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Capitulo XXXII Parte II

                                                                                                                                        "She doesn't care about your words or how you'll save her, where she comes from, there's no saviors, worry 'bout what you got yourself into"- Lilith (Elise)

Edith Tatcher sabía que algo no estaba bien cuando su primer hijo nació. El pequeño Alex nació una tormentosa noche, pero no lloró, no emitió ruido. Los ojos bien abiertos mientras movía sus pequeñas manos, y mientras que su esposo estaba demasiado feliz, Edith sabe que algo no era normal en él.

Dicen que las madres son las primeras en darse cuenta cuando a su hijo le pasa algo, y en este caso, era así.

A medida que Alex crecía, todos hablaban del niño guapo y apuesto que sería al crecer. Con el cabello tan oscuro como lo era el carbón, y con los ojos tan azules como los mas brillantes zafiros, Alex tenía una belleza excepcional según dirían algunos para su joven edad, pero era un niño un tanto peculiar.

Alex nunca lloró, salvo para cuando tenía hambre, pero fuera de eso, no a llorado. Ni cuando Edith y Adam lo dejaron con una niñera, la joven chica hablo maravillas de lo bien portado que era Alex para ser tan pequeño.

-¿Lloró?.

-Oh no, fue un niño bastante bueno, y el mas tranquilo con quien trabaje.

Cuando los años pasaron, ese sentimiento sobre su hijo se hacia mas presente, Alex no lloraba si se separaba de Edith cuando tenía que ir a la guardería, Alex no lloraba si se caía y se lastimaba, Alex no lloró cuando sus padres lo llevaron a ver una película en la cual no les fue advertido que el cachorro moría, y mientras todos los niños lloraban abrazados a sus padres, Alex no.

El niño no jugaba con otros niños, le gustaba mas jugar solo, una vez le fue preguntado porque, y solo se encogió de hombros diciendo que así lo preferían.

Cuando el pequeño tuvo cuatro años, le pregunto a su madre si existía el cielo. Y eso la inquieto bastante.

Edith Tatcher hablo todo eso con su terapeuta.

-Tal vez solo necesita un hermanito con quien jugar, debe querer llamar la atención, es un niño.

Nueve meses después, nació una niña, de cabellos rubios y una nariz pequeña y rosada.

-Mira Alex, es tu hermana Jane-dice Adam mostrándole a Alex a la niña. Pero el niño no estaba interesado, frunció el ceño, hizo una rabieta de enojo y se fue.

El comportamiento de Alex no fue mejorando, solo empeoro. En los veranos, Alex sacaba las alas de las mariposas y las veía caminar sin ellas. Una vez, en el centro comercial, cuando Alex acompañaba a su madre y la pequeña Jane dormía en su cochecito, el niño la empujo, haciendo que el cochecito comenzara a rodar y se acercara a la calle. Nada paso, pues un hombre alcanzo a detener el cochecito.

-Alex, ¡no vuelvas a hacer eso a tu hermana!-dice ella, y Alex lloró. Su rostro se puso rojo mientras lágrimas caían por su rostro. Solo pudo calmarlo cuando le compro una bolsas de dulces.

Cuando Jane creció, Alex descubrió que le gustaba molestarla, le daba pellizcos en sus pequeños brazos para provocar su llanto. Le sacaba sus juguetes para molestarla, y cuando Jane tuvo dos años, le arranco la cabeza a su muñeca favorita, haciendo que la pequeña llorara demasiado.

"Es un niño travieso, se le pasara" decía su terapeuta, pero Edith sabía, que Alex era mucho mas que un niño travieso. No jugaba con otros niños si así no lo quería él, a pegado dulces en el cabello de una compañera sin ser visto, le puso el pie a alguien que se burlaba de él en las escaleras provocando que cayera y se quebrara el brazo. 

Otro incidente fue cuando Alex estaba simplemente aburrido viendo a unos compañeros de sus clases reirse de él por considerarlo raro y de pocas palabras, Alex no le gustaba que hablaran de él de esa forma. Y sin mas, agarro una piedra golpeandose la ceja lo suficientemente fuerte para crear un hilo de sangre, y fue a llorarle a una maestra diciendo que ellos lo habian echo, provocando la expulsion de aquel chico que a Alex no le agradaba. 

Y aunque sus padres trataran con todo el amor a su hijo mayor, aunque lo intentaran comprender enviándolo a terapia y demas, Alex no cambiaba. Y Jane lo veía. Sabía que Alex era cruel. 

Al poco tiempo después, nació Cameron. Y Alex no estaba feliz con ello.

Cuando la niña cumplía cinco años, su tía le prometió regalarle un conejito. A Jane le encantaba la película de Alicia en el país de la maravilla, asi que al ver al bebe conejo con un pelaje blanco y ojos rosados, automáticamente dijo que quería ese.

Jane lo sostenía en sus brazos, mientras acariciaba su pelaje sentada en el jardín de la casa de su tía, los adultos no estaban cerca.

