Miércoles 15 de abril de 2020

«Mesena»

Pues, a lo tonto, llevamos ya un mes encerrados. Y lo que nos queda todavía... Qué, ¿cómo lo lleváis? ¿Cuántas veces habéis contados los azulejos de la cocina? ¿Habéis aprendido ya a tocar ese instrumento para el que nunca teníais tiempo? Y la novela en la que lleváis pensando como propósito de año nuevo, ¿va viento en popa? Supongo que en treinta días os habrá dado tiempo, como mínimo, a dominar lo básico de algún idioma nuevo, ¿eh?

¿No? ¿Cómo que no? Madre mía, deshonra sobre vuestra vaca... Cuando no estabais encerrados sin poder salir, siempre os quejabais de no teníais tiempo suficiente. ¿Cuál es vuestra excusa ahora, eh? Panda de vagos procrastinadores... ¡Terroristas!

Vale, ahora en serio. No hagáis ni puto caso a este tipo de comentarios de mierda. Si sois de los que exprimís hasta el último segundo de vuestro tiempo y siempre encontráis un hueco para hacerlo todo, me alegro. De hecho, me dais bastante envidia, no os voy a engañar. Yo tengo que pedirle permiso a mi pierna izquierda para pensar en mover la derecha, y a veces me hacen el vacío y pasan de mí...

En cambio, si sois como yo que se os hace bola la vida (menos miserables también es aceptable, que tampoco hay que jugar la vida en modo hardcore), o simplemente no os dan las horas, no pasa nada. No somos máquinas perfectas que funcionamos con la precisión de un reloj. Es más, creo que no se me ocurre algo más imperfecto que un ser humano. La verdad es que no sé por qué se sigue poniendo al reloj como referente de precisión, si ni siquiera llevo uno; no soporto tener las muñecas oprimidas por un cachivache que no deja de recordarme constantemente que desperdicio su unidad de medida... A lo que voy es que no os agobiéis poniéndoos expectativas que no podéis cumplir, y nada de compararse con los demás, sobre todo si el punto de referencia es todo lo puesto a nosotros. Eso solo nos va a generar una frustración y una ansiedad innecesarias.

Cada persona es como su madre buenamente la ha parido, y aunque es verdad que no somos entes estáticos y predefinimos, tampoco hay que venirse abajo si no conseguimos un doctorado en un mes... No sé si me explico. Además, el agotamiento mental y el tiempo de calidad son dos aspectos muy importantes a considerar. Porque, sí, podemos tener dos, tres o cinco horas por delante, pero si estamos mentalmente fatigados, por lo que sea, y lo único que vamos a conseguir es frustrarnos si nos forzamos a centrarnos en nuestro hobby, creo que hará más mal que bien. Y qué coño, que hay veces que es mejor desconectar, no exigirse tanto (o nada) y tirarse en el sofá a hacer la ameba, o ejercitar un poco el cuerpo para desentumecernos.

No sé a vosotros, pero a mí me repatean el culo los típicos discursos tóxicos y super positivistas de Mr. Wonderful de «si te lo propones puedes lograr cualquier cosa», «la felicidad está al alcance de tu mano», y el mejor «si has fracasado es porque no le has puesto el empeño necesario, porque no has creído lo suficiente en ti...». Pues oiga, no. Lo mismo es que cada persona tiene sus propias capacidades y posibilidades, y engañarlos con semejante mierda solo les genera una infelicidad y una ansiedad terrible porque ven que ellos «no son unos triunfadores o unos emprendedores», o porque, sencilla y llanamente, no es ni posible ni saludable pretender estar siempre felices, activos y rebosantes de energía. Te generan unas expectativas altísimas para luego hacerte creer que eres el único responsable por fracasar, cuando no es así ni por asomo. Qué queréis que os diga, por más que me lo proponga, ni voy a pintar en mi puta vida como Velázquez, ni voy a cantar como Beyoncé, ni voy a ser físico de partículas. Y no pasa absolutamente nada. Bueno, vale, ojalá tener el talento de Queen B. Y su cartera de billetes, ya puestos...

Conclusión: que os pongáis expectativas realistas, valoréis más vuestros esfuerzos y, cuando lo necesitéis, lo mandéis todo a la mierda y os toméis vuestro tiempo. Sin darle tantas vueltas a las cosas. Que no os agobiéis, que no pasa nada si termina la cuarentena y seguís sin saber hablar arameo; porque (spoiler alert): nadie es puto perfecto. Y si hay que pisarles el cuello a los mamarrachos happy flower, pues se les pisa, se les raja la tráquea y nos meamos encima. ¡Y tan amigos!

Dicho esto, ya solo falta que predique con el ejemplo, que a veces tengo una patada en todo el cielo de la boca... Y quien dice a veces, dice el 90% del tiempo.

Últimamente estoy como que muy intenso todo el rato, ¿no os parece? A ver, estoy durmiendo otra vez regular, con una barbaridad de sueños a cada cual más excéntrico que el anterior, y encima me ha despertado esta mañana una tormenta del copón bendito. Suficiente que soy medio persona. Y, por si fuera poco, creo mi burdo apaño al secador está llegando a su fin. Ayer lo utilicé y... madre del amor hermoso, creo que haciendo yoga me contorsiono menos. Solo espero que aguante hasta que reabra la ferretería y pueda comprar estaño. O las tiendas para agenciarme un cacharro del demonio nuevo, porque como siga así, va a salir volando por la ventana.

Pues eso, que arriba la birra, que es palíndromo.

Yo qué sé, no preguntéis...