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Capitulo XVII

Jane

Cuando era pequeña, a Jane le gustaba colgar de las ramas de los arboles, recuerda hacer equilibrio en una rama, que sus piernas la sostuvieran y quedar boca abajo. Reía demasiado mientras que su mamá le gritaba que se bajara porque podría golpearse.

Un verano, su tío, el hermano menor de su padre, había llegado y le construyo la casa del árbol donde Jane se quedaba pasando la mayoría de las tardes. Sin embargo, grandes lagunas estaban en su cerebro, ella recordaba habérsela pasado lo mas bien en la casita del árbol, pero había algo que la estaba bloqueando en ese momento, algo que le confirmaba que no todo fue tan feliz.

Sin embargo, sus ojos cafés estudiaban la vieja madera de la casita del árbol, las telarañas que colgaban en las esquinas, la cantidad de polvo que había en viejos juegos de mesa y una muñeca con ojos de botón y una sonrisa hecha de hilos.

El olor a humedad y a viejo llegaba a su nariz, estaba sentada en el suelo, en un punto donde la madera no llegaba a crujir. Mientras que afuera caían pequeñas gotas de lluvia.

Escucha a alguien acercarse, y cuando lleva su mirada a la entrada, se encuentra con Aspen. El chico castaño tenía su cabello castaño por la lluvia, al igual que en los hombros. Aspen coloco sus manos en el suelo, y gateo con cuidado hasta su lado. Hacía demasiado tiempo que nadie usaba la vieja casa del árbol, que no se podía decir si era estable para dos adolescentes.

-Oh mira, se ve mi cuarto desde aquí-dice señalando la ventana, Jane le sigue la mirada, donde estaban las cortinas oscuras tapando el cuarto de Aspen.

El chico la observa y ella le sonríe.

-¿Estas bien, Jane?.

-Si...solo...intento traer algunos recuerdos a mi cabeza.-dice ella acomodando su cabello.-Es como si algo me estuviera bloqueando de recordar.

-¿Traumas?.

-¿Es la respuesta de todos los psicólogos?-pregunta y Aspen sonríe con diversión.

-Y siempre tenemos razón-responde. La chica asiente levemente, mientras que Aspen toma su mano, el tacto del chico era frio, pero al tomar sus manos, iban recobrando calor. Jane lo observa y vuelve a acercarse a Aspen.

Los dos se miran unos segundos antes de acercar sus labios y comenzar a besarse, el beso se profundiza mientras que sus manos se van aferrando a alguna parte de su cuerpo. La chica muerde levemente su labio mientras lo acaricia.

El beso es interrumpido cuando escucha a su madre llamarla.

-Creo que debes volver.-dice Aspen.

-¿Crees que nos vio?.

-Con la cara de desprecio que me mira, es un si-dice Aspen y saluda a Edith, la mujer no le devuelve el saludo, solo se queda parada en el patio, con el paraguas de color verde oscuro esperando a que Jane saliera.

La chica suspira dirigiéndose a la salida, cuando siente que la madera en sus pies crujen de manera sospechosa, ambos jóvenes se observan, antes que Jane sienta que la madera se quiebre y suelta un grito aferrándose a la madera que sus manos le permitían, Edith grita el nombre de su hija.

-Aspen, ayuda-dice ella mientras intentaba impulsarse hacia arriba, sus pies se resbalan en las ramas del árbol, no le daban un sostén seguro. Siente sus uñas aferrándose a la madera mientras que su corazón rebotaba en su pecho.

Aspen agarra de sus muñecas, impulsándola hacia arriba, la chica se muerde el labio al sentir las espinas de la madera clavarse en sus rodillas, pero cuando logra estar dentro de la casita del árbol, abraza a Aspen acomodándose en su pecho, mientras que el chico la abraza, ambos respirando de manera agitada.

Edith le tiende a su hija una toalla blanca, donde la chica se seca las gotas de lluvia, estaba en ropa interior en su habitación, mientras que su madre daba vueltas por el cuarto, le da a Jane un pijama de algodón que no usa nunca salvo en los días que los demás se estaban limpiando. La chica suspira vistiéndose bajo la acusadora mirada de su madre.

