
Hospitalizado.
Con tan mala suerte que, a los dos días de mi partida, me encontraba con una sed endemoniada, de verdad era una sed que me mataba, por lo que me detuve en un lago que vi, teniendo la que pensé era una buena idea.
Llené mi cantimplora y la bebí casi toda, llenándola de nuevo. Eso me calmó la sed, pero de veces me detenía algunas ocasionalmente para beber un poco y rehidratarme.
Eso no suena tan mal, ¿verdad? Suena muy bien, incluso se pensaría que tuve suerte...pero no.
El lago estaba contaminado (o al menos esa única parte del lago), con cólera. En efecto, a los dos días empecé a presentar los síntomas del cólera.
No puedo ni explicar lo incomodo que era tener diarrea en motocicleta, sobre todo cuando pasaba en algún lugar donde no me podía detener. En esas ocasiones, bajaba mucho la velocidad y me iba corriendo al bosque o lugar donde los autos no me vieran y hacía lo que el cólera me demandaba hacer.
Me empecé a sentir dolor en el abdomen, cansancio, mareos, lo que me impedía ir en la moto, aparte vomitaba de vez en cuando.
Cuando vomite por tercera vez en un mismo día, supe que las cosas no estaban bien, ya que perdía tanta agua que ni siquiera sudaba.
Kanazawa fue mi lugar de asilo en aquel lugar. Buscaba como loco un jodido hospital en el mapa de mi celular. Iba jalando la moto ya que, en calles tan estrechas, un mareo más o menos fuerte me daría contra el suelo, y eso contra algunas personas, saliendo lastimadas, lo que, evidentemente, no deseo.
Creo que me veía demacrado, la gente se apartaba un poco de mi ante el semblante pálido (o amarillo, ni idea), que tendría yo en ese instante.
Un mareo me terminó de rematar, estaba a una cuadra del hospital, no soportando más hasta caer al suelo. Una chica gritó, eso lo escuché antes de desmayarme, y sentí unos brazos que me tomaban de los hombros, aparte de que pedía auxilio.
Desperté en una camilla de lo que parecía ser una clínica, eran tres camas separadas por una cortina. No tenía ni la más remota idea de dónde estaba, si en un hospital, si en un consultorio, nada.
Me sentía levemente mejor, pero aun no con apetito de nada, a pesar de que un olor muy rico provenía de cerca.
Escuché unos tacones, por lo que me sorprendí un poco. La puerta se abrió, dejando ver una figura femenina.
Supongo que han de recordar de mis explicaciones de cuando veo a una chica muy atractiva, ¿verdad? Nada de eso se compara con lo que vi esa vez. Ahora sí, y aunque ni yo mismo me lo creí, quedé flechado de forma irremediable y absurda ante lo que tenía frente a mis ojos.
Vestía ella casi toda de blanco, llevaba una bata de enfermera y el cabello lo tenía hermosamente suelto. Melena naranja, ojos miel con un toque levemente obscuro. Una sonrisa amplia y de nariz chata de un tamaño medio. En sus mejillas había un leve sonroso natural, y cuando la chica que tenía frente a mi sonrió, se le marcaron dos agujeros pequeños en las mejillas.
Por amor a Dios, de verdad había quedado absolutamente enamorado, creí que el corazón se me saldría del pecho.
-Despertaste, me alegra.
Su voz era más que divina, podría decirse que una especie de diosa primigenia la tendría. Esa mujer tiene la seducción de infierno en sus cabellos anaranjados, sus ojos ámbares inspiraban tranquilidad y amor a mi alma. Su larga melena, que no me cansaré nunca de describir, era como el fuego que se había iniciado en mi corazón al verla. Madre santa, la he convertido en poema, y eso es rebajarla a lo intramundano, algo que no puede ser permisible.
Y es que sus labios, ¡sus labios, Dios Padre! Son de un color rosa delicado, le queda a la perfección, no necesita pintarlos para que me den ganas de robarlos como un tesoro. Creo que perdí la cabeza en el instante en que nuestros gemelos se toparon, eso es definitivo.
