A veces la soledad es algo desgarrador, encontrarte recordando cosas que sabias que estaban y que sabías que te generarían dolor, solo para cuestionarte porqué sigues pensando que algo puede llegar a cambiar, no buscas aceptar nada porque sabes que eres incapaz de soltar. No necesitas soltar si nada te pertenece, ¿verdad? 

El dolor es lo clásico para empezar a sentir cosas, el arte se basa en el dolor, estas palabras están hechas de dolor.

Solo tu recuerdas los detalles, solo tu eres incapaz de olvidar todo lo que te hicieron sentir y como te quema el recuerdo y el dolor de perder aquellos recuerdos. Solo quieres eliminarlos pero eres incapaz de soltar la realidad que ya esta pasando. La realidad que pasó.

Y quizás por dentro solo eres una niña pequeña intentando mirar adelante, intentando sobrevivir a un mundo tan adulto simplemente fingiendo encajar y ser uno mas. A nadie le importas, porque el mundo es así.

Y esperas que algo resalte, pero sabes que jamás vas a resaltar incluso en escribir tus pensamientos.

¿Debería pensar en que compartir mis pensamientos rendirán frutos? Extrañaba el escribir para otras personas. Describir y la sensación del movimiento de tan solo vomitar mis palabras, llegar a pensar la mismo ritmo del que escribía. Ese dolor en las manos de tanto escribir, ha logrado secar mis lagrimas.

Dejar de pensar en ser otra persona y empezar a escribir por mi es un paso que no siempre suelo dar, hablar por mi y no por un personaje ficticio que saca aspectos de mi que a veces ni yo conozco. El dolor que escribo y el dolor que permanece en mi corazón no van a dejar de ser reales independiente de lo que escriba, independiente de lo que haga. 

Extrañaba escribir. 

¿Debería hacerlo más? 

¿Debería rendirme?

Debería morir. 

O simplemente me quedo como siempre sin hacer nada y simplemente vomitar mi alma en vez de mis palabras...

No es un adiós. ¿Quizás un hola de nuevo? 

Sí, un hola de nuevo.