Una vez con el pijama, su madre agarra el peine y hace que se siente frente a su tocador, la rubia se sienta, mirando su reflejo. Estaba pálida, salvo por las mejillas que se encontraban rosadas, su madre peina su cabello en silencio.

-Te dije que no me gustaba ese chico para ti-dice su madre al cabo de un rato.-No tengo problema con quien andes, pero Aspen no es para ti.

-¿Por qué te preocupa tanto?.

-Las madres siempre saben, Jane.-comenta la mujer, madre e hija se observan un rato en el espejo. Los ojos azules de su madre, fríos como el hielo, le atravesaba el cuello. Un vago recuerdo de su madre podría caer en su memoria, las sonrisas entumecidas, las veces que Jane se ensuciaba con barro y las veces que su madre le gritaba enfurecida. La forma en la que protegía a Alex ante a todo, le creía todo a su hijo mayor. Mientras que Jane y Cameron eran dos pequeños que no recibían tanta atención como el mayor de ellos.

Edith rehuye la mirada volviendo a peinar a su hija demasiado concentrada en su labor, la chica hacía pequeñas muecas al sentir los nudos de su cabello enredándose en los dientes del peine.

-Siempre debes aspirar a la perfección-dice su madre.-La perfección, es lo que nos hace mejor.

-¿Y crees que Aspen me alejara de la perfección?.

-Se lo que es Aspen-dice su madre viendo a su hija, le agarra el mentón haciendo que la mire.-Y se mi cielo, que no es para ti.

-¿Y que es Aspen, entonces?.

-Un chico con una vida difícil, y no lo necesitas-dice besando su frente.-Tan linda y podrías tener a cualquiera Jane. Termina de alistarte y baja a cenar.

*

-¿Qué opinan de este?-pregunta Lana mostrando un vestido de color rojo sangre frente a ellas. Hope ladea su cabeza observando la elección, era un vestido corto, con una hermosa espalda descubierta y tiras que atravesaban la misma.

Las amigas estaban reunidas en una tienda de ropa luego de las clases. Donde Lana buscaba un atuendo intentando convencer de paso a sus amigas de salir una noche.

-Es lindo.-comenta Hope.

-Yo creo que es perfecto-dice Lana.-Jane, ¿Qué opinas?.

La chica mira a Lana saliendo de sus pensamientos y asiente. Lana suelta un suspiro apoyando su mano en su cadera.

-¿Estas pensando en Ashton?.

-Solo...me siento mal que le hayamos dicho que no viniera de esa forma.

-Jane, entendemos que quieres ser buena con Ashton...pero lo que él y Jackson hicieron no es lo de menos-dice Hope viendo a su amiga.-Esta bien si quieres perdonarlo, pero no significa que volveremos a ser sus mejores amigas.

La rubia suspira, y decide cambiar de tema, diciendo que el vestido era lindo. Luego de que Lana se mira en el espejo, decide no comprarlo y siguen paseando por la tienda en busca de mas ropa. Cuando Lana encuentra un vestido rosa chicle, decide ir a probárselo, mientras que las otras dos chicas siguen en busca de ropa.

-¿Algo te preocupa, Jane?-pregunta Hope viendola.-Pareces perdida estos días...

-Solo...mamá con su campaña, es como un nuevo estrés-comenta la rubia negando.-Pero estoy bien, solo me estreso con todo el llamado de atención que hace.

-¿Segura que es eso?, puedes contarme lo que quieras.

Jane mira los ojos oscuros de Hope, recuerda cuando Hope y ella se hicieron amigas. La chica morena era nueva, se había cambiado de escuela por el simple hecho de tener dos mamás. Hicieron juntas un trabajo de literatura, y con el paso de las semanas, su amistad fue creciendo. Sabía que Hope era de confianza, era su mejor amiga, y la idea de decirle toda la verdad cruzó por su cabeza.

Hope la miraba, esperando de manera paciente a que su amiga hablara. Pero Jane solo suspira mientras agarra un top rojo y lo examina.

-Solo...¿te acuerdas que te dije que tal vez...Aspen y yo estemos en algo?.

-Si, lo recuerdo-comenta la morena riendo mientras mira un vestido con muchas lentejuelas negras y se coloca frente al espejo viéndose. Ambas amigas se observan.

-Mi mamá solo piensa en...ya sabes, que no es para mí, que es un chico problemático...como estuvo en el psiquiátrico y eso. Que merezco a alguien que me lleve "a la perfección" como bien dijo.

Hope ladea su cabeza acariciando las lentejuelas del vestido y parece decidida en llevárselo mientras se lo cuelga en su brazo.

-¿Sabes?...siempre tuve dudas de que paso realmente, solo sabemos los rumores que se corren. Y créeme, sé que Londres es una ciudad grande, pero todos parecen conocer el nombre de Aspen Johansson luego de lo que paso.

-¿Y sugieres que le pregunta? "Hey Aspen, a mi mamá no le caes bien porque crees que como estuviste en un manicomio puedes estar mal de la cabeza y apuñalarme mientras duermo, ¿puedes decirme que paso realmente?".

-Bueno, podrías ser más suave-dice Hope rodando sus ojos. Las cortinas del vestidor se abren, donde Lana sale luciendo el vestido color rosa chicle, era corto por encima de las rodillas, ajustado a su silueta, mientras un brazo lo cubría una manga, el otro estaba completamente libre, lucía demasiado bien en ese vestido.

Lana se coloca en el espejo junto a sus dos amigas y observa su silueta con atención, aunque la rubia pensaba que estuvo estudiando su silueta bastante tiempo dentro del vestidor.

-Yo digo que deberías entrar a su casa a ver si encuentras algo cuando no este-dice Lana acomodándose mejor el escote del vestido.-Tal vez los papeles de que estuvo en su manicomio estén ahí, y entonces...lo sabrás.

-¿Sabré que?.

-Si te clavara un cuchillo en la yugular, dah-responde Lana rodando los ojos.-Me gusta este vestido, iré a pagarlo. ¿Ustedes encontraron algo que le guste?.

Hope muestra el vestido negro, mientras que Jane se queda con el top entre sus manos. Lana es la que paga el vestuario de las chicas, y Jane no cuestiona de donde saco una tarjeta de crédito.

Aspen mira con sorpresa cuando al abrir la puerta se encuentra con Jane en la entrada. La chica rubia sonríe y el castaño la invita a ingresar. Caminan hacia la cocina, mientras Aspen hablaba sobre algo de una materia que estaba estudiando, Jane mira la estructura de la casa, los poco retratos y la vaga decoración que la misma tenía.

Cuando llega a la cocina, todo estaba impecable, los muebles eran oscuros y parecían absorber toda la luz de la habitación.

-¿Qué tienes en la bolsa?-pregunta Aspen.

-Oh...solo, algo que me compré...estuve con Lana y Hope-dice ella.-Luego...pensé en venir a verte, lamento interrumpir tu estudio.

-Las células pueden esperar...eso creo-comenta Aspen.-¿Quieres té?.

-Claro-dice ella mientras mira a Aspen calentar el agua. Sus manos recorren el mueble de la cocina, mientras observa los colores oscuros de la cocina. Era imposible compararla con la suya, en su casa su madre evitaba los muebles oscuros, prefería los blancos o en su defecto, los de color crema, mientras que los de Aspen iba de marrones a colores iguales de oscuro.

-Jane-dice el chico acercándose.-¿Qué pasa?, estas distraída.

-Es lo que me dijeron en toda la tarde-dice la chica y se acerca a él besando sus labios.-Lamento que mi madre te haya tratado así...ayer.

-Es notable que no soy de su agrado, pero esta bien, es costumbre-dice acariciándole el cabello rubio, ambos se miran a los ojos antes de volver a besarse, Jane acaricia los hombros del chico, mientras él se inclinaba para quedar a su altura.