-¿Quedaste sordo? –Su leve risa, fue algo que...que uff.
-N-no, para nada.
-Te tomaré la temperatura y los latidos del corazón. Parecías más muerto que vivo cuando te encontré en la calle.
-¿Tú me recogiste?
-No exactamente. Te desmayaste frente a mí y pedí ayuda para traerte a la clínica, te veías terrible.
-¿Cu-cuál es tu nombre? –No pude evitarlo, tenía que saber el nombre de la diosa que me había topado.
-Soy yo la que hace aquí las preguntas. –Rió una vez más ella. Mi corazón explotó un poquito por tanto amor. –Soy Asuna Yuuki, un gusto conocerte, Kazuto.
-¿Qu-quién te dijo mi nombre?
-Tu identificación. –Asuna se puso un mechón de cabello detrás de la oreja, algo que me maravilló de una forma que me vibraba el pecho. –Tenías un caso de cólera, tu recuperación es buena, aunque deberás estar aquí tres días...tal vez una semana.
-Ouch...
-No te preocupes. La clínica no es muy cara, espero que tengas para pagar el tratamiento.
-Sí, tendré el dinero. –Bueno, ahí iba al caño un buen dinero que no me había gastado. Con que pudiera tener para acabar mi viaje, ya fuera en lo justo de dinero, me daría por bien servido.
Asuna revisaba unas cosas en una libreta, haciendo unos leves apuntes. Yo la miraba estúpidamente, y ella me miraba de vez en cuando, sonriéndome tiernamente, mostrando sus dientes.
Eso me hizo regresar una sonrisa igual bastante grande, aunque penosa.
-Te ves mejor ahora que no estás tan enfermo. Pensé que tu vida corría peligro, pero no, era un desmayo nada más.
-No suena tan mal... -Vi su mano, la que tenía recargada en la camilla donde yo dormía. Era blanca y no muy delgada, se notaba tersa y suave al más pequeño tacto. Si Sinon tenía labios de algodón, esta chica, Asuna, tenía las manos con la misma suavidad.
-Puedes acompañarnos a cenar, tu dieta debe ser especial por ser un caso de cólera medianamente grave. Se puede decir que seré quien te atienda estos días, ahora recuéstate, por favor.
Hice lo pedido por Asuna, quien me tomó las mejillas, la frente, causando que mi corazón se acelerara.
Metió su mano en mi playera, lo que me hizo abrir los ojos como platos. Cuando ella notó eso, dio una risita, continuando con mi pecho. Sé que eso es normal en las visitas al médico...pero ahora era diferente en todos los sentidos.
Al usar el estetoscopio, se dio cuenta que mis latidos eran rápidos, tomando lectura en el pecho y espalda. Donde más se aceleraron fue cuando la tuve cerca de mí y podía oler su perfume a lavanda, el que aspire con exceso y con gusto, era un aroma mágico y único, ya que se mezclaba con su olor natural.
-Haré la prueba después, algo no anda bien con el estetoscopio. –La chica apartó la mirada, apenada. Yo no podía dejar de verla con asombro y amor, así como ella tenía, miradas, si bien no indiferentes, era algo complejo de descifrar.
Quisiera saber que piensa.
Ambos salimos del cuarto de camillas, era una casa grande y linda, con piso de madera y con bastante luz, algo que calentaba un poco el ambiente. Escuchaba tres hombres hablando de forma animada, incluso con alguna risa.
Era un joven, de quizá unos 30 años que usaba lentes y se peinaba para atrás, con la cara bastante pálida y cara de (sentimientos posteriores aparte), idiota.
El otro que estaba en la mesa, era un hombre de también lentes, quizá tendría unos 50 años, más o menos, y algunas canas se asomaban en su cabello.
Para acabar, el último de ellos se notaba de unos también 30 y tenía una bata de médico puesta, con los cabellos del mismo color y tipo que el hombre de 50, seguramente era su hijo, eso pensé.
-Nobuyuki, el paciente despertó. –Dijo Asuna.
