12.0
Cuando el último timbre sonó, los tres se reunieron a la salida. Haechan le contó a los otros dos que escuchó a los profesores hablando de Jaemin, al parecer simplemente había dejado la escuela.
Esta nueva información los llevó a repasar con más fuerza el plan en sus cabezas, caminando hacia la casa de Jaemin rápidamente.
La casa de los Na se veía apagada, ninguna luz desde adentro y tampoco estaba el auto del señor Na, pero eso no los tranquilizó, de hecho, los puso más tensos.
Debían estar alerta. En cualquier momento podían descubrirlos.
─ Haechan, quédate por aquí y avísanos si hay problemas─ recordó Mark, mirando hacia todos lados una última vez antes de ir con Jeno al patio trasero.
Los Lee avanzaron con miedo hacia los dos grandes árboles que se adueñaron de todo el jardín. Sus ramas cubrían el cielo y sus grandes raíces hicieron tropezar a Jeno.
Todo se veía normal, ¿qué esperaban encontrar realmente? Por un segundo la idea de hallar enterrado a Jaemin lo mareó, pero la eliminó antes de volverse loco.
Cada uno se acercó a un árbol. Palpando la corteza y revisando alrededor del tronco durante cinco minutos. No había nada. Se miraron con frustración, pero entonces, Jeno notó algo extraño sobre la cabeza de Mark. Justo en las ramas sobre él.
─ Espera, mira allí─ susurró, señalando con el dedo.
Mark entrecerró los ojos, siguiendo la dirección en la que Jeno apuntaba. Allí, sobre una de las ramas, se veía un pequeño trozo de papel atado a ella.
El mayor se apuró en saltar y alcanzar la punta de la sucia carta. Gracias a la atadura una parte de ella se desgarró, pero no fue un daño significativo. Por suerte.
─ Lo tengo─ dijo Mark en voz baja mientras Jeno se acercaba y le quitaba la carta de las manos con una disculpa.
"Si estás leyendo esto... vaya, qué cliché.
Si tienes esta carta en tus manos lo más probable es que ya no esté en casa. Si tengo suerte, habré huido antes de todo... si no, ya tendré una semana y poco más de desaparecido.
Papá quiere hacerme algo malo, aún no sé el qué, pero no me quedaré para averiguarlo.
Tengo miedo.
Ojalá estar con mamá y Jisung a mi lado.
Hoy me iré. Escaparé. No tengo donde ir, sin embargo, necesito salir de aquí.
Escribí en una de las cajas de mudanza para donar, por suerte papá nunca fue curioso, sino se hubiese encontrado con la mayoría de mis pertenencias.
Espero poder engañarlo.
Si lees esto lo más probable es que tengas mi diario... perdón por las cosas raras que quizá has leído.
...
No tengo más que decir. Perdón una vez más.
Firma, Na Jaemin."
Antes de siquiera mirarse entre ellos, el sonido de un auto acercándose los puso en alerta. Haechan se apresuró a dar señales con los brazos, sus ojos llenos de pánico.
─ ¡Es el señor Na!─ exclamó en voz baja, haciendo un gesto frenético.
Jeno y Mark corrieron hacia el moreno, juntándose rápidamente y pasando sobre las cercas a la casa del pelinegro. Dieron una última mirada al jardín antes de caer rendidos en el pasto.
─ ¿Y? ¿Encontraron la carta?─ preguntó Haechan. Recibió dos uhm afirmativos─ ¿Qué decía?
Jeno apretó los dientes, sacando el papel de su bolsillo y mostrándoselo a Haechan.
─ Jaemin dice que iba a escapar─ aclaró.─ Ahora sabemos que puede estar por ahí, pero no puede volver si su padre sigue acá.
Mark asintió, decidido.
─ Entonces, hay que exponerlo.
─ ¿Exponer a quién?
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