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Capitulo XXV

Cameron

Cuando su hermano falleció, una corona invisible se poso en la cabeza del rubio. El único varón de la familia Tatcher. Pues su familia era conocida por tener una gran generación de mujeres y pocos varones. El rubio nunca lo admitiría en voz alta, pero a veces creía que sus padres proyectaban en él cosas que su hermano mayor nunca llegó a hacer. Desde joven fue enviado a un colegio católico exclusivamente para chicos, fue obligado a jugar al fútbol aunque odiara jugar aquel deporte, y la lista seguía, con carreras que proyectaban en él, con ser el hijo perfecto.

Con tan solo intentar tantas cosas.

Fue poco tiempo después cuando tuvo quince años que se comenzó a sentir diferente. No sabía porque había cosas que cada vez le llamaban mas la atención. Sentimientos que quería ignorar aunque le fueran difíciles.

Una mañana reunido con sus amigos en el teatro de la escuela, riendo y acomodando la utilería para la obra de teatro todos comenzaron a hablar.

-Odio esto de estar en una escuela para chicos solamente, ¿Qué acaso nunca podremos ver chicas lindas?.-pregunta Gabriel.

-Al menos no vives aquí, no hay nada peor que estar viviendo en este internado.-comenta Fernando rodando sus ojos. Sus padres lo habían mandado ahí por una mejor educación según ellos, pero el chico latino odiaba aquella escuela, al igual que varios.

-¿Se imaginan si la profesora quisiera hacer una obra de teatro como Romeo y Julieta?.-pregunto el mejor amigo de Cameron, Eddie, de salvajes cabellos cafés y ojos color ambar. Los chicos comenzaron a señalarse quien debía hacer el papel de Julieta.

-Cameron sería una perfecta Julieta.

-¿Eh?, ¿Por qué yo?.

-Porque tienes rasgos muy femeninos, ten, pruébate esto-dice Gabriel dándole un vestido.

-Ni de joda me pondré un oloroso vestido.

-Vamos Cam, estamos jugando-comenta Eddie colocándose una bufanda con plumas violetas. Y así todos los chicos comenzaron a jugar, Cameron se coloco aquel vestido, no era la primera vez que decían que su rostro se asemejaban a rasgos femeninos.

Muchos decían que su hermana Jane y él se parecían en los rasgos del rostro, en la nariz pequeña y en los labios. Y tal vez Cameron era muy pequeño, pero aun viendo las fotografías, no encontraba similitud con su hermano Alex salvo los grandes ojos azules.

Los chicos se disfrazaron con la utilería del teatro, se reían de ellos mismos mientras hacían imitaciones, pero Cameron se encontraba viéndose en el espejo. Sus dedos acariciando la suave tela de aquel vestido rosado, le gustaba como se veía en el, ¿eso estaba mal?.

Sus pensamientos se esfuman cuando mira como su amigo Eddie le coloca una peluca castaña encima de su cabeza. Ambos chicos se miran, y Eddie le ofrece una sonrisa mientras extiende su mano, que Cameron acepta por tomar, ambos se acercaban al grupo que intentaban desfilar con tacones.

Se reían, bailaban y Cameron se permitió imaginarse en ese vestido, imaginar que era suyo. Hasta que una de las monjas apareció en el teatro, los cuatro chicos dejaron todo en el suelo, y agarrando sus cosas se fueron corriendo antes de ser atrapados. Se escondieron en la parte de atrás del patio de su escuela, y reían a carcajadas dándose codazos.

Por alguna razón, que no supo distinguir, le gusto usar ese vestido. Iba al teatro a escondidas solamente para usar aquel vestido, se colocaba la peluca, y solo se observaba en el espejo hasta que sus ojos comenzaron a arderle de las lagrimas acumuladas que tenía.

Una de esas tardes, fue descubierto por Eddie, pero ninguno de los dos dijo nada, Cameron se sentía avergonzado, y las mejillas de Eddie estaban rosas por haber visto a su amigo.

-No digas nada a Gabriel y Fernando.-pidió el rubio, Eddie asiente.

-¿Quieres maquillarte?.

-Vete al diablo-dice Cameron, creyendo que Eddie se burlaba de él. El castaño se acerca.