-Ah, muchacho, que susto nos diste a todo el mundo. Ella llegó histérica acompañada de un hombre que te traía en brazos, no sabíamos qué tenías hasta que nos percatamos que tenías los síntomas del cólera, y hace poco hubo un pequeño brote aquí.
-Sí, parece que el lago se contaminó.
-Malamente. Siéntate, come con nosotros.
Los otros dos hombres eran el hermano y padre de Asuna, quienes ayudaban en la clínica, aunque no tenía ni idea de quién era el tal Nobuyuki, supuse que algún trabajador o pariente, ya que no se parecía mucho a ellos dos.
En sí, mi cena era un agasajo, ya que se trataba de carne y verduras bien cocidas, lo que me fue especialmente grato al no tener apetito tras casi dos días.
-Vimos que ibas en una moto cargada de cosas, ¿viajas? –Me preguntó el hermano de Asuna.
-Sí. Viajo por todo el país desde hace casi dos meses.
-¿Haces investigación o por recreación?
-Recreación. –Dije, un poco apenado.
-¿De dónde salió tan curiosa idea? –Me preguntó Nobuyuki.
-Leí un libro de Ernesto "Che" Guevara. Notas de viaje, más precisamente.
-¡Ah! ¡El famoso Che Guevara! –Dijo Nobuyuki, con una sonrisa. –Recuerdo que tenía un amigo en la Facultad que era Guevarista hasta la medula. Lo que más anhelaba era poder implementar un sistema de salud como el cubano en el país, incluso hizo su maestría en Cuba, visitó Santa Clara y apuesto a que lloró al estar en el Mausoleo del Che.
-Ah, lo recuerdo bien. –Intervino su padre. –Siempre hablaba del Che Guevara, que si la revolución esto, que si la guerrilla aquello. Quería un Japón donde nadie se quedara sin atención médica gratuita, y es comprensible, su madre murió por un caso de pulmonía curable, pero no tenía dinero para tratarla.
-Lo malo es que, si la salud se hace gratuita, me quedaría sin trabajo. –Rió Nobuyuki. –Es noble pensarlo, pero no es económicamente viable.
Ahí fue cuando me quedé de "¿Qué le pasa a este pendejo?". Creo que nadie tiene el derecho de negar el acceso a la salud a las personas enfermas del mundo, y quien lo haga, no puede llamarse "humano".
Desde ahí empezaron los primeros roces con Nobuyuki, ya que mientras miles mueren por enfermedades curables, él sigue deseando mantener la propiedad privada en el sector salud.
-¿Qué opinas tú, Asuna?
-¿Yo?... –Ella vio a su padre y a Nobuyuki, quienes le hicieron un gesto como de negación, aunque disimulado. –Yo no sé de esas cosas.
Eso me pareció más extraño aún, aunque ni idea de qué pasaba en realidad.
Estaba reunido en familia, en medio del debate de la propiedad privada y de un amor por Asuna que acababa de nacer.
Noté que Nobuyuki era bastante cariñoso con ella, lo que me puso nervioso, pero no tanto al notar que Asuna poco o nada respondía esos gestos, además de que no le brillaban los ojos como sí pasaba con Yuuki cuando miraba a Eugeo.
Disfruté de la comida y conté algunas experiencias para amenizar la cena, que se tornaba levemente incomoda. Cuando Nobuyuki acabó de cenar, se levantó de inmediato, alegando que tenía muchas cosas que hacer.
-Nos vemos, amor. –Le dio un beso en la frente a Asuna...eso me partió un poquito el alma. Bueno, no un poquito, es como si me hubiera tomado el corazón y apretado con mucha fuerza.
-Hasta mañana, Nobuyuki. –Dijo Asuna, con indiferencia, pero con un tono de cariño que noté forzado.
-¿Cómo los ves? ¿Hacen linda pareja, no? –Preguntó su padre.
Me quedé unos segundos sin decir nada, sorprendido, vi a Asuna y ella desvió la mirada, mirando hacía la puerta de la cocina.
