31. Corona ·····> Virus
Martes 14 de abril de 2020
Calma
Tras lo movidito que fue el día de ayer, la verdad es que hoy ha sido gratificantemente anodino, sin nada reseñable o digno de una americanada hollywoodiense (me refiero a EEUU, claro). Lo cual me lleva a cuestionarme si la intervención militar que presencié fue realmente tan «espectacular» como se empeña mi cerebro en recordar, o si el mes de encierro y la cotidiana monotonía me están volviendo absurdamente impresionable. Que sí, que no todos los días se ve a cuatro tíos uniformados sacar a alguien de su casa casi a la fuerza, por lo menos no es un denominador común en mi vida, vaya. Si en la vuestra sí..., creo que algo no va bien, ¿eh? Pero vaya, que no hubo explosiones, disparos, rayos láser ni un humanoide de tres metros tratando de aniquilar todo rastro de vida en la tierra... por desgracia.
Lo cierto es que lo hemos seguido comentando buena parte de la mañana, especialmente mi padre, que es más pesado que una vaca de plomo y le gusta darle ochocientos trillones de vueltas a las cosas. Y cuando crees que ya ha cambiado de tema, vuelve otra vez. No sea que se te olvide y, joder, Yisusito no lo quiera.
El caso es que con esta movida casi se me pasa que hoy, 14 de abril, es el día en que se recuerda la instauración de la Segunda República española, en 1931. Sí, soy republicano, porque, en mi opinión, es el único régimen democrático legítimo para un país. Sin monarquías ni otros estamentos feudales y anacrónicos que gozan de privilegios por el mero hecho de haber nacido en el lado correcto. Por la gracia divina, y la que se autoconceden, son seres superiores y los simples plebeyos les debemos sumisión. ¡No se lo creen ni ellos! Por mis venas corre la sangre comunista y anticlerical de mis antepasados, y han encontrado un buen cuerpo en el que asentarse. Pero, en fin, ya di mi opinión al respecto y... sí, efectivamente: no me gusta repetirme (aunque lo hago más que una tarta de ajos crudos).
En cuanto al resto de la jornada, poco más que reseñar. Sigo haciendo ejercicio, aunque los resultados en este cuerpo escombro tardan más en verse que las calificaciones de los exámenes finales. Nunca me ha gustado el deporte, así en general. Ignoro el motivo, sencillamente no me llama la atención. Tampoco me gustan los valores poco sanos que transmite el fútbol, por ejemplo, claro que, quizá, sería más justo culpar a las personas y no al fútbol en sí. Al fin y al cabo, o eso quiero creer, la meta última de un deporte cooperativo es fomentar el compañerismo, establecer y estrechar vínculos y promover el ejercicio físico por encima de la competitividad malsana, ¿no?
Como sea, mi objetivo no es entablar amistad con nadie ni volverme un abanderado del trabajo en equipo (socorro), sino más bien mantener la mente y el cuerpo en unas condiciones aceptables, ya no diré buenas.
Así que en eso estoy, a la espera de conseguir harina de fuerza para mis monas de pascua. ¿Si las hago fuera de fecha, porque claramente ya no toca, siguen siendo monas de pascua, o son monas a secas? ¿Es la festividad la que otorga nombre al bollo, o son las elaboraciones y ofrendas las que dotan de significado a la fiesta?
Ahí lo dejo.
Oyasumi!
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