Capitulo I
Diez años después.
Jane.
Cuando baja las escaleras, lo primero que encuentra es un enorme banner con la cara de su madre en el medio del comedor. En la foto se veía el rostro sonriente de Edith Tatcher, con el cabello rubio perfectamente acomodado y una sonrisa enorme, los ojos azules centellando ante la fotografía. La chica ladea la cabeza, la sonrisa completa mostrando todos los dientes parecía ser salido de un catalogo de dentadura perfecta.
Esquiva el banner caminando al comedor, en donde su hermano menor la esperaba sentado en la mesa blanca comiendo su desayuno, la chica se sitúa frente suyo cuando su madre hace acto de presencia.
—Oh Jane, que bueno que despertaste.—dice su madre con una taza de café.—¿Qué opinas del banner?
—Tu cabeza sale...grande—responde como para decir algo, la idea de su campaña no le daba ni un gramo de gracia y no le molestaba en mostrar su descontento, Cameron suelta una pequeña risa terminando los cereales.
—Mi idea es llamar la atención, ningún postulante a primer ministro gana con un rostro serio, quiero que cuando vean, vean una mujer que es amigable...
—Y luego pateas sus traseros, como todo buen político.—dice Cameron levantándose llevando el tazón vacío a la cocina.
—No digas eso de tu madre—responde Adam bajando las escaleras mientras se ajustaba mejor la ropa del trabajo. Jane apostaba que no estaba realmente escuchando la conversación que se estaba teniendo. Pero eso no importaba, la comunicación de la casa era demasiado diferente a comparación de años anteriores. los que no cambiaban demasiado eran Jane y Cameron, los hermanos se mantenían unidos a pesar de todas las cosas que habían sucedido en el hogar.
Cuando termina de desayunar, lleva su bol de cereal a lavar, observa el reloj que colgaba en la pared de la cocina indicando que pronto su amiga pasaría a recogerla.
—Bueno, debo irme, Lana vendrá a buscarme y no quiero hacerla esperar—dice Jane colocándose el bolso, pero sabia que no estaba siendo escuchada, su madre estaba demasiado concentrada con los detalles de campaña para ser primer ministra en Inglaterra, su padre estaba más interesado en completar un crucigrama antes de ir al trabajo.
—¿Pueden alcanzarme?—pregunta Cameron caminando a su lado.—Mitad de camino al menos, odio caminar tanto.
Mientras que Jane iba al instituto Westiminster School, Cameron iba al St. Paul's School, un colegio exclusivamente para chicos. Era bastante prestigioso a nivel académico. Jane asiente levemente, provocando una sonrisa de su hermano que marca su hoyuelo, el chico besa su mejilla antes de salir por la puerta principal.
Se detiene ante el cuadro familiar, antes no eran solamente cuatro, antes podía decirse que eran cinco. La foto es de hace siete años, antes del accidente, cuando su hermano Alex estaba vivo. El chico mayor de cabello revoltoso y negro era sonriente, mientras rodeaba a Jane con un brazo, y Cameron se encontraba abrazado a Edith. Estaba segura que si Alex siguiera vivo, iría al mismo colegio que Cameron, tal vez incluso ya estuviera estudiando algo en alguna universidad.
La bocina de un auto vuelve a sonar, de manera insistente. Jane desvía su vista de la foto mientras se acerca al auto, su amiga la esperaba, en el asiento del conductor, Lana estaba con su uniforme y lentes de sol oscuros, su cabello rubio oscuro caía a los costados.
—¡Vamos guapa!, me pondré mas vieja aquí.
La chica niega mientras sube al asiento del copiloto, Cameron se encontraba atrás, hablando demasiado animado con Hope, la tercera amiga del grupo, de tez morena y cabello negro rizado, los ojos cafés y una linda sonrisa.
—¿Tanto me echas de menos?
—Todas las noches—responde Lana divertida antes de conducir, dejaron a Cameron en su colegio, donde por decisión de la conductora, se quedaron un rato mas en el auto viendo a los chicos mayores ingresar al mismo.
—Yo no podría ir a un colegio de chicas.—dice Lana—Seria sumamente aburrido en un colegio sin chicos atractivos.
—¿Aburrido porque no habría chicos con polla que te digan lo hermosa que eres?—pregunta Hope desde atrás, Lana sonríe mientras mastica su chicle haciendo un globo.
—Seria aburrido, y punto. Imagínense para ellos, no ver a chicas guapas como nosotras todos los días, una completa tortura—habla Lana mientras se mira de reojo en el espejo.—Mas que nada, no verme a mi, por supuesto.
Jane rueda sus ojos con diversión mientras decide subirle música a la radio, una canción de Katy Perry comienza a sonar, y las tres chicas cantan de manera divertida mientras se dirigían al colegio.
Luego de que Lana estacionara su coche en el estacionamiento, las tres amigas se dirigieron a la entrada, donde su amigo Ashton las esperaba apoyado en la pared de ladrillos del instituto.
—¿Por qué se tardaron? Odio llegar solo.—dice Ashton.
—Dejamos al hermanito de Jane en el camino.
—¿Y no me llevaron? ¿¡Me perdí de ver chicos que no huelen a mierda!?
—¿Cómo sabes que no huelen a mierda?—pregunta Jane, Ashton asoma una sonrisa burlona en su rostro.
—Solo...diré que se.