Jane acaricia su cabello castaño y sonríe.

-¿Puedo usar tu baño?.

-Claro, puedes ir al de abajo, en el pasillo.

Jane asiente y lo esquiva caminando por el pasillo, pero no se dirige al baño, decide desviarse e ir hacia las escaleras. Con cuidado de no hacer ruido, sube los escalones, el piso de arriba no cambiaba demasiado al lado del piso de abajo, era igual de vacío, con vagas decoraciones, y vagos floreros.

Abre una puerta y al ingresar, se da cuenta que era la vieja oficina de la madre de Aspen, los muebles estaban guardados en una vieja manta con demasiado polvo, la habitación lucía fría, con las paredes de un color celeste, y las cortinas dejando todo oscuro, la chica camina hacia el librero, donde se encontró con las enciclopedias y libros de enfermedades patológicas. Pero no había cuadernos, no estaban los registros de otros pacientes.

Mientras buscaba, las yemas en sus dedos se clavaron en algo filoso, de vidrio y cargado de polvo. Una pequeña gota de sangre aparece en el dedo de la chica mientras ella retira los vidrios rotos, mira con atención el portarretrato que estaba roto, con cuidado saca la fotografía y retira el polvo.

Aspen era demasiado joven en la foto, y no estaba para nada feliz mientras sus pequeñas manos estaban entrelazadas al frente, el cabello castaño estaba demasiado largo y el flequillo le tapaba la mitad de su ojo izquierdo, detrás de él, abrazándolo de manera protectora, con un vestido floreado y el cabello oscuro con rizos suelto, estaba su madre. Y al lado de ellos, estaba su padre, un hombre enorme sin duda, con una panza mediana y de cuerpo robusto, de cabello oscuro, cejas gruesas, y un bigote. De mirada seria y con un brazo rodeaba la cintura de su mujer.

La chica acerca mas la fotografía a su rostro, y observa a dos niños, uno era fácil de reconocerlo, porque su rostro sigue apareciendo en sus sueños. Su hermano Alex se había colado en la foto, espiaba desde la cerca, con los ojos azules clavados en quien sea que sacara la fotografía, y el cabello negro completamente desordenado en su cabeza. La otra persona salía borrosa, solamente veía con claridad un brazo como si quisiera saltar la cerca de la casa de Jane.

La chica se guarda la fotografía en el bolsillo de sus pantalones y sale de la oficina cerrando con cuidado la puerta detrás de ella. Un ruido extraño hace que se ponga alerta, no sabía que era, si eran animales, o mas bien...alguien.

Una puerta extraña de color blanca estaba frente a lo que sería la puerta azul del baño. Jane se dirige a la puerta blanca y pone la mano en el picaporte. Con su mano gira el picaporte con la intención de abrirla, pero suelta un grito cuando otra mano le impide llevar la acción a cabo. Aspen la observa con los ojos grises.

-El baño era abajo-dice Aspen.

-Lo siento...solo...te quedaste sin jabón en ese baño.

-Bien, el baño de arriba es aquel-dice señalando la puerta azul, Jane asiente mientras camina hacia el baño. Al salir, Aspen la esperaba apoyado en la pared, de brazos cruzados. La rubia sentía nervios por si fue vista, por si Aspen sabía que ella había ido con la intención de espiarlo.

-¿Vamos?-pregunta el castaño.-Tu té se está enfriando.

-Aspen-dice la chica y el castaño la mira.-¿Estás enojado?.

-¿Por qué lo estaría?-pregunta, Jane niega. Agarra la mano del chico y entrelaza sus dedos, Aspen suspira y ambos bajan las escaleras dirigiéndose en la cocina.

En la noche, Jane vio por su ventana, como Aspen se iba a las doce de la noche, y se dio cuenta, que regresó a las seis de la mañana cuando se despertaba para prepararse para ir a clases. Pero no era la única que lo estaba espiando. 





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Hasta el próximo Miércoles.

Ig: JulxsWatt99

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