dos
─ Te dije que lo había leído de varios lugares, ¿Tu casa o la mía?
─ Esperen, ¿Ya?─la mayor las detuvo antes de que se genere una acalorada decisión. La azabache estaba temblando a la par en que sus se hallaban mejillas más sonrojada que nunca, y la castaña estaba moviendo sus hombros de manera rápida, casi mareándola a ella.─. Si iban a tener relaciones sexuales tenía que ser con cuidado, período, condones, etc, así que─miró a las dos menores.─. ¿Eres regular?
Pregunta a Jennie, quien comenzó a asentir rápidamente.
─ Incluso traigo mi calendario, ¿Quiere verlo?─ambas mayores niegan, viendo a la chica que comenzó a cerrar su mochila que estaba en su dorso.
Rosé comenzó a temblar al momento que la vista de la doctora se dirigió a ella. Estaba nerviosa, claro que sí. Había soñado repetidas veces que Jennie siempre se le declaraba, fantasías que la alarma siempre se encargaba de destrozar frente a ella. Soñaba que ella y Jennie estaban juntas, en una cita, sabiendo directamente que era una cita romántica y no una salida de amigas, compartían besos y leves caricias, y siempre eran eso.
Roseanne podría ser torpe, descuidada, no tan inteligente, podría ser muchas cosas, pero jamás una pervertida con su menor. Todas las fantasías que ella tuvo solo se limitaban a imaginar un romance con la castañita y nada más, porque sabía que si se imaginaba a ella y al 'amor de su vida' teniendo otro tipo de contacto descarado, iba a morir de vergüenza cada vez que la viera, como si supiera leer la mente.
Si alguna vez se estaba masturbando y de repente venía la imagen de su mejor amiga, dejaba de hacer lo que estaba haciendo, se bañaba con agua fría, y leía la biblia, la Santa palabra del Señor para dejar de ser una completa pervertida, aunque ni siquiera estaba haciendo nada malo, o por lo menos para ella, eso era algo que debía ser pagado con dolor.
Tal vez por eso la mitad del tiempo terminaba con sus nudillos ensangrentados por golpear a la gente que decía algo malo al respecto del cuerpo de Jen, siendo un comentario pervertido, subido de tono, o en si, una burla.
El director le había advertido que una pelea más y se iba expulsada, cosa que preocupó a ambas chicas. Lo único que le gustaba de la escuela a Rosé era ver a Jennie, y ese pan delicioso de la cafetería que solo servían los miércoles y viernes, y para Jennie sería doloroso pasar la escuela sin su mejor amiga.
Aunque ambas tenían otras amigas, con los consejos para socializar de Jen, la rubia consiguió una que otra amiga, y se volvió algo popular, haciéndo de su apariencia aterradora su atributo, y la menor, siendo cercana a Jennie, también ganó la ventaja de su popularidad al igual que llegaron más amistades, más de las que ya tenía.
─ Rosé, ¿Por qué estás tan roja? ─un hermoso rostro cercano hizo a la mayor dejar de soñar, y regresó a la realidad. Estaban en la oficina de la nutrióloga, debatiendo los beneficios sobre el sexo seguro y las desventajas si se descuida algún aspecto.
─ Hablar de sexo no es algo que... este acostumbrada.
─ Pero si ya tuviste.
─ ¿Te sientes cómoda hablando sobre malas calificaciones?─la menor niega, observando con un puchero a su mejor amiga.─. ¿Entonces?
Jennie empezó a jugar con sus dedos, haciéndola ver tan tierna a los ojos de sus dos mayores, que alzaron sus cejas al ver tan bonita imagen. La menor con sus mejillas sonrosadas, sus labios rojizos abultados, y su ceño fruncido, sumando con sus dedos, se veía como una niña pequeña regañada. Ambas estaban casi fuera de sus asientos logrando ver a la pequeña chica, que comenzó a mover sus piernas en lo restante de la silla. Rosé miró a la doctora Im.
─ Quiere tener sexo para bajar de peso, no quiere hacer ejercicio.
