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Mi destino junto Asuna.

Ya era la hora de partir, nos vestimos tras la noche, un poco adoloridos, eso sí. Respiraba muy nervioso, en una hora mi madre sabría la verdad, y yo ya comenzaba a dudar de mis propias palabras de si es que Asuna sería aceptada por mi familia.

Sin embargo, ella me tomó de la mano, sonriéndome.

-Estás helado.

-Tengo miedo. Nunca antes en el viaje tuve miedo, sólo hasta ahora.

-Yo también tengo miedo, Kirito. –Yo la veía bien tranquila.

-¿De verdad? –Dudé.

-Sí; estoy aterrada, enserio. –Le alcé mis cejas en señal de que no le creía nada. –Pienso en que, de cualquier manera, podremos estar juntos. Y no importa si pasamos mil tormentos, éstos serán insignificantes si nos la pasamos juntos.

-Asuna...qu-quiero pasar mi destino junto a ti, no separarme de tu lado, envejecer juntos y ver pasar la vida mientras vamos tomados de la mano...pero es que tengo miedo.

-Entonces no me amas. –Sentenció.

-¿Eh?

-Te pondré un ejemplo que seguramente entenderás. El Che Guevara amaba la revolución, amaba a su continente, ¿y el temor lo hizo quedarse parado en Cuba? La muerte misma lo acechaba a cada momento, pero su amor a la revolución lo hizo no dar ni un solo paso atrás, estando tranquilo incluso cuando se presentó el sargento Terán a matarlo.

-¿Cómo sabes eso?...

-El amigo de Nobuyuki me lo contó una vez. Si me amas, no temerás a nada, ni a la muerte. Si no me amas...me dejarás ir por culpa de tu miedo, ¡y yo te amo, Kirito! ¡Te amé a pesar del temor de las represalias de mi padre, del miedo a viajar por lo desconocido y de no saber si tomaba una decisión correcta no me impidió venir contigo!...porque te amo profundamente, y sigo manteniendo firme mi idea de que estamos conectados, que embonamos perfectamente.

Miré al suelo, apenado, buscaba las palabras para responder ante las palabras más bellas que hubiera escuchado en mi vida y que definitivamente me marcarán para toda la vida, sin importar los años que pasen.

-Asuna, por favor no me pidas que no tenga miedo. No puedo impedirme tener miedo. Lo que sí puedo impedirme es que mis miedos no me dejen actuar. ¡Lo haré por ti, Asuna, porque también te amo con locura y no tendré miedo a lo que pueda pasar mientras esté a tu lado!

-Eso es lo que quería escuchar. –Ella me tomó emocionadamente de las mejillas, dándome un beso en los labios para luego abrazarme fuertemente.

-Vamos, hay que llegar ya.

Desayunamos y pagamos la cuenta del hotel, que era barato al igual que el desayuno por ser más bien una cosa simple y hogareña, hecho sin mucho detalle en el mismo, aunque sí que sabía bien delicioso.

Teníamos aun, de todo el dinero que teníamos, un aproximado de cincuenta mil yenes, lo que era dinero suficiente para unos dos meses, quizá un poco más para que Asuna estuviera viviendo en la casa sin que tuvieran mis padres que poner de su bolsillo, ergo, quejas y quejas.

Espero en Dios que en esos dos meses Asuna ya pueda encontrar un trabajo y yo igual, si vamos dejando solicitudes de empleo por medio mundo, seguramente podremos tenerlo, y como Asuna tiene unos años de experiencia en enfermería, no hay problema, o eso quiero pensar.

Por lo demás, ambos montamos en Bucéfalo, el que se dará un largo y merecido descanso en mi cochera tras ser mi fiel compañero de aventuras por todo el país, lo que poco no es.

Así que sin más dilación, encendí el motor, Asuna se agarró fuerte de mí y yo me coloqué el casco.

-¡Dale candela, Bucéfalo! –Iríamos lo más pronto posible.

Veíamos las carreteras y los caminos como algo raro, a pesar de ser nuestra vista habitual de literalmente todos los días, pero ya cambiaría para ser a únicamente edificios y poco más que gente ir de aquí para allá.