-Yo no sé de esas cosas...
Parecía ser que Asuna ya tenía lazos blancos en la piel. Ya tenía precio puesto de ayer. Valdría cuatro cuños de la ley...
Agradecí la comida, el hermano de Asuna me facilitó un cepillo de dientes, aunque tendría que tener bastante cuidado con mis fluidos corporales ya que de ahí se contagiaba el cólera. Aunque no estoy seguro si también por medio de la saliva, aunque es mejor tener precauciones.
Le tuve que decir a mi madre que me quedaría unos días en una ciudad que me había gustado mucho y que un conocido de un amigo que hice en el camino me recomendó para que me dieran asilo en un hospital...claro que le copie la idea al Che y a Granados, aunque para ellos era verdad, para mí, no.
Me sentía bastante triste por escuchar la realidad de las cosas. Nunca sentí una conexión entre Asuna y yo, pero es la primera mujer de la que me enamoro de verdad en el viaje...y resulta tener novio, lo que es una joda en todos los sentidos.
Bebía suero de forma constante, acostado en mi cama y escribiendo un mensaje para Eugeo. Sinon no había respondido la carta que le mandé, pero ahora eso no me preocupaba tanto. Claro que quería seguir teniendo comunicación con ella, pero no tengo ánimos de pensar en eso.
Asuna entró en la sala de camillas, era el único ocupante, así que se puede decir que había "privacidad".
-Te tomaré los signos vitales por última vez. Ojalá no pases mucho frío, la cama no es muy cómoda, pero ya es algo.
-No te preocupes. Estaré bien. –Asuna comenzó con la revisada. -¿Qué opinas de la privatización del sector salud? Noté que tenías ganas de participar.
-Y-yo...yo creo que está bien en lugares donde se puede pagar un servicio privado. Pero pensando en donde no, como la India o en Bangladesh, debería ser gratuito para la mayoría.
-¿Por qué no lo dijiste?
-Soy yo quien hace las preguntas, Kazuto.
-Dime Kirito, por favor...
-Cómo gustes. –Me sonrió de una forma que me contagió una leve alegría en su sonrisa, completamente diferente a cuando cenábamos.
Acabado la revisada de mis signos, Asuna anotó todo en una libreta, sonriéndome y acariciándome los cabellos.
-Creo que siempre sí estarás una semana, o hasta semana y media, viajero.
-Eso le duele a mi bolsillo, pero la salud es primero.
-Definitivamente. Debes estar exhausto de tanto viajar, además de hacerlo enfermo. Descansa bien, Kirito. Buenas noches. –Me sonrió de una forma exquisitamente amable.
-Gracias, Asuna. Descansa tú también, te veías algo mal en la cena.
-Ah...eso es por otra cosa. –Ella se miró en ese momento algo triste, pero me vio y sonrió de nuevo. –Hasta mañana.
Ella se fue cerrando la puerta, yo me recosté en la cama, mirando al techo, triste, lagrimeando levemente. Al final lo tengo más que merecido, no he hecho más que jugar con los corazones de las chicas que he conocido en mi viaje, y ahora me toca pagar por ello.
______________________________________
El martes pasado llegamos a 400 seguidores :D eso me alegra mucho, faltan menos de 100 para que seamos 500 y eso es mucho decir uwu. Como suelo siempre poner el himno de la URSS, ahora usé para celebrar el Himno del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia, aquel que dirigió mi comandante Che Guevara. ¡Vayamos por ese medio millar en menos de dos meses! >:D
Y ahora con la historia :v espero les haya gustado mucho el capítulo donde entra en escena la linda Asuna uwu me gustó mucho describirla desde los ojos de Kirito jsjsjs aparte de que ella es hermosa (no más que mi Quinella bb uwu), aunque quizá se estén retorciendo un poquito por el hecho de que la cosa esa asquerosa sea el prometido de Asuna, pero ahora no será como en anteriores fics (ya verán a qué me refiero).
La próxima semana hay "!(#¡ (lenguaje en clave :v)
Nos vemos hasta entonces.
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro