1956, ocho años después de haber iniciado el negocio de fabricación de juguetes.

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Las enormes puertas se abrieron, revelando las inmesas instalaciones de lo que se convertirá en la futura fábrica °Ñañembosarái°. El señor Tupã se encontraba empujando un carrito con 19 muñecos, sus 19 prototipos originales, quienes observaban muy asombrados y curiosos su nuevo lugar de trabajo.

—Les gusta, colegas?- preguntó el hombre a los juguetes.

—Esto está sensacional, señor Kalo. Impresionante!

—Me alegro, vamos, les mostraré como funcionará éste lugar- subió la velocidad para llegar pronto a la siguiente puerta, al local donde se harán la fabricación de juguetes en general.

Al entrar vieron asombrados la cantidad de personas y máquinas trabajando, habían unas 15 personas trabajando en distintas columnas que estaban enumeradas del 1 al 19.

—Esos números que ven arriba, son los sectores que diferencian a los distintos tipos de juguetes. El orden es el mismo al orden en que los cree a ustedes, así que ya sabrán cuáles son sus respectivos nuevos hogares.

Volvió a escuchar a los juguetes exclamar ansiosos. Mas noto a su prototipo favorito tener una expresión de duda. No hizo falta preguntarle que sucede, pues él le pregunto inmediatamente su duda.

—Usted dijo que ahora trabajaremos dentro de una... amm...computadora? Cómo exactamente es que haremos eso?- preguntó un jóven Nathaniel de ocho años.

—Justo a eso iremos en cuanto terminemos el recorrido, quiero mostrarles cada rincón de la fábrica, de este gran mundo- su tono de voz se escucho un poco triste en la última frase, y la razón de eso resonó en sus adentros —(Pues me temo, que esta será la primera y última vez que vean la fábrica, y el mundo real)- rápidamente disimuló su expresión triste a una más animada, pues quería que sus muchachos observaran todo lo que quisieran del lugar, antes de llevarlos a la oficina principal, la oficina que nunca volverán a dejar una vez que entren allí.

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El recorrido más el tiempo que les tomo a los juguetes curiosear cada rincón les tomó unas tres horas, los prototipos disfrutaron de ese recorrido, todos están orgullosos de lo lejos que ha llegado su creador en la fabricación de juguetes, ahora tenía su propia fábrica para maximizar su trabajo y llegar a más niños a lo largo del país, o tal vez, también del mundo.

Finalmente llegaron a la oficina principal. Al entrar se encontraron con la familia del señor Tupã; su esposa, Selene, y sus dos hijos; Dalilah de 13 años, y Lucas de 8 años.

—Amor mío, qué hacen aquí?

—Los niños querían despedirse de los muchachos, obvio, no iba a dejar que se fueran sin despedirse de los niños que vieron crecer.

—Despedirse? Señor Kalo, a qué se refiere con eso? No los volveremos a ver?- preguntó el oso polar.

—Claro que sí, sólo que no de la misma forma que antes.

Al notar las miradas confundidas de los juguetes, soltó un suspiro y se acercó a una gran puerta metálica, que parecía una caja fuerte. Ingresó una contraseña y luego un escaner ocular.

En cuanto la puerta se abrió, vieron una enorme habitación completamente equipado con computadoras, palancas, botones y una computadora más grande en el centro que estaba conectada a las demás más pequeñas, eran en total más de 30 computadoras pequeñas, mas solo 19 estaban encendidas; luego debajo de las computadoras estaban conectadas al menos 8 compartimientos metálicos con varios cables, del tamaño perfecto para un juguete de menos de 60 cm.

—Nathaniel, me preguntaste cómo es que trabajarian dentro de una computadora, ahora les explicaré cómo.

Empujó el carrito dentro de la habitación, siendo seguido por su esposa e hijos.

—Cada una de las computadoras pequeñas, están conectadas a su respectivo sector, y todas en general están conectadas a la computadora principal, que está conectada con la fabrica en general. Estos son los avances tecnológicos de los que les había hablado cuando les dije que conseguí una excelente contrato con un gran inversionista multimillonario.

Observó a sus creaciones, quienes parecían estar empezando a entender lo que tendrán que hacer ahora. Soltó un suspiro.

—Cada uno se acercará a su respectivo compartimiento. Los cables que están adentro, los conectaré a sus muñecas, a sus tendones de Aquiles y otra a sus nucas. Luego de conectarlos, y que estén bien instalados como lo indica allí dentro, la ventanilla se cerrará, y la computadora que está arriba, se encargará de ir descargandolos hasta que estén instalados dentro del software de la fábrica, ubicandolos en sus sectores. En las computadoras quedarán descargados sus modelos, sus diseños, talentos, capacidades, etc, etc. Y esos datos irán directamente a las máquinas de individualización que estarán dentro de sus sectores, que se encargaran de darles un diseño correspondiente a los juguetes que ingresen e irán para el producto final- dió una pausa para tomar aire, y poder decir lo siguiente —Una vez estén instalados en sus compartimientos, no volverán a salir al mundo real, se quedarán dentro del software de la fábrica por siempre.

Su expresión facial y tono de voz denotaba tristeza por lo que debía hacer. Más el contrato ya estaba firmado no podía dar marcha atrás ahora. Los prototipos entendieron la situación, aceptaron que eso era lo que debían hacer para que el trabajo que hicieron durante todos esos años por fin dé frutos; se despidieron de los niños y de la esposa de su creador, ellos vieron crecer a esos niños, los extrañarían mucho. En cuanto ellos salieron, el señor Tupã prosiguió con la instalación.

Cargó al prototipo número uno en sus manos y lo llevó a la primera computadora. Mientras conectaba los cables a sus extremidades, el muñeco de madera le hizo una pregunta.

—En serio no volveremos a salir jamás? Tampoco podremos vernos entre nosotros?

—Existe una contraseña de emergencia para liberarlos, pero solo puede ser usada una única vez; entran una vez, salen una vez; al entrar, no deben volver a salir, pero si llegan a salir, no deberán volver a entrar. Y lo de verse, sí que podrán, pueden tranquilamente realizar llamadas entre sí o uno grupal cuando quieran, no voy a hacer que pierdan contacto así como así.

El muñeco de madera asintió con la cabeza mostrando una pequeña sonrisa, en cuanto el señor Tupã terminó de conectarlo, observó con intriga el gran compartimiento que ahora será su eterno hogar. Volteó para ver por última vez a sus compañeros, se despidió de ellos con la mano, y finalmente entró. Una vez cerrada la ventanilla, todo allí adentro se encendió de rojo, fue perdiendo el conocimiento, sintiendo los ojos más pesados, cerrándolos por completo, no sintió nada, fue como quedarse dormido.
Cuando volvió a abrir los ojos, estaba en un inmenso vacío blanco, no había absolutamente nada, comenzó a asustarse, pero una enorme pantalla apareció en el cielo, y por allí pudo ver a su creador, viéndolo con una sonrisa.

—Muy bien mi muchacho! Bienvenido al sector uno, ahora está vacío, pero de apoco irás llenando y abarcando todo lo que se te antoje. Muchachos vengan aquí- se alejó un momento de la pantalla para cercar a los otros juguetes, quiénes veían incrédulos a su amigo dentro de la computadora —Voy a explicarlo una vez, ustedes los aprenderán aquí mientras le explico a él el como hacerlo allí dentro, ok?

Todos asintieron.

—Perfecto. Frederick, presta atención. Necesito que te arrodilles, y extiendas tus brazos hacía el suelo pero sin tocarlo- el juguete hace exactamente eso —Bien, ahora, concentrate fijamente en la idea de cambiar tu entorno.

El muñeco cerró los ojos para hacer eso, y en cuanto su cuerpo se relajó escucho otra voz más robótica hablar.

—[Bienvenido, Frederick. El modo de modificación ha sido activado, por favor, proceda]

Observó asombrado a su alrededor, buscando de dónde proviene la voz, mas no vio nada.

—Ignora la voz, es solo un comando de voz que te avisa que es lo que activaste. Ahora, piensa en si quieres que el suelo sea césped, piedra, madera, lo que quieras.

El muñeco pensó en césped, y el suelo, fue gradualmente llenadose de césped, con una hermoso cielo azul, árboles comenzaron a crecer, y escuchó algunas veces saliendo de esos árboles. Una gran sonrisa apareció en su rostro.

—Perfecto!- ahora se dirigió al resto de prototipos —Es momento de instalarlos a ustedes. Hora de comenzar!

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