30. Mr. Policeman
Lunes 13 de abril de 2020
¡Hay que joderse!
Bueno, bueno y bueno... Yo hoy venía dispuesto a echar pestes de los magufos, antivacunas, homeópatas y algún que otro influencer irresponsable que, con sus «consejos y opiniones personales», ponen en gran riesgo la integridad y salud de las personas; personas que bien están desesperadas y se aferran a un clavo ardiente, bien son sumamente influenciables y se dejan arrastrar al oscurantismo sectario de estas prácticas tan peligrosas. Porque las personas somos libres de creer y pensar en lo que le salga del papo (siempre y cuando sus opiniones e ideas no atenten contra los derechos fundamentales ni se basen en discursos de odio), y si no sufres ninguna enfermedad y eres feliz tomándote un placebo porque te hace sentir mejor, que no es más que agua y azúcar, pues adelante. Pero la cosa cambia radicalmente cuando se aprovechan de la desinformación e ignorancia de la gente y se las conduce por la cuerda floja de la estafa y la negligencia.
Sin embargo, otro día abordaré este peliagudo tema en profundidad, aunque lo mejor que podéis hacer, si os interesa, es ir a YouTube y buscar el vídeo de la Gata de Schrödinger (Rocio Vidal) que desmonta todos estos discursos nocivos.
Y, ¿por qué no ahondo más en ello ahora? Pues para empezar porque yo no soy ni centiéfico (de la cencia) ni divulgador. La gente que se dedica a estos temas lo hacen mucho mejor, aunque sigo queriendo dar mi ácida opinión al respecto. Vamos, faltaría más. Pero, por encima de todo, porque ha ocurrido un suceso bastante heavy en mi urbanización que debía compartir.
¿Recordáis la gata con gatitos de la que os he hablado? Bueno, pues parece que hay algún vecino (sé quién es y no lleva viviendo aquí ni seis meses) al que le ha molestado sobremanera que hayamos salido un par de veces al jardín para ponerle comida y agua. Sí, sé que podéis pensar «pero, a ver, es que os habéis saltado la cuarentena y, aunque te joda, ha hecho bien». Vale, no os digo que no, pero ha sido para alimentar a un animal que estaba en los huesos y con dos crías a su cargo, no porque me haya dado la gana de ir a dar un paseo, que me apetece y mucho. Además esto tendría más sentido si el jardín estuviera a, no sé, veinte, cincuenta, cien metros de mi casa. Sin embargo, literalmente no hay ni metro y medio. Vamos, que si está más pegado me lo meto en mi cuarto. Y diré más: la mayoría de las plantas que hay las pusieron mis padres. Conque, si al tipejo no le parece bien, puede venir y comerse un jugoso, calentito y maloliente montón de mierda. Invita la casa.
Ah, bueno, también le molesta mucho que salga, al mismo jardín, un niño de un par de añitos y su abuela, que está ayudando a su hija porque acaba de parir. Yo los veo desde mi ventana y es que no se mueven, el chiquillo está un ratito jugando con las flores y las piedras y ya está. Mira que a mí los niños me gustan lo mismo que un tiro en la boca, pero este no puede ser más bueno y tranquilito.
Eso sí, parece que no le molestan los otros vecinos que se saltaron la cuarentena (ya os he hablado de ellos), ni la gente que va a comprar sin la menor protección, ni los que se pasean por la montaña que tiene enfrente de su casa sin perro ni excusa. Tampoco le incomodan los que se pasan el día en las terrazas de cachondeo, dando voces o con la puta música puesta a todo volumen, que me tienen ya hasta el santísimo coño entre los aplausos, los tambores y la madre que los parió.
*Respira hondo*
Juzguen ustedes mismos.
Total, que el vecino en cuestión ha llamado a la policía y se ha presentado el ejército en la urbanización. ¿Me explicas que me van a multar por darle de comer a un gato? Pues no, no ha sido el caso porque, por azares de la vida, no han pasado por mi casa. No sé si porque el vecino no se conoce dónde vive cada cual, o qué.
Sin embargo, y aquí es donde he flipado en colores, esta mañana hemos empezado a escuchar golpes y voces más elevadas de lo normal. Nos hemos asomado al jardín, más preocupados que otra cosa por si había pasado algo, y hemos visto una pareja de la guardia civil y otra del ejército (con guantes, gafas y mascarillas negras) en la casa del tío guarro que saca al chucho sin correa y se va cagando por todos lados. De hecho, es el mismo que cuyo perro mordió a la mujer sobre la que os elaboré el mejor esquema jamás creado. Pues nada, casualidad que estaba en casa (o lo sabían y por eso han venido, que también tiene más sentido) y se lo han llevado detenido.
Nos hemos quedado en shock un buen rato, sin saber muy bien qué estaba pasando. Y seguimos sin tener más que conjeturas. Porque, a ver, aunque el hombre estuviera contagiado, que vengan los militares a por ti no es muy normal, ¿no? Ah, bueno, espérate, que esa es otra. La mamá del niño que os he comentado (el que sale con la abuela al jardín), le ha escrito a mi madre por WhatsApp para contarle que también han entrado en varias casas más, y una de ellas es la de la señora a la que mordió el perro. Que, digo yo, ¿no se supone que no hay nadie? Claro que fíate tú del chismoso del súper, a saber lo que no se ha inventado el tonto del culo...
Así que llevamos todo el día dándole vueltas, preguntando a la poca gente con quien se puede hablar, para ver si alguien se ha enterado de algo más. Porque, como imaginaréis, estamos en un sin vivir. Bueno, vale, tampoco tanto, pero es salseo y llevamos casi un mes sin salir a la calle. Llegados a este punto, cualquier cosa nos parece un mundo. Y lo que ha pasado esta mañana no ha sido precisamente una tontería.
Ya os iré informando si me entero de algo más.
¡Ah! Quería hacer una corrección sobre lo que comenté ayer o anteayer (el control del tiempo sigue perfecto, como siempre) en referencia a los volcanes en Indonesia. Es cierto que hay muchos ahora mismo en erupción, en todo lo que se conoce como el Cinturón de Fuego del Pacífico, pero muchos ya estaban activos antes de que lo hiciera el Anak Krakatoa. En cualquier caso, he estado investigando y no es ni mucho menos extraño que erupcionen varios volcanes simultáneamente. Si no he entendido mal, se han llegado a contabilizar hasta quince en otros momentos. Y no, tampoco se ha incrementado la actividad volcánica. Al menos a día de hoy. Conque tranquilos, que no panda el cúnico que no se sale de la normalidad. De lo que no he encontrado información es acerca de si se pueden reír o no...
Hale, buenas noches y cuidaos.
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