Suerte de nosotros que, por ser temprano, todo quedaba despejado y no había mayor problema a la hora de tomar rumbo, llegando prontamente a los lugares que reconocía ya como las afueras de Tokio.

Mi madre me marcó preguntándome si es que venía ya de camino, y le dije que sí, y que preferentemente tuviera una silla ya que es posible que se desmayara al verme llegar, pero que no había sufrido ningún daño ni mucho menos mi aspecto físico se había cambiado.

Ahí volví a temer, pero viendo la sonrisa y ojos de Asuna, me templé como pude, emprendiendo nuevamente paso a Tokio, por los rumbos que conocía perfectamente.

Llegué a la escuela donde estudié, luego a la cancha donde solía correr y cada vez me iba acercando más y más al destino final, hasta que casi me encontraba la intersección dónde daría vuelta para llegar a mi casa. Ahí me detuve.

-Asuna...sin resolución del destino...nunca me apartaré de ti, y siempre te buscaré hasta encontrarte.

-Así como yo cuento contigo, tú cuenta conmigo, Kirito.

Vi a Bucéfalo, sus llantas estaban desgastadas, chorreaba aceite y su motor sonaba como una patada en los tímpanos al encenderla y al manejarla. Arranqué de nuevo a Bucéfalo ya con algunas dificultades, pero ya era el último esfuerzo que mi fiel compañero haría.

Así, di la vuelta en esa esquina, avanzando unos segundos hasta que pude ver a lo lejos mi casa, y luego vi a mi familia que se alegraron enormemente al verme...para luego llevarse un gesto de sorpresa.

Asuna tenía puesto mi casco que era bien protegido y yo uno simple, que fue para lo que alcanzaba en ese momento, por lo que no se dieron muy buena cuenta de quién era por una chamarra que ella tenía puesta.

Al detener la moto, sonreí como pude, nerviosísimo y apenado, quitándome el casco a la vez que Asuna también lo hacía.

-Kirito, ¿qué...?

-Hola...mamá, papá, Sugu...ella es Asuna, mi prometida.

-Ho-hola...encantada de conocerlos.

Qué bueno que mi madre me hizo caso ya que sí trajo una silla como se lo pedí, de inmediato se sentó en ella, vi como si se le escapara el aire, mi padre la ayudó y Suguha quedó blanca como una muerta.

-¡¿T-tú qué?! –Exclamó mi padre, entre sorprendido y molesto.

-Entremos a casa, ¿ya desayunaron? Debo contarles todo lo que pasó. –Dije, nervioso, ayudando a Asuna a bajarse de la moto, ella inmediatamente ayudó a mi madre, ganándose una mirada fulminante de mi padre, pero que ella aguantó firmemente.

Pasada la impresión general, mi padre quería casi matarme a la vez que mi madre seguía estando mala, Suguha atendía como podía a Asuna, tratando de empatizar con ella, lo que incluso logró rápidamente. Ella tiene un "sexto sentido" cuando de personas se trata, y me confesaría después que ella vio la más pura de las purezas (aunque suene raro), en Asuna, por lo que ella la defendió bastante cuando, en un primer momento, mi padre quería corrernos a los dos por haber hecho una estupidez de esa envergadura.

En cierta parte lo entendía, pero actuó bastante peor de lo que creí.

Mi madre se recuperó al poco, a la hora y leve más tras mi llegada, que pareció ser bastante largo por la pujante atmosfera que se tenía.

Suguha le dijo de todo para que permitiera que Asuna y yo nos explicáramos. Nos sentamos a beber té, mi padre seguía enojado y parecía que quería seguir gritándome.

-¿Les importaría decirme por qué hicieron algo así a sabiendas de lo que significaba? –Pidió mi madre.

-¡Seguramente no saben ni que significaba! –Exclamó mi padre, Suguha lo tranquilizó.

Les conté todo lo que vivimos juntos, teniendo que contar la verdad de mi cólera, algo que preocupó mucho a mi madre, tranquilizándose al saber que siempre estuve en buenas manos.

