Discusiones.
Llevaba dos días viajando con Asuna desde que partimos de Kioto, malamente no conté con que a Bucéfalo se le ocurriría pincharse de la rueda delantera, lo que era sumamente peligroso.
Asuna había leído el diario esa misma mañana, por lo que estaba muy molesta conmigo, literalmente casi le lloré para que me creyera que ella es la única mujer a la que ahora amo y que no la reemplazaría por la siguiente chica linda que se me cruzara en el camino.
Eso no me molestó, para nada, lo que me molestó es que ella se molestara por el pinchazo de la rueda, así que nos tocaría ir caminando a una gasolinera para poder parchar la llanta y llenarla de aire, lo que tomaría, quizá, una hora de camino.
El sol era bastante agresivo en ese momento, no teníamos agua y, para rematar, Asuna me echó la culpa de lo que había pasado, por lo que terminé de explotar.
Los dos íbamos jalando a Bucéfalo a la vez que ella me reñía una y otra vez, diciéndome que había perdido la confianza en mí.
-¡¿Sabes qué?! –Solté a Bucéfalo, lo que hizo que Asuna casi se fuera de bruces con él.
-¡¿Qué demonios te pasa a ti?!
Revisé el equipaje, tomando el dinero que le pertenecía, ofreciéndoselo.
-¡Toma tu dinero y regresa a tu pueblo si ya no quieres viajar conmigo, Asuna! ¡Ya te dije que no tenía planeado volver a hacer nada así! ¡¿Leíste todo mi diario?! ¡¿Lo hiciste?! ¡¿Leíste la parte donde nos conocemos o no lo hiciste?! ¡Si lo hiciste y aun así estás molesta, puedes irte por donde viniste y tener esa vida que tanto te encantaba!
Tomé a Bucéfalo y comencé a acarrearlo yo solo, dejando a Asuna detrás ya que apresuré bastante mi pasó. En ese instante sólo quería reparar el pinchazo e irme a Kumamoto lo más pronto posible.
-Kirito, espera. –Ella me alcanzó, tomándome de un hombro.
-Ya me cansé de rogarte y que no me entiendas. ¿Querías irte? ¡Vete! No te lo pienso impedir, eres libre de.
-Muéstrame eso que dices...
Dejé estacionado a Bucéfalo, buscando el presente diario entre el equipaje, dándoselo a Asuna de mala gana. Le indiqué la página donde describí los sentimientos que tenía por ella, y fue recordando qué había escrito en esas páginas que me tranquilicé un poco.
Me había alterado mucho.
Asuna se llevó prontamente una mano a la boca mientras lagrimeaba un poco, continuando las páginas que yo le indicaba. Cerró el diario, dándome un abrazo que no pude negarle.
-¿De verdad pensaste eso de mi cuando me viste? ¿Eso era lo que pasaba por tu corazón cada que me veías?
-¿Quieres escucharlo de mis labios para que lo creas?
-No, Kirito. No es necesario. –Nos abrazamos y nos dimos un beso en los labios, estando bastante felices por lo ocurrido.
Asuna se limpió la humedad de sus ojos, dándome otro abrazo sin que yo me lo esperara realmente.
-Son las palabras más hermosas que alguien me ha dedicado. ¡Ay, Kirito, me acabas de volver a enamorar! –Exclamó ella, enternecida, feliz y conmovida por las palabras con que la había descrito en nuestros primeros encuentros.
Mientras seguíamos encaminando a Bucéfalo, Asuna me dijo que se había enojado tanto al leer el diario que no solo se sintió traicionada, sino que llegó a odiarme un poco, dejando de amarme como lo había hecho antes de leer mis aventurillas con otras chicas.
Me confesó, además, que no me creía del todo y que de verdad se cuestionaba si me seguía amando a pesar de que le pedí perdón por todo lo que ocurrió, por eso su comentario de que mis letras describiendo mis sentimientos por ella, la re-enamoraron de mí.
Y es que de verdad, mi amor por ella es una cosa que ni yo mismo puedo describir usando imágenes o palabras. Siempre será mi amor, y eso es algo que pronóstico de forma casi definitiva a pesar de que llevo la mitad del viaje.
Ay, Asuna, pensar en ella me hace latir fuertemente el corazón. Hay tantas cosas que me enamoraron de ella, que incluso tendría que usar las páginas restantes del diario si es que quiero describir a detalle todas y cada una de ellas.
Llegamos a la gasolinera donde pude parchar la llanta delantera y echarle aire a la misma. Mientras, Asuna iba por algunas cosas para beber, estábamos sedientos por la caminata que nos tuvimos que aventar.
Ahí fue cuando, ya reconciliados, nos reímos un poco por lo absurda que pareció nuestra discusión de ese momento, incluso ella empezó a releer esas partes del diario y algunas otras donde describía mis sentimientos por ella.
Lo hacía abrazado a mí, dándome besitos en la mejilla y agradeciéndome por tan bellas palabras de amor. Al final de todo, era la verdad y nada más que la verdad.
