Martes
⁰⁴⁸
El vendedor apunto con su arma al sujeto de un aura oscura, aquel hombre no respondió ni una sola vez al vendedor y esto incrementaba su furia.
No espero mucho cuando el vendedor termino por apretar el gatillo disparándole, pensó que le había dado hasta que vio que desde la sombra salió una criatura protegiéndolo sin un esfuerzo.
— ¿Que demonios?.. — El vendedor no pudo ocultar su sorpresa, nunca había visto algo así desde que entró al mundo bajo.
El ser tenía forma de un lobo pero era de humo color negro, realmente olía como si estuviera quemado.
— ¡¿Quién diablos eres?! — Realmente no lograría nada disparándole, solo gastaría balas y entraría en pánico. — ¡Responde!
El hombre fue acercándose lentamente a él, por intuición el vendedor empezó a retroceder, el estaba realmente en un aprieto y a su espalda solo quedaba una pared.
Paró a de caminar de su sombra salió otro ser igual al anterior, podía escuchar claramente sus gruñidos y garras cuando se acercaban.
— ¿Quieres la mercancía? ¡Es toda tuya, solo déjame ir! — La desesperación empezaba a estar en todo su cuerpo, estaba temblando, si no lo dejaba ir sería comido por esas cosas.
— Solo vengo a hacerte sufrir hasta la muerte por aquel quien te rogó que lo dejaras ir, pero solo lo viste con esos ojos asquerosos que tienes, nunca lo dejaste y yo nunca te dejare vivir en paz.
Los lobos saltaron al hombre y sus gritos de ayuda nunca fueron escuchados, sus cuerdas vocales estaban siendo desgarradas por el dolor que sentía.
Pero no lo mataron, no dejarían morir a una persona que hizo mucho daño, tenía que sufrir como aquellos que sufrieron.
El vendedor seguía respirando, cuando abrió los ojos estaba en una celda, podía escuchar la desesperación de los que lo acompañaban, apenas y pudo ver cómo esos seres caminaban por ahí, estando listos para atacar a quien tenga la mínima esperanza de escapar. Ellos nunca los matarían, la misma vida los haría pudrirse en sus heridas, ser comido por aquellas larvas y moscas rodearlos.
El vendedor vómito y lloraba pidiendo perdón en lo bajo, pero el nunca sería perdonado, no después de lo que ha hecho.
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