-Fue amor a primera vista, no podía dejarla con ellos, era una esclava con su familia, quería darle libertad, y su primer acto de libertad fue decidir venir conmigo a pesar de los riesgos, ¡claro que lo meditamos y lo temimos!...pero preferimos arriesgarnos.

-Y no me pienso quedar toda la vida en su casa, sé que eso sería invadir su espacio familiar. Por eso...Kirito y yo nos iremos a vivir juntos en cuanto ambos tengamos trabajo, un amigo suyo, Ágil, nos ayudará con eso. Y cuando vivamos juntos, nos casaremos, si su preocupación es de que estoy usando a su hijo, por favor no la tengan...mi amor por él es sincero, y quizá sea lo único que he hecho en toda mi vida de forma consciente y con convicción.

Mis padres se miraron, mi papá se notaba indeciso, simplemente se talló los ojos y negó con la cabeza no saber nada. Mi madre tomó la mano de Asuna.

-Necesitarás ganar nuestra confianza primero. Después, y si es posible...quiero una nieta.

-¡Mamá! –Exclamé, apenado.

-¿Tú que prefieres, Suguha? ¿Sobrino o sobrina?

-¡¿Mamá, qué preguntas haces?!

Ella reía y Asuna igual, aunque de manera un poco incomoda a la vez que se daba algo de aire.

Vivimos usando el dinero que sobró y compartiendo cama, no poniéndonos muy románticos ya que Suguha dormía al lado...y no quiero traumarla haciéndole saber que hago el amor con mi prometida al lado de su cuarto, incluso para mí eso ya es muy cruel.

A los dos días, Asuna fue a buscar trabajo en varios hospitales y clínicas, habiendo recorrido 10 en una semana, esperando resultados.

Por otro lado, yo buscaba con mis contactos para ver si me daban algún pequeño trabajo y a Asuna igual, aprovechando, por supuesto. Claro que a Kikuoka le sorprendió en grande el pensar que tenía prometida.

-Debo prestarte mi diario para que sepas qué tanto hice. Quizá quieras saltarte algunas partes.

-¿Por cuantas faldas pasaste, Kirito?

-No por muchas. Pero todas se quedarán en mis recuerdos de forma definitiva.

Sinon me mandó una carta diciéndome que había encontrado novio, pidiéndome perdón por olvidarme tan pronto. Nos olvidamos al mismo tiempo uno del otro, así que reí levemente, respondiendo casi de inmediato que me alegraba profundamente por ella, pidiéndole desde el fondo de mi corazón que sea feliz.

Y sí, yo deseo que ella sea feliz desde lo más hondo de mi corazón.

Le comenté a Eugeo que ya había concluido mi empresa y que mi familia recibió a mí prometida con un poco de recelo, pero lo hizo. Se alegró bastante, y me pidió que, antes de que se casara, recorriéramos todo Hokkaido en motocicleta. Me la dudé, pero él fue la mejor amistad que hice en esos más de dos meses y medio que viaje en motocicleta, así que ni cómo negarme.

A la semana, Asuna fue aceptada en un hospital, por lo que nos alegramos muchísimo. Poco a poco se iba construyendo nuestro sueño, y pronto nos iríamos de mi casa para ir a la que sería nuestra morada, de forma exclusiva para los dos.

También, a los pocos días, Kikuoka me encontró un trabajo...de su perra. Únicamente acepté porque la paga era buena y el trabajo no muy pesado. Pero ser la perra de Kikuoka me fastidia en todos los sentidos.

Lo que hago por amor.

Ya con el dinero y las cosas arregladas con Ágil, emprendimos marcha nuevamente en Bucéfalo para ir los dos al departamento que nos rentaba Ágil. Sería una casa principal, ahorraríamos para algo mejor y bastante más lindo. Por ahora, eso se acomodaba a nuestras necesidades.

-Ya sólo falta la boda. –Me dijo mi madre cuando ya teníamos la última maleta en Bucéfalo.

-Deme un año de preparativos y ya tendremos eso cubierto, suegrita. Ya viviremos juntos, y claro que debemos casarnos. –Asuna me tomó de la mano, recargándose en mi hombro.

