Era martes y Jeno le mintió a su madre porque no quería ir a clases.

Supuestamente estaba muy enfermo, por lo que fingía su tos de vez en cuando para no llamar la atención de sus padres.

Pero claro, a veces sus planes no funcionaban si Mark y Haechan metiches Lee estaban en ellos.

Saltó de la cama apenas escuchó la característica risa amable de Mark al hablar con su madre, intentando convencerla de que tenían una tarea pendiente y debían estudiar con Jeno.

Lamentablemente conocía a su madre y sabía la respuesta incluso antes de que respondiera.

─ ¡Claro que sí!─ escuchó desde su cuarto─ últimamente ha estado muy raro, ¿ustedes saben qué le sucede?

La voz de Mark tembló.

─ Con su permiso, su hijo siempre ha sido raro─ salvó Haechan.

Se golpeó la cara con la almohada y decidió bajar.

Antes de que la señora Lee respondiera a Haechan, notó la presencia de su hijo─ ¡Cariño! Por fin te levantas. Saluda a tus amigos mientras sigo limpiando.

─ Gracias, mamá─ aceptó el beso en la mejilla, sin despegar la mirada del par de idiotas sentados en su sillón.

Apenas la mujer desapareció por la puerta, Jeno saltó.

─ ¿Qué mierda están haciendo aquí?

─ Nada, cariño─ Mark golpeó a Hyuck en la frente antes de hablar.

─ Estábamos preocupados por ti... Y no nos iremos hasta que nos digas qué está pasando.