Así, fuimos directamente a Kumamoto, de la que llegó un momento en la autopista en donde podíamos ver sus enormes edificios, y el enorme bosque que se encontraba en la ciudad.
Nos sentimos bastante emocionados, incluso iríamos a la playa, conociendo el que ya era el Mar de Arike. También iríamos al zoológico, le pregunté a Asuna si es que alguna vez había ido...y ella me dijo que no. Eso me emocionó bastante, ya que sería yo el afortunado que tendría el honor de compartir esa experiencia primeriza con ella (además de algunas otras), y en eso radicaba mi felicidad.
Había varios ríos que atravesaban la ciudad, por lo que era tomar puente tras puente, ver las olas del agua moverse tiernamente, reflejando el sol de un nublado día mientras que el viento soplaba levemente, apenas sintiéndose.
Lo primero que haríamos, y eso por petición de Asuna, era ir al zoológico. Aparte tenía sentido, era algo que nos llevaría bastante. Pensándolo bien, quizá hasta nos llevemos dos días viendo toda la ciudad, o al menos lo que queremos ver.
Primero iríamos a unas duchas comunales ya que...no estábamos precisamente limpios, y si no queríamos ser confundidos con animales que se habían escapado de sus jaulas, lo mejor era una buena ducha.
Esa ducha fue, de hecho, refrescante, aprovechamos al lado y comimos algo ligero, más bien para calmar un rato el hambre que pudiéramos tener, ya que en zoológico todo sería bastante más caro, y el dinero no nos da para cosas así.
Debemos ahorrar, y eso se lo dije bien claro a mi amada acompañanta, para poder estar "adecuados" a cuando llegáramos a mi casa, que todavía no sé cómo es que mis padres y mi hermana si vayan a tomar el hecho de que traigo a una mujer a la casa para casarme con ella. Ups...
Llevaba ya dos meses de viaje, creo que incluso estaría a unos días de Tokio, pero ya saben qué pasó que me retrasó bastante.
Llegaría para antes de navidad y con un regalo adelantado... (Y vaya regalo, cabrón 😂😂😂)
Asuna y yo nos fuimos directamente al zoológico, se notaba bastante emocionada, sentía su respiración agitada entre mi espalda y su pecho (aparte de sus senos, pero eso no entra a cuenta).
Al bajarnos, yo claro que le tomé una foto en la entrada, que el "antes". Le tomaría una saliendo, que era el "después". Quería inmortalizar esa imagen para siempre y tenerla sólo para mí. Malamente, pues estoy convencido que sería la más bella sonrisa que Asuna pudiera dar.
Ella parecía niña en dulcería, viendo todo lo visible (de los animales, claro), alimentando a los que pudiera y divirtiéndose mucho, aunque el león la asustó un poco ya que era bastante grande y se nos acercó de manera rápida, estampándose contra la barda, lo que nos puso blancos como muertos.
Incluso me sujeté a uno de los barandales para tomar aire, esperando unos segundos para reanudar la marcha. Asuna se rió, dándome un beso en la mejilla le devolvió el color a mi rostro e hizo que mi sangre se regresara de los pies a mi corazón.
Los animales acuáticos fueron más lindos, vimos a un oso polar con su cría, lo que nos dio mucha ternura ya que nos recordó a la pequeña Lisetta, nos tomamos de la mano y ella se hundió en mi pecho y yo me recargué en su cabeza, acariciando su suave cabello de leona.
Yo no tendría melena ni barba, pero yo era su amado león, y claro que ella era mi amada leona. Seguiré contando el paseo, de lo contrario jamás terminaré de describir la belleza de Asuna.
Íbamos tomados de la mano por los pasillos, viendo los animales voladores, que eran de muchos colores y tamaños, algunos bastante graciosos, otros...mejor de esos ni me acuerdo, eran bastante feos.
Le tomaba fotos con algunos de los animales, ella a veces me jalaba de la mano a la vez que apuraba el paso, apuntando a un lugar determinado, haciéndome tropezar varias veces. Eso sí, noté que, si bien no lo hacía a propósito, le daba completamente igual tenerme como trapo, ella quería divertirse y conocer.
Más que molestarme...me daba ternura, era lo que haría justamente una niña pequeña, eso me arrancaba una enorme sonrisa.
Ella daba pequeños saltos, sumamente emocionada por ver a los osos panda. Podía ver su melena anaranjada mecerse, la tomé de la cintura y le di un beso en una mejilla, porque me nació hacerlo y creo que a ella le gustó, vi que se sonrojó un poco, aunque luego sonrió y me abrazó.
-Gracias por esto, Kirito. No dudes que yo te amo.
-Lo mismo te pido. Ya tienes mi corazón, te lo entregué a pesar de no conocerte en ese instante, pero me arriesgué bien.
-Bueno, Kirito. No puedes quejarte. Lo recibí muy bien, y trataré de no romperlo nunca.
-Confío tan ciegamente en ti, Asuna, que no creo que lo hagas. –Nos dimos otro beso en los labios.
Eran las seis de la tarde, el zoológico empezaba a cerrar, lo alcanzamos a ver casi todo, o al menos lo que Asuna más deseaba ver.
Justo como lo esperaba, al tomarle la foto en la salida a Asuna, ella sonreía como nunca antes la había visto sonreír, era lo más maravilloso que había visto. Ni el oro ni los diamantes brillaban tanto como esa sonrisa de alegría en su estado más puro.
Prácticamente acampamos en el bosque de la ciudad, lo que fue una experiencia muy curiosa y algo tenebrosa, no sabíamos si algún animalillo por ahí resultaría peligroso. Nos tranquilizamos al recordar que teníamos la pistola, la que dejé sin seguro en una zona segura de la casa de campaña, y el gatillo era duro, no se dispararía por accidente.
Despertamos a la mañana siguiente sanos y salvos, por lo que dejé la pistola de regreso en su lugar, ahora era hora de las cosas más lindas (al menos para mí).
El primer lugar que visitamos fue el castillo de Kunamoto, las sakuras estaban algo meh, no se veían sumamente hermosas y era casi otoño, por lo que, malamente, no llegamos en el mejor momento para verlas. Ahí fue algo de lo que me sentí mal, ya que yo sí había tenido suerte de ver sakuras de lo más hermosas cuando andaba por Hokkaido, aunque esa ya es otra historia.
La visita al castillo fue relativamente rápida, aún faltaban cosas que ver y lo mejor era irnos de ahí a eso de las cinco o seis de la tarde para tener un poco avanzada la ruta.
Lo que más nos gustó a ambos fue el jardín Suizenji, todo era verde, bastante cuidado al igual que las flores que se seguían notando frescas y hermosas, aparte de los adornos hechos en piedra y los lagos de agua entre azulada y verdosa que se veían. Siempre parecía muy lindo, en especial por los altos árboles que daban sombra ante ese día igual de caluroso que el de ayer.
Seguíamos tomados de la mano, tuvimos que comprar un sombrero para Asuna o se derretiría en el instante. Yo usaba una gorra, lo que más o menos me tranquilizaba para esos días, y por suerte ya Asuna contaba con su propio casco.
De ahí, nos fuimos a una antigua mansión de lo que era una familia de samuráis de alto rango, la que nos pareció sumamente maravillosa, más por su contenido en historia que por otra cosa. Todo parecía bastante acogedor, y la verdad es que tener una casa pequeña pero de ese estilo...quizá ahora sea parte de mis planes y de los de Asuna cuando tengamos la oportunidad de vivir solos (y al final terminaremos viviendo en un departamento monótono que pagaremos en 30 años, maldita sea con la burbuja inmobiliaria).
Llegaba la hora de comer, lo que hicimos en un restaurante típico de la zona, preparándonos para irnos a nuestra siguiente parada. Me emociona y me alarma saber que cada vez estamos más cerca de Tokio, faltando poco más de un día completo si es que no nos deteníamos en ninguna ciudad y si el trafico nos era favorable en todo momento. Faltaban exactamente 1186.6 kilómetros para llegar ahí. Recuerdo que los primeros mil kilómetros que hice me encontré con Sinon, con la cuál sigo manteniendo cartas, pero ya con un tono de amistad.
Ese tono llegó automáticamente por ambas partes, yo lo sentí una carta antes de que conociera a Asuna. Creo que ella ya me superó o se consiguió a un enamorado, lo que me da mucho gusto por ella ya que es una chica muy linda que merece lo mejor.
Por mi parte, creo que ya ni siquiera es necesario explicarlo.
Había recorrido ya 3289.8 kilómetros, mi odisea completa sería de, aproximadamente 4485.4 kilómetros. Algo más o menos aproximado a lo que recorrido el Che Guevara en su primer viaje en motocicleta por la Argentina, aunque fue más bien en una bicicleta con motor, la Cucchiolo.
Lo bueno, es que pude encontrar al amor de mi vida en el camino, casi de forma accidental.
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Ahora veremos una lista de los 7 personajes más amados por la comunidad de sao uwu
Ok, debo de admitir que me sorprendió mucho y de forma muy grata que mi Sinon bb estuviera en el tercer puesto :0 y me sorprende muy a mal que Yuuki no entre ni al top 7 :'c carajo
Y sí, como se ve, Kirito y Asuna fueron la mejor pareja de la temporada, incluso hay quienes afirman que es la mejor pareja de todo el anime (aunque tienen muy poca interacción, eso me preocupa .-.), por lo que estos fics siento que le agradan mucho a la comunidad y yo estoy aquí para hacerlos felices aunque 1/4 del libro son las aventuras sexuales del cabrito con otras chicas que no son Asuna :v Aunque ñeh, a muchos ya no les debe de importar al ya tener Kiriasu :v
Regresando con la historia, quizá algunos no conciban a Kirito y a Asuna pelear o discutir...pero ninguna pareja es perfecta, ¡eso es imposible! Por lo que retratar eso le da un toque de realismo a este para nada realista fic :v todo me lo saco de la manga JAJAJA aunque les gusta, yo lo sé uwu
Nos vemos la próxima semana
Siempre tuyo:
-Arturo Reyes.
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