-¿Puedo tenerlo?-pregunta Alex. Jane mira a su hermano, nunca fueron exactamente mejores amigos, Alex la molestaba todo el tiempo, Alex le pellizcaba los brazos y tiraba de su cabello, rompia sus muñecas y la asustaba en las noches tirándole de los pies ocultándose en la oscuridad. 

Alex no tenía ninguna clase de remordimiento por sus actos. La pequeña rubia lo mira sosteniendo al animal mientras que su espalda estaba apoyada en el árbol.

-No-dice la rubia acariciando el conejo. Su hermano frunce el ceño.

-¿Quieres que le diga a mamá?.

Jane sabía que si no le prestaba el animal a su hermano, su madre le diría que lo haga. Así que lo hizo, Alex sostiene al conejo en sus manos viéndolo. 

-Pero si es la cosa más horrible que haya visto, tu no quieres este.-comenta sosteniéndolo frente a su rostro. El animal tenia las orejas echadas hacía atrás moviendo su pequeña nariz. 

-Si lo quiero-replica la rubia.

-No-dice el niño caminando por el jardín, Jane lo sigue.

-Alex, dámelo.

-¿Lo quieres?.

-¡Si!.

-Bien-Alex se encoge de hombros y hace ademan de dárselo, pero lo tira del otro lado, a la calle, Jane grita mientras camina a la salida del jardín para ir a la calle. Cuando un auto mata al conejo, la rubia siente sus ojos llenarse de lágrimas y Alex ríe.

Cuando su tía pregunto que paso con el conejo, Alex dice que lo perdieron, Jane quería desmentirlo, pero su hermano le tiraba muy fuerte del cabello.

Sus padres llegaron a la conclusión de que Jane no podía tener una mascota aun, pero aun así, su tía le regalo un conejo diciendo que ella lo cuidaría pero que la rubia podía venir a visitarlo cuando quisiera.

Alex no era bueno, le gustaba el sufrimiento ajeno, era cruel con los animales, y le fascinaba molestar a Jane.

Pero la rubia también fue creciendo, y aprendía más a defenderse, si su hermano la pellizcaba ella devolvía el pellizco con fuerza. No conseguía nada con eso, más que una patada de parte del niño. Ante los ojos de sus padres, Alex era un niño travieso y problemático, no hacía demasiado caso a lo que le decían. Y cuando Jane más se defendía, Alex comenzó a buscar otra víctima.

Cameron. Era un pequeño niño de cabellos rubios y ojos azules, más de una vez, Cameron salio herido por culpa de Alex. Y el niño no mostraba remordimiento, incluso podía manipular a sus padres y salir libre del castigo.

Era el invierno más frió de todo el año, y Cameron tenía principios de neumonía, porque su ventana estuvo abierta toda la noche. Ventana que Alex abrió mientras nadie veía, pero sus padres estaban más preocupados por el menor y Edith y Adam discutiendo sobre quien debía cerrar la ventana y asegurarse.

Por otro lado, Jane estaba en la casita del árbol, era su lugar a salvo, la habían construido un verano para ellos. Y Jane era la que más tiempo pasaba ahí arriba. Había nieve por toda la ciudad de Londres y las escuelas estaban cerradas por lo mismo.

-Alex-grita la niña atrayendo la mirada de su hermano que estaba armando un muñeco de nieve.-Ven, sube.

-¿Por qué?.

-Quiero jugar contigo.

-Tu nunca quieres jugar conmigo-replica el niño cruzado de brazos.

-Vamos, sube, aquí esta lindo-dice ella. Alex se encoge de hombros mientras sube con cuidado de no resbalarse en el hielo de los escalones, cuando el niño llego arriba, las pequeñas manos de la rubia lo empujaron del pecho.

Pero ella no esperaba que se cayera, solo quería asustarlo. Si lo asustaba lo suficiente, él no querría molestarla a ella o a Cameron nunca mas. Si asustaba a Alex, significaba que entendería que sus actos eran crueles, pero Jane nunca pensó que su hermano se resbalaría con el hielo tras ser empujado, cayéndose hacia atrás.

Su cabeza impactando con las ramas gruesas del árbol y su cuerpo haciendo un ruido sordo al caer en la nieve, donde de repente, una mancha espesa de sangre comienza a teñirse con la blanca nieve.

Un niño castaño de ojos claros observaba todo desde la distancia de su casa, una mujer rubia grito sintiendo el terror absoluto, y una pequeña niña temblaba por miedo. Miedo por sentirse aliviada. La pequeña bajo con cuidado del árbol, acercándose al cuerpo inmóvil de su hermano, sus botas de nieve se mancharon de sangre.

-¿Alex?.-susurra ella.

-¡Jane!-grita su madre apareciendo y la agarra de los brazos moviéndola.-¿Qué es lo que hiciste? ¿¡Que es lo que hiciste!?-le gritaba, suelta a la niña haciendo que caiga sentada en la nieve mientras que su se acerca al cuerpo de Alex.-Mi niño, Alex, arriba...¡Adam llama a la ambulancia!.

