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Ambas personas que se encontraban al frente nuestra nos dieron la bienvenida, y luego nos felicitaron por haber llegado al final. Pero no pudieron decir más de tres frases antes de que él chico con una cicatriz en su mejilla los interrumpiera, preguntando sobre cuando nos entregarían las katanas que mostrarían que efectivamente habíamos pasado la prueba para ser cazadores de demonios.

No estaba prestando mucha atención, pero cuando la mariposa que estaba posada en mi mano se fue volando volví a concentrarme en lo que nos decían las personas en frente nuestra.

Nos explicaron que habían 10 rangos en total, los cuales determinaban que tan avanzados estábamos como cazadores, y como nosotros acabábamos de terminar la prueba obviamente nos encontrábamos en el menor rango; Mizunoto.

Luego mencionaron que las katanas estarían terminadas en 10 o 15 días, así que teníamos que tener paciencia y esperar a que estén en nuestras manos en ese tiempo. Luego dieron unos aplausos, llamando de esta manera a unos cuervos, que serían nuestros mensajeros.

Observé con una suave sonrisa al mío, y luego miré de soslayo al chico de mis sueños; su cuervo también se había posado tranquilamente en su brazo, no como el chico rubio que le había tocado un gorrión, o como el de la cicatriz en la mejilla que ahuyentó al suyo, para luego ir a tomar del pelo de la chica y tironear de este, mientras pedía, no, obligaba a gritos que entregaran de una vez por todas nuestras katanas.

El chico de mis sueños fue hacía él y lo tomó del brazo, diciéndole con un firme tono de voz que soltara el cabello de la chica, y amenazó con romperle la muñeca al chico si no lo hacía. Aquello me sorprendió bastante, pero al darme cuenta que lo hacía por el bien de la chica me conmovió instantáneamente.

Dirigí una mirada al escuchar como presionaba con más fuerza el brazo del chico, y el rubio ya no sabía que hacer para que no hubiera alguna pelea, y en lo personal preferí no meterme.

Luego de que el chico con la cicatriz soltara a la chica, el otro chico que acompañaba a esta empezó a hablar, preguntando si ya habían terminando de charlar con un tono de voz relajado.

Después de la disputa, el chico reveló unos pedazos de "acero tamahagane" , y teníamos que elegir uno de estos. Agregaron que ese es el acero de la katana que aniquilara a los demonios y nos protegerá.

Podía escuchar claramente los comentarios del chico rubio, los cuales eran demasiados pesimistas en mi opinión.

Observé cada una de las piezas de acero minuciosamente, pero aún así no sabía en que basarme para elegir una, y noté que el chico de mis sueños estaba en las mismas condiciones mías. Me fijé que él había olfateado de repente las piedras, y así abrió los ojos estupefacto, y después de eso inmediatamente escogió su pieza de acero, de forma en la que no me quedé atrás y también escogí una.

Mi vista era privilegiada, si, pero en esta ocasión no me sirvió de mucho al no conocer desde antes tales piezas de acero. Pero como ya había elegido no podía retractarme, y decidí quedarme en silencio hasta que nos dijeron que ya nos podíamos retirar.

Lancé un silencioso suspiro al saber que ya no vería al chico despide esto, o al menos no por ahora.

Lo vi irse afirmándose de un cayado* mientras se iba, parecía realmente agotado por la prueba, ¿Fue muy complicada para él? Yo la encontré sencilla, y por eso me había sorprendido al encontrar a todos cubiertos de tierra mientras yo continuaba con mis ropas limpias.

No me fui del lugar hasta que la espalda del chico desapareciera completamente de mi vista. Me gustaría haberle propuesto el irnos juntos, pero ni él ni yo sabíamos el nombre del otro, así que sería muy raro el hablarnos de repente.

Me terminé yendo sola a la finca, y al llegar todos me recibieron de la mejor manera, mientras que me felicitaba por pasar aquella prueba sin rasguño alguno.

Y así termina la historia sobre la prueba, aún siento algo en mi estómago cuando pienso en el que lo vi en esta, pero también una cálida sensación se instala en mi pecho, queriendo volver a revivir tales recuerdos.

Ya se está haciendo tarde, debería irme a dormir, así que te dejó aquí.

Se despide: Kanao.

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*cayado: palo o bastón que utilizaban los pastores en sus labores de cuidado del rebaño. Servía para apoyarse, para atraer o dispersar a las ovejas y como arma.

decidí poner cayado porque me pareció una mejor palabra, además de que yo siempre conocí a esos bastones por ese nombre al ser católica desde que tengo memoria xd.

-Nao fuera☆