-Tenía una buena impresión de Asuna, ¿ya ves mamá?

-Sí, Sugu. Se llevó a tu hermano. No lo regreses, por favor, ni si quiera se te pase por la mente, Asuna.

-Mamá... -Me le quedé viendo feo.

-Ay, Kazuto. Claro que me duele que te vayas, pero ya estás comprometido, no hay tiempo para que te quedes. Sean felices, ¡y denme un nieto ya, por favor!

-¡Mamá! –Dijimos Asuna y yo.

-No sean tímidos. –Rió.

La vista desde nuestro departamento era linda, de un quinto piso nada malo, y se disfrutaba mucho, a decir verdad. De ahí en fuera, llamé a Eugeo por casi tres horas, donde platicamos todo lo ocurrido en esos meses, recordándome que enviara pronto la invitación a la boda y al paseo por Hokkaido. No sé si bucéfalo aguante un viaje así a pesar de que no recorreremos ni la mitad de lo que hice en este viaje que me cambió tanto la vida.

Eso me emocionaba, pero ahora Asuna era mi prioridad. Llegábamos del trabajo con veinte minutos de diferencia, tiempo que usábamos para preparar la mesa quien llegara primero. Ese día yo fui, preparando todo para cenar.

Asuna entró cayendo a un sillón, pareciendo más muerta que viva.

-Estoy al borde del colapso. –Dijo, sumamente cansada.

-Colapsarás cuando acabes de cenar, Asuna. Ahora ven, que ya está servido.

-Déjame cambiarme.

Todo iba viento en popa, Asuna llegó diez minutos después, yo le di un beso en los labios acompañado de un abrazo tan grande como no se lo había dado en meses.

-Ya van cuatro meses desde que acabamos el viaje.

-Y nos acoplamos bien. –Sonrió.

-Claro. Cocinas muy rico, lo bueno es que sólo tenía que calentar todo para hoy.

-Eres un glotón, Kirito. Debes aprender a cocinar tú también, así me ayudarás los días que más cansada llegue, como hoy.

-Enséñame cada fin de semana una receta nueva y trataré de no quemarla mucho.

-De acuerdo. –Suspiró, cansada. –Te amo, cariño.

-Y yo a ti. –Sonreí, llevándome el tenedor a la boca.

No sabemos cuándo llegarán los hijos, ni cuándo comenzaremos los preparativos de la boda y mucho menos cuándo nos tendremos que separar para que haga el viaje con Eugeo. Pero todo eso me tiene sin apenas pendiente.

Lo único que sé a ciencia cierta ya que lo tengo presente es que ahora comparto mi destino junto Asuna, pues es ahora mismo que nos amamos como si estuviéramos recién casados y nos hemos hecho muchísimo más que inseparables el uno del otro.

Y esos han sido los apuntes de todo mi viaje por el país: diarios de una motocicleta.

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La historia aún no acaba, ¿Por qué? Pues faltan los apéndices que serán unos 3, creo. No tienen fecha determinada de subida, pero espero mantener la línea de publicarlos los lunes, como ya me recupere de covid (espero :V), ya tengo ánimos y facilidad de escribir sin problemas. Quizá uno de estos apéndices sea un capítulo KiritoxEydis...es extraño, lo sé...pero weeee Eydis tiene una Unión Sovíetica! Es algo que en fanservice no se puede desaprovechar!

Espero les haya gustado la historia en sí, es una historia linda, quizá la relea y si me termina de convencer la moveré a Obras selectas que es donde coloco las mejores historias de mi autoría en una lista de lectura, pueden revisar algunas que no hayan leído, la calidad está garantizada y, aunque el fic no es muy elaborado y la mitad no tiene sentido, hay partes que la hacen una historia, sin lugar a dudas, muy romántica y linda.

Nos vemos en, espero, una semana con el apéndice que tratará de qué pasó después del final de la historia y la boda de Yuuki y Eugeo ya que Nel me lo pidió.

Siempre tuyo:

-Arturo Reyes.

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