-Enserio pregunto-dice el castaño, de la utilería saca un labial rosa, ambos se miran, Eddie se acerca a Cameron y le coloca un poco del labial rosa en la boca del rubio. Ambos chicos se miran a los ojos por un segundo, la mano del castaño tiembla un poco dejando el labial de lado, Cameron suelta aire de sus pulmones, con el dorso de su mano se limpia el labial y se saca el vestido volviendo a ponerse el uniforme.

Eddie y él hablaban solo para que el grupo no sospechara, pero evitaban los silencios incomodos. En los días que tenían misa, Cameron se quedaba un largo rato mirando la cruz, y era los momentos que Eddie tomaba su mano mientras que ambos se quedaban en silencio aquellos días, observando la cruz, escuchando el sermón.

Luego del colegio, iba al centro comercial, y se perdía por largas horas en el centro comercial, viendo la ropa de mujer, viendo el maquillaje, intentando entender, intentando descifrar como se sentía.

En la parte de cosméticos, agarra un labial rojo y lo coloca en el bolsillo de su pantalón, casi grita cuando siente la mano de alguien en su hombro, asustado se voltea, para observar a Lana, la amiga de Jane. Ambos se miran.

-¿Estas por robarte un labial?.

-No...

-Cameron, puedes seguir mintiéndome, pero puedo acusarte, que llamen a tus padres y que debas enfrentarte a una larga discusión.

-Yo...es para Jane.

-Jane nunca usaría ese color, no le queda, los labios rojos no es lo suyo.-Comenta Lana, y el chico se pone nervioso. Una llamada ingresa en el celular de la chica, los ojos de Cameron se dirige ahí, sintiéndose aliviado al saber que no era Jane. La chica mira el celular cortando la llamada.

-Creo que te necesitan.

-¿Vas a decirme para que quieres el labial?.

-¿Quieres jugar a los secretitos? Mejor hablemos del tuyo.

-¿De que hablas?.

El rubio se relame los labios mientras fruncia el ceño.

-La noche que te quedaste a dormir a casa, te vi yéndote y volver demasiado tarde.

-¿Eso que prueba?.

-Prueba que tienes algo que no quieres que Jane sepa, y puedo descubrirlo muy fácil, ¿acaso quieres ponerme a prueba?.

-Veo que tienes garras-dice Lana cruzándose de brazos.-Pero yo tengo mas ventaja, puedo probarlo mas fácil que tu.

Cameron frunce el ceño, pero llegaron a un acuerdo, un saco por el secreto de Cameron. Eso es lo que valía para que Lana cerrara la boca, un saco bastante caro.

Desde que Lana lo había descubierto, andaba con cuidado, pero él sabía que Lana andaba ocultando algo. Después de todo, ella también estuvo demasiado misteriosa y nerviosa cuando Cameron la descubrió. Le fue entregado el saco y no volvieron a tocar el tema.

Aunque iba con cuidado, le era imposible no ir a aquel lugar. Hasta que un hombre se atravesó en su camino, era alto, y ta delgado como lo es un palo, de piel morena y vestía el uniforme de los empleados.

-Niño, te hemos visto por aquí sin que te llevaras algo, ¿a qué vienes tanto? ¿a ver a las niñas cambiándose?.

-Jamás haría eso, yo solo...-Cameron comenzó a sentirse nervioso.-No se qué hago aquí, disculpe.

El rubio se da vuelta, pero la mano morena del hombre se pone en su hombro, viéndolo más de cerca, debía tener unos veintitantos. Los ojos eran cafés oscuro y tenía largas pestañas.

-¿Cuál es tu nombre, niño?.

-Soy Cameron.

-Cameron, ¿puedes venir a esta dirección?-pregunta dándole un papel.-Puedes verificar en google que no es ninguna red de trata si eso quieres.

Cameron cayó a aquel club a la hora que se le fue dicha, le pidieron su verificación para entrar, pero el hombre moreno lo ayudo diciendo que viene con él. Sin embargo, lucia diferente que aquella tarde, llevaba una peluca rubia con demasiado volumen, un top de brillos y pantalones ajustados rosa con brillos sin contar unas plataformas que le añadían mas altura de lo que ya tenía.

El chico no podía dejar de mirarlo.

-Soy Ben por cierto, aquí puedes llamarme Jucy.-dice caminando.-¿Tu nombre era Cameron, no cielo?.

El rubio vuelve a asentir mientras lo seguía.

-Disculpa, ¿Qué hacemos aquí?.

-Querido, fingí hacerme el tonto cuando te estabas por robar aquel labial que tu amiga te impidió, y de tanto verte en la tienda, creo saber que necesitas.

Jucy, o Ben, abre la puerta mostrando su interior. Donde mas personas estaban maquillándose y preparando sus atuendos, todos con pelucas, plataformas demasiado grandes, maquillaje extravagante. Solo uno de ellos era mujer que les sonreía mientras seguían preparándose.

-¿Qué es esto?.

-Estas viendo a las mejores Drag Queens de todo Londres querido-dice apretando su mejilla.-Oigan, él es mi nuevo amigo Cameron.

-Hola Cameron, ¿te unes a nuestro Show?.

-Tiene un rostro increíble para maquillar.

-¿Qué tan bueno eres bailando con tacones?.

-Oh no, dejemos a nuestro amigo ver el show, siéntate aquí Cameron.

El chico conoció a todos por sus nombres artísticos, y se sorprendió el mismo cuando descubrió que se llevaban de maravilla. Aquel primer día, Cameron solo se dedicó a hablar y ver el show a escondidas. El resto de los días, hacía un nuevo avance.

Ellos no le juzgaban por querer usar vestido, se reían con él de sus bromas, lo ayudaron a maquillarse como ellos. Hasta le dieron un nombre, "baby Blondie", por ser el más joven de todos aquellos.

Le gustaba el show, le gustaba todo lo que veía. Y el único que sabía de eso, era su amigo Eddie.

Ambos hablaban en el recreo mientras comían un sándwich.

-Entonces...¿vas a ser un Drag?-pregunta Eddie comiendo.

-No lo se, Ben dice que puedo ingresar, pero le dije que lo pensaría.

-¿Y le dijiste a tus padres?.

Sus padres eran otro tema, Edith y Adam jamás aceptarían que su hijo fuera aquello, lo mirarían con horror, lo tacharían de ser un fenómeno. Un sentimiento de miedo aparece en el pecho del rubio dejando su sándwich de lado.

Una noche, sentado en su mismo lugar, Jucy sale de su escenario cuando termino su show mientras los demás seguían.

-Te noto raro, Baby Blondie-dice bebiendo agua.-¿Qué sucede?.

-¿Qué dijeron tus padres cuando les comentaste que eras eso?.

-Oh, no entendieron nada-dice riendo.-Mi padre grito "¡Primero saliste gay, ahora saliste esto!". Mi mamá se lo tomo un poco mejor, y mi hermana menor que debe ser un poco mayor que tu me anda pidiendo siempre que la maquille a ella y a sus amigas para salir a bailar.

Cameron se abraza a si mismo.

-Mis padres no lo aceptarían nunca.

-No tienen que enterarse si no quieres-dice viéndolo.-Cameron, esto es algo que hacemos, pero si tu quieres salir en falda a luz de día hazlo, si quieres amar un hombre o una mujer también puedes hacerlo, esas son las cosas que tus padres pueden enterarse si quieres, pero es tu vida, y puedes tomar las riendas de ella.

Cuando su hermana lo descubrió, todo su mundo vino abajo. Aunque Jane se lo tomo mejor de lo que esperaba, creía que le gritaría, que iria a acusarla con sus padres. Pero se sorprendió al ser abrazado y consolado por ella.

Hablo bastante con Jane de aquello, de como se sentía, y su hermana simplemente lo escuchaba acariciándole el cabello. Pero lo dejaron como secreto, solo ellos dos lo sabían. Y con eso era mas que suficiente.

-¿Cómo descubriste aquel club?.-pregunto Cameron viendo a su hermana.

-Eso no importa, ¿seguirás yendo?.

-Eso...eso creo-dice el chico.

-Hazlo si quieres-contesta ella y le sonríe antes de levantarse, Cameron mira a su hermana, ella estaba frente al espejo de su tocador mientras se sacaba la pulsera.

Si, Cameron tuvo un secreto. Pero sabía que no era el único.

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Ig: Julxswatt99

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