El grupo de amigos se ríe y caminan al interior de la escuela para comenzar con su día escolar, fueron a clases y todo iba sumamente bien aquel día. En el receso, Jane y su amiga Hope estaban en los casilleros, con esta última quejándose sobre algo de sus dos madres, la rubia la escuchaba atentamente hasta que siente unos brazos rodearla por la cintura y un beso posarse en su mejilla. Hope rueda los ojos.
—Hola, amor.—saluda su novio, Jackson. Le deja otro beso en la mejilla antes de soltarla.
—Hola—responde ella.—No te vi en la entrada.
—Oh ya sabes, estaba con los chicos de básquet. Hope.
—Jackson—responde Hope sin demasiado ánimo, ambos no se llevaban bien desde el incidente que hubo en un partido. Jackson era demasiado alto, como un jugador de básquet, de tez tostada y cabello negro, el chico le sonríe a su novia agarrando su mano.
—¿Te molesta si me la robo?
—Adelante, buscare a Ashton y Lana.—dice Hope antes de retirarse.
Jane mira como su amiga se aleja de ellos caminando por los pasillos, antes de voltearse a ver a su novio, el chico se masajea el cuello soltando un pequeño suspiro y mira a su novia.
—Aun no me perdona, ¿eh?
—La pusiste un poco en ridículo aquel día, yo solo te perdono porque no dejas de decirle lo siento, y realmente ya da pena.
—Ah bueno, señorita que anda conmigo por pena.—dice abrazándola por los hombros mientras caminan de lado contrario—-Me dieron los horarios de entrenamiento, y no podre llevarte a tu casa todos los días, pero podemos reunirnos después de clases, también pensé que si quieres puedes quedarte durante las practicas...
Jane escuchaba a su novio hablar mientras apoya su cuerpo en una de las columnas de la pared. Jackson seguía hablando de las prácticas, y sus horarios.
—Claro, no hay problema.—dice ella cortando todo el parloteo de su novio, Jackson mira a los dos lados antes de besar a sus labios.—Que mi papá sea el director, no significa que puedas besarme libremente.
—Lo se, pero es un riesgo—dice guiñando un ojo.—¿Y cómo está la campaña de tu madre para ser primer ministro?
—La verdad, me agota—habla la chica.—Todos los días la escucho hablar con alguien, y hoy baje a desayunar, su cara me recibió con una sonrisa, y hablo del banner, por supuesto. Su cabeza se ve enorme en ese banner.
El timbre de ir a clases volvió a sonar, la pareja se dirigieron a sus salones de clases con las manos entrelazadas. Ambos tomaron asiento en el fondo del salón, donde Ashton los esperaba, el chico le da una sonrisa y comienza una conversación amistosa con Jackson. Mientras los chicos hablaban de algo, Jane se apresura para sacar su libreta, donde encuentra un pequeño papel con una caligrafía bastante desordenada, donde se leía "¿Nunca te pusiste a pensar realmente en sus horarios de entrenamiento?" mira a Jackson, el chico le devuelve la vista al percibirla.
—¿Estas bien?—pregunta su novio, su amigo la mira atento.
—Si, solo...tengo algo de hambre.
—Intenta no comer demasiado, cuando fuimos a la playa en el verano te quejaste de tus kilos.—dice y Jane rueda sus ojos antes de mirar al frente, con la nota de papel con la pregunta en su libreta.
A la salida de clases, Jane iba en el asiento de atrás, ahora Hope estaba sentada en el asiento de copiloto, y Ashton estaba con ellas. Los tres se andaban quejando sobre el profesor de matemática, un hombre de millones de años que se movía demasiado lento y sus clases no era nada interesante.
La rubia tenía su cabeza en la nota, la verdad es que nunca dudaba de los entrenamientos de Jackson, llevaban una relación de un año y medio, el chico entrenaba demasiado en el equipo, pasaba tiempo con sus amigos del equipo cada vez que podía.
—Linda.—la llama Lana, Jane la mira, los ojos de Lana se encontraron con ella en el espejo.—¿En que piensas?
—No es nada.
—Notamos que estas rara, ni siquiera te ríes—dice Hope viéndola.
—Solo...alguien parece querer decirme que Jack me está engañando.
—¿Qué?—responde Ashton, mientras Hope tenía la boca abierta y Lana seguía conduciendo.—¿Por qué? ¿Quién te lo dijo?
—Solo...una nota que dice que no me crea sobre sus horarios de básquet, ¿Por qué otra cosa me advertiría de eso?
—Al lo mejor es alguien jugándote una broma, no creo que te esté engañando, es el primer día de clases sabes como a la gente le gusta molestar para crear drama.—dice Hope viéndola por el espejo.—Te quiere, Jane.
La chica sonríe de lado y se apoya en la ventana del auto.
—Y si te engaña —dice Lana.—Puedes engañarlo con el loquito de tu vecino.
—No esta loco, estudia psicología. Y ni siquiera está aquí.
—Pues yo lo veo—dice Lana estacionando frente a la casa grande de la rubia, en la casa de al lado había un chico. Bastante alto de cabello oscuro, quien tenía una bolsa de basura en la mano que estaba sacando, ella sabía que los ojos del chico eran grises, que era dos años mayor que ella y que tenia una nariz perfilada junto a unos labios mas finos.
La rubia se había bajado del auto y camina a su entrada con los ojos puestos en su vecino. Este se había volteado para volver a ingresar, cuando se percata de que la rubia lo estaba viendo. Las miradas de ambos se concentran unos segundos en el otro, Jane escucho el ruido del motor del auto de Lana alejándose.
—Hola, Aspen—lo saluda, pero este decide no contestarle e ir adentro.
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