─ El sexo es como ejercicio, no le veo nada de malo mientras ambas se cuiden, eso sí, tienen que seguir la dieta que les recete para que sea más eficaz.
─ ¿¡La vas a apoyar?!
─ ¡Mírala, es una masita tierna, ¿Acaso tu no le cumples todo lo que quiere cuanto te hace ese pucherito?!
─ ¡Sí, pero se supone que usted no!
─ ¡¿Cómo quieres que no encuentre adorable ese pucherito si veo videos de gatitos bebés con mi esposa porque es alérgica a ellos!? ¡Los pucheros de JeongYeon me hacen sentir que no debemos tener ningún animal en la casa para complacerla, ¿No quieres complacer a tu pareja?!
Ambas chicas la miraron, Rosé con una sonrisa estúpida y Jennie con sus ojos bien abiertos.
─ No somos pareja.
Nayeon tapó su boca, y vio el rostro antes feliz de su familiar. Hace segundos tenía una sonrisa que iluminó la habitación.
─ ¿No? Oh, lamento decir eso.
─ No se preocupe, todo mundo lo dice, somos muy unidas, así que piensan que Rosé y yo somos novias por nuestra cercanía.─explicó la castaña.
─ Bien, Jen, ¿Puedes esperarnos un rato afuera? Tengo que hablar con Roseanne sobre cosas de penes.
─ ¿No me puedo quedar? Así aprendo más.
─ No, gracias, esto es privado, es sobre glandes, testículos, prepucios, semen.
─ Ok, adiós.
Unos pasos, y Nayeon se paró para abrirle la puerta a la menor, vió que se sentó lejos, y regresó a acercarse a Rosé de manera brusca, que la miró rara por cómo estaba.
─ ¿Si no son pareja por qué vinieron agarradas de las manos? Pensé que ya eran pareja, siempre la llevas a casa para las reuniones.
─ A Jen le dan miedo los hospitales, y cuando tiene miedo entrelaza nuestras manos o se aferra a mi, no somos pareja.
─ Pero te gustaría─Rosé asiente inconscientemente, pero luego niega.─ Sí te vi estúpida mocosa, si quieres, ¿Por qué estás tan en contra de que tengan sexo?
─ Quiere bajar de peso porque escuchó que Jisoo, la chica de la que está enamorada, dijo que saldría con ella si bajaba de peso, ¿Sabes cómo me sentí después de escuchar eso?─Nayeon mueve su cabeza de un lado a otro, semi negando.─. Horrible, quiere bajar de peso solo para que esa idiota se fije en ella.
─ No tiene nada de malo, a ella le gusta alguien más, tú no te confesaste, déjala.
─ Si Jisoo estaría dispuesta a salir con Jennie debería hacerlo ya, a mi me encanta como es, no entiendo nada.
─ Yo menos, ¿A Jisoo sí le gusta?
─ Jendeukie es hermosísima, no necesita bajar de peso para darnos cuenta de eso, pero, Jisoo es mala persona, hay algo en ella que no me gusta.
─ Se le llaman celos, estás celosa─la mayor se sentó al lado de Rosé, viéndola directo a los ojos.─. Ten sexo con ella.
─ ¿Por qué?
─ Aprovecha aunque sea un poco su calor, momentos junto a ella, trátala con cariño, trátala sabiamente, trátala suavemente, dale toda toda tu ternura.─la rubia algunas veces odiaba a su familiar, pero no podía negar que sus consejos son buenos.
─ Me estaría aprovechando de ella.
─ Ella igual de tí, es un bien común─saca de su bolso unas pastillas, y se las entrega a la menor.─. Las pastillas anticonceptivas no tienen calorías, es muy raro que la hagan aumentar de peso, pero aún así que hazla comer sano y que beba mucha agua, se las tiene que tomar diario, puede notar el periodo irregular pero... olvídalo, mejor se lo digo a ella, ya largo de aquí, saquen otra cita para una semana, ¡No lo hagan todavía!─le quitó las pastillas a la menor, y las volvió a guardar en su bolso, mirándola con los ojos entrecerrados.
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