas discreta con su mano seca y con la otra, comenzó a meter dos dedos en el interior de Lee, haciéndolo gemir y aferrarse a las sábanas. Hacía movimientos de tijeras, lo preparaba, y después de unos minutos sacó sus dedos, tomó su propio eje y lo alineó en la entrada del menor, que esperaba tembloroso.

Sostuvo el rostro del otro mientras entraba en el, y después se besaron para ocultar sus gemidos.

Comenzaron las estocadas, los gemidos, y el calor de la habitación aumentaba más. Y Felix sólo quería que Chan fuera suyo como en ese momento, sólo suyo.

Se aferraba a su espalda, lo rasguñaba cuando sentía un punzante dolor convertido en placer, y mordía su cuello para no gemir tan alto. Escuchaba su cabecera moverse, sentía las caderas del otro moverse, y sentía lo que estaba dentro de el. Gimió entre dientes al sentir que Chan habia comenzando a ser algo rudo, pero cuando el otro se dio cuenta que dolía al menor, volvió a ser lento, pero corto.

Se apoyó en sus codos viendo fijamente al castaño, que sólo acunaba su rostro, le besaba para ahogar uno que otro quejido, y después se aferraba a su nuca mientras sentía las estocadas. Sintió las piernas de Felix enredarse desesperadamente en su cintura, que sentían que se debilitaban, y después el sintió una sensación de vacío dentro de el.

Las paredes apretadas del otro, que comenzaban a dificultar el movimiento de el, y después lo escuchó gemir y maldecir. Había llegado al orgasmo. Y el también lo había hecho.

Se quedó dentro por un tiempo mientras se recostaba en su pecho, escuchando el corazón acelerado del otro.

Que sólo se cuestionaba si en realidad le gustaba tanto Hyunjin, o si le había comenzado a gustar su mejor amigo.

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