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–¡Lucy vengo al rato y quiero que de mientras ordenes tu habitación!

Cuando escucho la puerta principal cerrarse significando para ella que su madre se había ido, sabia que tardaría una hora en regresar así que rápidamente fue hacia su habitación para cambiarse de ropa poniéndose unas mallas blancas junto con una falda celeste, una blusa rosa de manga larga de tela delgada que tenia un conejito dibujado en el pecho, unas zapatillas negras y por ultimo se hallaba frente a su espejo haciéndose dos coletas.

Se miraba de diferentes ángulos para luego soltar un suspiro de satisfacción, miro la hora de su reloj digital que se encontraba encima de su cajonera y vio que solo habían pasado 10 minutos en arreglarse. Agarro su pequeña mochila para salir de su habitación he ir directo abajo.

Intento mover la perilla de la puerta para verificar si su madre había olvidado cerrarla y para su suerte se encontraba cerrada. Después de soltar un bufido de fastidio se puso a pensar en una manera para salir y unos segundos después el pequeño foco de su cabeza se encendió.

Fue directo al patio trasero que este era algo pequeño y hay se encontraba otra puerta pero de barrotes, no tenia más opción que saltarla. Lanzo su mochila al otro lado mientras ella se preparaba para trepar.

En parte ella se encontraba nerviosa ya que nunca había hecho esto pero no tenia otra opción quería ir a la casa de su amiga Juvia por su cumpleaños pero sus padres la habían castigado una semana antes y como parte del castigo no la dejaron ir con su querida amiga.

Como tradición entre las dos se acompañaban en el día de sus cumpleaños así que no quería defraudar a Juvia.

Ya una vez estando del otro lado, agarro su mochila para colgarla en su hombros y con paso apresurado empezó a andar. Quería aprovechar el todo el tiempo que su madre se encontraría afuera por lo bueno es que sabia donde vivía y no era tan lejos.

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Estaba a unas 5 casas para llegar, no había corrido pero sentía su corazón acelerado y con un poco de sudor en la frente.

Por fin se encontraba en la casa de Juvia, se aproximo a la puerta para luego dar pequeños golpes en ella.

Después se abrió dejando ver a una pequeña niña de cabellos azules con pelo corto y con un vestido puesto color rosa fuerte. Al ver a su amiga esta la miro sorprendida.

–¡Lucy viniste! pero...¿no estabas castigada? –pregunto confusa.

–Aprovecho esta hora para estar contigo antes de que llegue mi mamá y no me vea en casa, agradece que soy una buena mejor amiga al verme escapado para estar contigo en tu cumpleaños –dijo esta con una sonrisa de victoria– Y...¡Feliz cumpleaños Juvia! –dijo por ultimo para lanzarse hacia ella abrazándola fuertemente.

Antes de que la pobre Juvia muriera asfixiada, esta la separo para después adentrarse las dos a su casa. La pequeña peliazul tenia planeado solo ver películas junto con su otro mejor amigo Gray –suplantando la ausencia de su mejor amiga– y comer sus comidas preferidas que su madre le había conseguido solo por su cumpleaños ya que sabia que Lucy había sido castigada por sus bajas calificaciones de la semana pasada, por suerte de ella pudo pasar de ocho para arriba.

Mientras platicaban unos minutos más tarde había llegado Gray y cabe a mencionar que era el mejor amigo de los dos. Sorprendido un poco al ver a Lucy hay, este se adentro a la casa para después pasar abrazar a Juvia y desearlo un buen cumpleaños.

Rato después decidieron jugar por el tiempo que tenia Lucy a juegos como las escondidas o los juegos de mesa como armar la torre, caras y gestos, serpientes y escaleras, etc.

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Ya había pasado una hora exactamente, los tres pequeños amigos habían perdido la noción del tiempo entre risas, juegos y diversión. A duras penas Lucy ya tenia que irse.

–Chicos enserio me quería hasta la noche pero saben que mi madre ya esta apunto de llegar a la casa pero como quiera me la pase super con ustedes –dijo con una sonrisa la pequeña rubia mientras agarraba su mochila.

–Quisiera que te quedaras Lucy aparte no tuvimos tiempo de partir el pastel –comento Juvia.

–No te preocupes por eso Juvia me guardas mi pedazo y me lo llevas el lunes a la escuela –acercándose a la puerta.

–No te mortifiques Lucy yo te lo guardo en mi estómago –dijo Gray con burla frotándose la barriga.

–Ja...Ja...Ja, que payaso eres Gray hasta me haces llorar –dijo ella sarcástica rodando los ojos.

–Te lo llevare no dejare que Gray se lo coma –soltó una risita Juvia– enserio gracias Lucy por haber venido solo por mi cumpleaños lo apreció mucho –abrazándola.

–No es nada después de todo somos mejores amigas –correspondiendo el abrazó– feliz cumpleaños.

–Mejores amigos –corrigió Gray uniéndose al abrazo.

Soltaron una risita.

–Okey no se me pongan sentimentales nos veremos el lunes ni que me fuera para siempre –hablo Lucy mientras rompía el abrazo grupal.

–Nunca se sabe –comento Gray divertido encogiéndose de hombros.

–Los dejo ya que no quiero estar castigada por más tiempo, y chicos no hagan cosas indebidas ustedes dos ¿he? –dijo Lucy mirándolos con picardía.

Juvia y Gray tenían sus mejillas como tomates, la pequeña rubia solo se empezó a reír por las caras de estos ella sabia que estos dos se gustaban pero no querían admitirlo así a veces daba pequeños empujones.

–Adiós chicos los veo el lunes –dijo rápidamente para abrir la puerta y salir dejándolos a los pequeños mejores amigos.

Juvia salió de su trance y empezó a negar con la cabeza.

–¡Nunca estaría alguien como Gray, Lucy eso seria asqueroso! –chillo sacando la lengua y fingiendo asco.

–¡Y-y yo nu-nunca estaría con una niña rara como Juvia! –dijo Gray desviando la mirada aun sonrojado.

–¿A quién le di dices rara Gray? –pregunto indignada.

Y así fue como estos dos empezaron a pelear, mientras tanto una niña rubia que corría podía como quiera escuchar la discusión que tenían sus mejores amigos y ante esto solo reía.

Ya un rato después de correr empezó s caminar, pues ya le empezaba a faltar el aire aparte ya estaba a unas casas de llegar a la suya y por suerte pudo ver a lo lejos que el carro de su madre no estaba significando que aun no llegaba.

Todo estaba tranquilo para ella. No había nadie más por la zona, el cielo estaba despejado y el clima junto con la luz del sol estaban perfectos.

No sentía ninguna preocupación al oír el chillido de las aves y los ladridos de los perros.

Mientras tarareaba una canción moviendo su cabeza de un lado para otro en eso una camioneta gris frena en seco a un lado de ella y sin que pudiera reaccionar, rápidamente un hombre con gorra sale de esta para taparle la nariz con un pañuelo húmedo y sujetarla.

Lucy entro en pánico, por lógica intentaba zafarse pataleando y lanzando golpes, pero desafortunadamente su diminuta fuerza no fue lo suficiente para librarse y poco a poco iba cerrando los ojos; dejaba de moverse para que así lo ultimo que viera fuera los rayos del sol antes de que aquel desconocido la metiera a la camioneta y después caer inconsciente.