El fallecimiento de Alex, como todos sabían, fue que se resbalo con la nieve al subir a la casa del árbol y su cabeza impacto con las ramas, y su cuerpo cayó en la dura nieve. No se hizo mención de que Jane estaba en la casita, ni de que ella lo empujó.

Luego de la muerte de Alex, Jane comenzó a tener pesadillas recurrentes, terrores nocturnos que la acechaban de noche. Y Edith miraba a su hija como si no la reconociera, como si toda la inocencia de esa niña fue vilmente arrebatada.

Una noche, mientras Jane pataleaba y lloraba en brazos de su padre, fue enviada con un psiquiatra especial. Tenían que aparentar ser normales, no tenían que contar a los cuatro vientos que había sucedido. El psiquiatra le dio a Edith un medicamento especial para Jane. Edith se lo ponía en sus bebidas sin que la rubia se diera cuenta, manejaba su memoria para que olvidara los sucesos, movía los hilos invisibles de su mente, para que no se diera cuenta de nada.

Y funciono por largos años, los medicamentos que Edith le dio a Jane sin que ella se diera cuenta, bloquearon sus recuerdos, y la gran mayoría de la niñez. En su cabeza, Alex era una mancha borrosa, ella no recordaba el incidente del conejo, o la caída de la casa del árbol.

(*)

La rubia estaba sentada en el sillón en casa de Aspen, mientras que Archie se masajeaba la cara cuando ella termino de hablarle.

-Debió ser muy duro.

-No quería matarlo Archie, quería asustarlo-dice ella negando.-Quería que dejara de lastimarme a mi, Cameron casi tiene neumonía por su culpa, el no tenía remordimiento por casi matar a nuestro hermano menor, por enfermarlo. Tenía que pararlo y Alex no era un niño tranquilo.

Archie asiente mientras su cabeza parecía procesar todo, asintiendo.

-Eso no es todo-dice Jane.-A mediados de septiembre...me llegaron unas cartas echas a mano, unas raras notas que amenazaban con saber todos los secretos. Y ahora, todo fue dicho Archie...todo.

-¿Aspen sabe?-pregunta yendo a la cocina cuando el agua que había puesto en la pava comenzó a hervir.

-Aspen sabe algo.-responde ella.-Queria hablarle de esto, y ahora no se si puedo repetir la historia dos veces sin vomitar.

-Si...es terrible. –dice él con pesar mientras vierte el agua en la taza tras colocarle los sacos de té en la misma- Y...¿Sabes quien te manda esos mails?.

-Yo no...-Jane se agarra la cabeza hasta que se voltea a verlo-Jamás te dije que eran mails.

Archie la mira.

-Debiste mencionarlo.

-No, dije cartas -dice ella viéndolo fijamente.-¿Cómo sabes que también llegaron mails?.

Archie no contesta, se mantiene a espaldas de ella, mientras que Jane se levanta del sillón para observarlo, los hombros de Archie comienzan a moverse y una ligera risa se esta escapando de sus labios.

-Eres tú, ¿no?, tu me envías esas notas.

-Ay Jane-dice él riendo.-Aspen fue mas rápido que tu-comenta dándose vuelta para verla.

-¿Dónde esta Aspen? ¿Qué le hiciste?.

-Él está bien-dice Archie viéndola.-Vamos Jane, no me mires así, deberías agradecerme.

La chica se veía confundida mientras frunce el ceño.

-¿Agradecerte?, jodiste mi vida.

-Error, mejore tu vida, ¡te abrí los ojos!, te saque de ese estado de negación donde tu cabeza no podía recordar, te mostré como son las personas que te rodean, te traicionan, te engañan.

La chica traga saliva viéndolo.

-¿Ahora eres una especie de santo marcando los pecados de cada uno?, ¿y lo que le hiciste a esas chicas que fue?.

-¿Cómo sabes que fui yo? Tu pudiste hacerlo, Aspen pudo hacerlo. No te hagas la inocente Jane, tienes las manos manchadas de sangre, muy en el fondo, eres como yo, muy en el fondo somos iguales.

-Pero...no lo entiendo, Archie.

-Te contare una pequeña historia-comenta viendola fijamente mientras se acercaba a paso lento bajo la atenta mirada de la rubia.-Hace veintiún años, una chica de Polonia vino a estudiar a Londres, fue a una escuela nocturna y se enamoro de un joven profesor, le prometió la luna ,el sol ,las estrellas, bla bla bla, se acostaron, tiempo después hizo como si nada, el hombre la trato como basura y la tiro a la calle. Pero tuvo un hijo. Lamentablemente, la mujer murió de cáncer.

-No...

-¿Enserio crees que Lana es la primera alumna con la que tu padre le es infiel a tu madre, Jane?.

-Tu no...Archie...

-¿Sorprendida, hermanita?.







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Archie, HOW DARE YOU? :O

Ig: Julxswatt99

Seccion de comentarios, digan, ¿no lo vieron venir?. 

Un beso y hasta el siguiente Miercoles!

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