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La música siempre me llevaba a otro mundo, eso sentía cada vez que me ponía mis audífonos y reproducía la música. Mis dedos siguieron aquella melodía como si yo fuera la que toca la guitarra, o la misma batería, sentía que aceleraba mi corazón en la mejor parte de la canción.

Escucharlo cuando hago lo que me gusta es lo mejor, y la imaginación fue tomando la mano de la música, habían veces que imaginaba a una pareja bailar con mucho cariño, o en un concierto, hasta en una pelea.

Un hombre tomando su arma mientras de fondo se escuchaba el género Phonk, apuntando a unos seres que intentaban atacarlo, el Parkour que hacía era magnífico y aún si era todo parte de mi imaginación hacía palpitar mi corazón con fuerza y una sonrisa se formaba en mi rostro.

El celular sonó mandando una notificación de alerta, mire lo que decía y una cabeza se asomó llamando mi atención.

— ¿Deberías ir a esconderte? — Me miro curiosa.

— Creo que ya he vivido suficiente. — Apagué el celular después de volver a reproducir la música. — ¿Por qué no vas con tu familia? Aún tienes tiempo de ir con ellos.

— ¿Y dejarte solo? No gracias, prefiero estar contigo hasta el final — Sonrió y se recargó en mi.

— Entonces no te arrepientas, ni el último segundo.

— No lo haré. Ahora solo sigue disfrutando de tu música hasta el fin.

Ella se puso sus audífonos y no tardó en encender un cigarro mientras yo le subía el volumen, fue bueno, aún si no terminé de escuchar mi música y ella no terminó su cigarro.

Nuestras manos estuvieron entrelazadas hasta el final.