Cinco.
— ¿Tu casa o la mía?
— ¡No digas esas cosas así! Necesitamos privacidad para hablar sobre eso — Chan regañó levemente, tratando de ignorar la fuerte mirada de esa señora justo a su lado. Era cierto, Felix no tenia que decir ese tipo de cosas en lugares públicos o en restaurantes, y menos en voz alta.
— Pero es que tengo que bajar de peso y tu me traes a un restaurante de comida china, la comida más grasosa del mundo, ¿Qué quieres que haga?
— ¿Que seas una persona normal? El cocinero nos acaba de ver mal por lo que dijiste — ambas miradas en la cocina, donde un chico los miraba con los ojos entrecerrados mientras afilaba su cuchillo.
— Sólo dije un hecho.
— Si sigues así nos van a sacar.
— Yo ni siquiera quiero estar aquí.
— Pues yo si, muero de hambre, ¿Serías tan amable de dejarme comer en paz? — torció sus ojos, como si estuviera pidiendo mucho, y después hizo un gesto con su mano, cediéndole el permiso de comer —. Eres muy amable, gracias.
— Estás muy diferente desde lo que pasó entre nosotros, ¿Te enojaste conmigo? — un dedo indice coqueto en su mano, y se atragantó con los fideos que tenia en su boca, haciendo que la señora de la otra mesa los mirara raro.
— No tenemos que hablar de eso aquí.
— Si te enojaste, ¿Por qué? Sólo te hice sentir bien.
— Lix, hablaremos después, sólo que por favor, cállate — un tono brusco, y siguió masticando, al tiempo que él mencionado dio un suspiró, entrelazó sus brazos, y comenzó a utilizar el celular de Chan , tomándose fotos para llenarle la memoria. Treinta en la misma pose, solo cambiaba su cara, pero aún así queria que él mayor conservara todas.
Ver a Chan comer fue todo un proceso lento para él menor, que ya no sabia que hacer en ese restaurante. Jugaba con sus tenedores, dibujaba en el menú de niños, pedía un vaso para pequeños y se peleaba con la mesera porque "ya estaba muy grande para esos vasos", pero aún así él menor los quería. Se levantaba para ir al baño, le roba a un brócoli a él azabache, y después volvía al celular de su mayor, jugando los juegos que tenia instalados solo para él. Una risa cuando dejó de comer, pagó todo, y se levantó, con su mochila y su tabla de skate, y ambos caminaron a la salida, con Felix riendo.
— ¿Quieres hacer algo más?
— Quiero saber por qué estás enojada conmigo.
Chan torció sus ojos, y volteó a ver a su mejor amigo, tomándolo de sus abultadas mejillas. Realmente amaba esas mejillas, realmente quería que si su amigo adelgazaba, conservará esas lindas y suaves mejillas, tan abultadas, siempre sonrosadas y lindas estuvieran ahi siempre. Cuando lo sujetó, se dio cuenta de que de verdad lo amaba. Amaba todo de Felix, de manera desinteresada. Iba más allá de su rostro lindo, iba mas allá de que fuera algo llenito, él amaba a Felix tal y como era, y grabó las palabras de su tío.
«Aprovecha su calor»
Iba a sacar provecho de todo lo que le estaba ofreciendo él menor.
Con ese abultado rostro acunado en sus manos, sus labios se atrevieron a acariciar los contrarios, un beso suave. Chan solo tenia una petición para seguir en su trato, seguir besando a Felix. Sus labios sabían a sandía, y eran mejores de lo que habia imaginado. Sólo lo besó levemente, un poquito, y después mordió levemente ese labio inferior, y se separó de el menor.
— Vamos a tu casa, no hay nadie.
— Los preservativos ya están allá — el rostro sonrojado de él menor le condiciona que él no esperó ese beso, y se sintió bien estar en el lugar de Felix. Él no mostró nervios ante sus acciones mientras él otro estaba muerto de vergüenza, y se sintió bien. El no mostrar remordimiento.
Su vista vagó hasta el cuerpo de él menor a su lado, y por primera vez en mucho tiempo sus ojos fueron a sus pechos, medianos, perfectos. Tragó saliva, fingiendo que no había visto nada, y en cuando menos se dio cuenta, ya estaba en la casa de él menor, que estaba intentando abrir su puerta con nerviosismo temblando, Chan realmente tampoco estaba tan listo para hacer lo que iba a hacer.
La señal de que cerró la casa con seguro, entrelazaron sus manos, y ambos partieron al cuarto de él menor, decididos a lo que iban a hacer.
Chan mentalizó en todo el camino lo que iba a pasar ese día, Felix iba a perder su virginidad con él, algo que lo hizo ponerse de nervios.
Estaban los dos sentados en la cama de él menor, con sabanas nuevas, y él azabache se removía bastante, haciendo sonar la cama.
— Creo que deberías cambiar las sabanas, a unas viejas.
— Está bien, después de las lavaré.
Ambos asintieron, y Felix se puso a jugar con sus dedos, siendo tierno.
— ¿Cómo fue tu primera vez?
— En un baño, él señor Park me acorraló en los baños y ahí pasó la cosa, perdí mi virginidad en un baño público — él menor asintió, mordiendo su labio inferior, labio, que fue anteriormente mordido por su mejor amigo —. Quiero que la tuya sea especial, Lix.
— Ya lo es, si es contigo, tonto, pero tengo miedo, ¿Y si me duele?
— Haré todo lo posible para que no te duela.
Felix asintió, y se acercó a él mayor, viendo sus labios. Estaban tan nerviosos, casi temblando. Chan tragó saliva, sujetó el rostro de Felix, y lo besó con sumo cuidado, moviendo sus labios de manera lenta y cuidadosa. Esos labios sabor sandia debían ser cuidados con toda la cautela del mundo, que él mismo tenia miedo de hacer algo mal. Comenzaron a moverlos al mismo tiempo que las manos de él menor fueron por las de su amigo, poniéndolas en su pecho izquierdo, y gimió levemente cuando sintió que lo apretó levemente, sobre su camisa.
Manos debajo de la camisa de Chan, tocando su abdomen a medio formar despues de sentir como él menor se separo para empezar a desabotonar su camisa de botones, uno por uno, y cuando terminó, besó su clavícula, para despues dejar un rastro de saliva con su lengua por toda la extensión.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro