Un buen compañero.
Tardamos dos días y medio en llegar a Okayama, yo y Asuna tuvimos algunas discusiones sobre la ruta a tomar, cuál era la mejor, se había vuelto a pinchar la llanta salvo que ahora fue la trasera, incluso pensé en comprarle llantas nuevas a Bucéfalo tras el enorme desgaste que había sufrido.
A pesar de que era nueva, ya se notaba su desgaste, quizá ya mi fiel corcel no esté para una odisea de, ni siquiera, la mitad de la aventura que pasa hoy día.
Las discusiones se acallaron cuando finalmente se parchó la otra llanta, lo que nos retrasó no mucho, había una gasolinera cerca.
De cualquier forma, el viaje que se hizo en el puente por Mar fue lo más maravilloso, aunque un poco más tardado al sumarse cerca de dos horas y media de camino si es que tomábamos esa ruta, pero no había razón para escatimar en tiempos.
Le iba diciendo a mi madre que se fuera preparando para una gran sorpresa cuando me llamó, no me faltarían más de quince días, o incluso semana y media para llegar a Tokio. Los únicos retrasos que, en teoría, debía de tener, era por el tamaño de las ciudades que visitaría y, por ello mismo, tardaríamos más en ver.
Yo tenía un conocido en la ciudad al que aprovecharía para visitar ya que tenía algo de tiempo que no sabía de él, y jamás está de más. Por cierto, le dije a Eugeo que encontré al amor de mi vida en el viaje, a él eso le dio mucho gusto, dándome la buena nueva que ya se hacían los pequeños y más primordiales preparativos para su boda con Yuuki.
Era más que claro que sería invitado de honor, y para mí era emocionante el imaginar que mi mejor amigo que hice en el viaje y el amor de mi vida se conocieran.
Únicamente espero que no se vayan a enamorar... pero no creo, Eugeo sólo tiene ojos para Yuuki.
-¿Y qué harás con tu amigo que tienes?
-Primeramente, te presentaré a él como mi prometida. –Sonreí, apenando a Asuna. –Es la verdad, no deberías avergonzarte.
-Lo dices como si nada, ¡bruto! –Me recriminó.
-Pero es sumamente importante para mí. –Sonreí, mostrando los dientes.
Llegamos a la casa de mi camarada, toqué la puerta con la tonada de una canción que ambos conocíamos, así que me pregunto cómo es que reaccionó al escuchar esa tonada tan particular.
Cuando abrió la puerta, vi que abrió los ojos y echó el cuello para atrás, sorprendido.
-¿Kirito?
-¿Pensaste que no vendría a visitarte? –Le sonreí, dándole la mano para después darle un abrazo. Él me dio unas palmadas en la espalda que casi me la rompen.
-Dijiste que tardabas un mes de viaje, ya han sido casi dos meses, creí que te habías ido sin saludar.
-Imposible, Ágil. –Nos sonreímos. Ahí, mi buen amigo de casi dos metros y color mole vio a Asuna. –Te la presento, ella es mi prometida, Asuna Yuuki.
-Ho-hola. –Saludó ella, apenada.
-¡¿Prometida?! ¡¿Hiciste el viaje con tu prometida?!
-Ay, ¿cómo te explico?
Nos sentamos en la mesa a comer con Ágil y su esposa, la que también se alegró mucho de verme, estando muy gustosa de que sí me diera una vuelta para visitarlos, llevándose una grande sorpresa al conocer a Asuna.
Les contamos las cosas como fueron, ellos ya como casados de algunos años, nos podrían aconsejar, y eran mis conocidos después de todo.
Se sorprendieron bastante de la historia, aunque les pareció muy romántica, ya que nos pasó que el enfermo y la doctora se enamoraron, cosas que sólo pasan en los libros, pero nosotros hicimos real.
La segunda fue que Ágil dijo que había sido una decisión irresponsable de ambos aunada más por la desesperación y el calor de la situación, que al primer descontento, nos separaríamos.
-Sí...¿cómo te lo digo?
Las anécdotas del diario del cual también tuve que contarle (y con más pena que gloria), para que supiera qué clase de problemas habíamos tenido y cómo es que lo solucionamos.
Ágil y su esposa se llevaron las manos a los ojos, decepcionados de mí. Era joven y me lo dejaron pasar, para bien o para mal.
-Al menos es amor de verdad, lo que es lindo. Y nada más fuerte que una discusión que cuestiona la fidelidad de la pareja, así que, si superaron esa, no dudo que puedan superar alguna otra más complicada. –Nos dijo la esposa de Ágil. Asuna y yo nos tomamos de la mano.
-¿Y cómo ha ido el negocio?
-Bien, bien. Nada fuera de lo normal, las cosas son buenas por aquí. Me alegra que hayas acabado tus estudios, Kirito.
-¿Cómo se conocieron ustedes dos? –Preguntó Asuna.
-Se conocieron jugando videojuegos. –Sonrió su esposa, más a tono de burla. Asuna soltó un sonoro "awww", algo que a mí como a Ágil nos recordó a buenos días.
Bebimos una copa, aprovechando, ellos dos nos insistieron en que nos quedáramos a dormir para conocer a Asuna, reconocían que era una mujer muy bella, sorprendiéndoles el hecho de que se hubiera enamorado perdidamente de un mugroso como yo.
Ella les contó que trabajaba como enfermera y que igual podía ser médica, algo que les pareció excelente, deseándole la mayor de las suertes.
-¿Recuerdas mi departamento en Tokio, compañero?
-Claro que sí, compañero.
-Podría rentárselos barato, entiendo sus necesidades y, además, no lo uso para nada. Ustedes lo necesitan más que yo y mi mujer.
-¿Por qué se vinieron a vivir aquí?
-Es más tranquilo. –Dijo la esposa de Ágil. –No hay tanta contaminación y el tráfico no es una cosa horrible.
-La ventaja radica en eso.
-Sí. Nos haríamos un favor mutuo, ¿qué dices, compañero?
-Bueno... -Tomé de la mano a Asuna. -¿Qué dices? –Le sonreí, inseguro.
-Suena bien...es una cosa menos de qué preocuparnos y sabemos que nuestro casero es alguien de confianza.
-¿Dónde firmo los papeles? –Sentencié, sacándole una risa a la pareja de esposos.
Nos mostraron el cuarto, era una cama individual, suficiente para que pudiéramos dormir juntos y abrazados, lo que no sonaba nada mal, honestamente.
-Lamento no poder ofrecer más, pero es el único cuarto que sobraba.
-Ah, no se preocupen, es perfecto para nosotros. –Sonrió Asuna.
Asuna se fue a dormir temprano, estaba bastante más cansada que yo, y lo mismo fue con la esposa de Ágil. Nosotros dos nos quedamos a charlar un poco más, bebiendo un poco de whiskey y celebrando el reencontrarnos.
-¿Y cómo está Klein?
-Igual de idiota que siempre. Me prestó una pistola por si las cosas se ponían complicadas, y cuando visite Osaka, creo que la tendré bien en mente. Pero al muy idiota se le disparó.
-¿De verdad? –Ágil soportó una risa, llevándose una mano a los ojos a la vez que le daban espasmos en el pecho. Se notaba que su risa sería muy sonora.
-Ni yo mismo me explicó cómo es que no se ha matado ya.
-Eso es un misterio, claro.
-De cualquier forma le estoy muy agradecido, esa pistola me ha servido para...para espantar animales salvajes.
-Hum, que bueno que te sea útil. Aunque, ¿comprometido? Maldición, creces muy rápido, niño. Sigo creyendo que se tomaron una decisión loca, arriesgada y apresurada. Pero en el amor hay algo que tú sabes cuando no cambiará, y lo sabré por experiencia.
-Nunca he estado enamorado, realmente. Sólo dos chicas han tenido mi corazón, Asuna, y una chica llamada Sinon. Claro que sabes con quién me quedé para siempre.
-Haces bien...lo que no entiendo es por qué querías hacer este viaje.
-Uno imita lo que ve por naturaleza. ¿Crees que fue algo loco?
-Un poco. Pero te ha traído más beneficios que perdidas, así que creo que ha valido la pena, o eso es algo que sólo tú puedes decir.
-Claro que me ha traído muchas cosas. Tantas, que aunque las tenga anotadas en mi diario, jamás podré olvidarlas.
-Buen punto. –Bebimos un poco más.
Cuando términos de platicar (que fue cerca de una hora y media), ambos nos fuimos a dormir, no bebí casi nada, a sabiendas de que olería a licor y sería bastante molesto para Asuna.
Ella dormía tranquilamente, yo sonreí sin abrir la boca, acercándome a su frente para darle un beso.
-Te amo. –Murmuré, empezando a cambiarme para dormir.
-Yo también, Kirito. –Dijo ella, asustándome. Pensé que estaba dormida.
-Vaya susto me diste.
-Perdón. –Soltó una risita, haciéndome un hueco en la cama. –Ven a dormir.
Me acosté a su lado, abrazándola y dándole otro beso. –Mira cómo es que el destino no nos unió por accidente. Ya tenemos casa prácticamente, sólo falta trabajo y todo estará bien.
-Viviremos juntos...suena muy lindo, Kirito. Ya quiero que sea ese momento. –Me abrazó más fuerte, y yo le di un beso en los labios.
-Claro que sí. Pero paciencia, no hay que apresurar nada, ni siquiera la boda. Lo único que sí debíamos apresurar era...era el comprometernos. –Le di otro beso rápido.
-Ok, me lo tomaré con calma. Pero no creas que te escaparás de mi tan fácil, ¿eh?
-Por supuesto que no. –Nos comenzamos a besar, subiendo rápidamente el tono de nuestros besos, yo me puse sobre ella, pero me detuvo.
-Kirito, no. –Dijo, riendo.
-¿Por qué no? –Comencé a besarle el cuello.
-Estamos en casa de tus amigos.
-Ah, rayos. Olvidé eso. –Me regresé a mi lugar, aún abrazando a Asuna. –Supongo que será después.
-Cuando vivamos solos...prácticamente podremos hacer lo que queramos.
-No suena nada mal. –Nos sonreímos, dándonos un último beso antes de dormir definitivamente.
Desayunamos sin prisa, charlando lo que serían las últimas palabras que compartiríamos con mi compañero Ágil y su esposa, a los que quizá no veríamos en un tiempo, quién sabe.
Cuando el Che y Granados se separaron, tardaron ocho años en reencontrarse...lo que, honestamente, no es algo que quiero que me pasé a mí y a Ágil.
Nos despedimos con un regustillo a gloria, sobre todo por la tan buena voluntad de nuestros amigos, quienes nos deseaban el mejor de los recorridos y un matrimonio lleno de felicidad y de prosperidad.
-Recuerden, si pudieron superar la prueba de la "infidelidad" podrán superar todo. –Sonrió la esposa de Ágil.
-Lo tendré bien vigilado de todos modos. –Dijo Asuna, amenazante. Sentí un pellizco en el brazo, por lo que claro que asentí con la cabeza de que estaba de acuerdo.
-Nos vemos, compañero. Suerte en lo que hagas y gracias por acordarte de mí. –Me dijo Ágil.
-Gracias a ti por recibirme de sorpresa, compañero. –Nos abrazamos, él me volvió a destrozar un poquito la espalda con sus palmadas.
Asuna y yo subimos a Bucéfalo, iniciando la marcha con una leve melancolía tras esa alegría, justo como nos pasaba con Scheta e Iskahn. La verdad es que dudo mucho que nos topemos con alguien más en el camino de aquí a Tokio, pero qué mejor si sí.
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Oh, ¿pensaron que no metería al viejo Ágil? Aunque su apareción fue más bien corta, se aprecía uwu aparte los eventos de este capítulo van a afectar mucho el capítulo final, ya verán lo que quiero decir jejeje.
Aunque aparte habrá un "apéndice" que tendrá escrito un capítulo sorpresa (ni tan sorpresa para Nel xd), y otro que será la última carta que le envía Sinon a Kirito, aunque sigo pensando qué poner en ella. Nos vemos la próxima semana.
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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