Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Miércoles, 28 de febrero

5:00 a.m. ¿Por qué no se pueden bloquear los SMS? ¿Con qué intenciones me lo manda? Creo que es bastante obvio que si lo tengo bloqueado en todas mis redes sociales, incluido el WhatsApp, es porque no quiero mantener ninguna conversación con él ni tener noticias suyas.

Desde que vi el mensaje de Sebas he intentado dormir y pasar del tema. Pero no lo he conseguido. No voy a entrar de nuevo en este juego. Esta vez va a ser diferente. Desde aquel último mensaje en el que le dejé claro que lo nuestro se había acabado para siempre, no volví a darle señales de vida. Él me llamó muchas veces los tres primeros días, aunque al cuarto se cansó. El quinto y el sexto los dedicó a enviarme mensajes con el propósito de recuperar lo nuestro a través de Facebook (que se me había olvidado bloquear). Eran mensajes bonitos indicando que todo era falso y que me quería. Se supone que me deberían haber hecho sentir mejor, pero su efecto fue el contrario.

Mis pruebas eran contundentes y las evidencias claras. Por lo que lo único que consiguió fue que lo odiase más. Y si ahora lo que espera es una respuesta, va listo. Por mucho que me cueste contenerme. Como dice mi hermana María: «haz caso de las señales». Puede parecer una tontería, pero tiene toda la razón del mundo. Toda señal va unida a un motivo que la justifica y a un hecho que la respalda.

Siempre que veía algo que no cuadraba, mi subconsciente era capaz de encontrar un motivo lo suficientemente estable para su justificación. Pero claro, cuando las señales se amontonan, está claro: Blanco y en botella.

10:00 a. m. Prometo que he intentado por todos los medios adecentar mi aspecto para venir a la reunión, pero creo que este es uno de los inconvenientes de los cuarenta: cuando tenía la mitad de edad y llegaba a casa después de una noche loca y al día siguiente tocaba comida familiar, con una toallita desmaquilladora, crema hidratante y un poquito de base de maquillaje todo estaba arreglado. Pero ahora no. Las bolsas y ojeras no hay forma de disimularlas y, teniendo en cuenta que mi cutis no es lo que era, todas esas líneas de expresión y arruguitas que han ido repartiéndose por toda mi cara en los últimos meses, cuando no duermo bien, parece que se multiplican por cien.

Y como no estaba de humor, después de la nochecita que he pasado, para ponerme a planchar el pelo, pues lo recogí en una coleta y listo. Total, solo es una reunión de trabajo, no voy a ir a los Óscar.

Al entrar en la oficina, veo a Sergio charlando animadamente en el medio del pasillo con otro chico que no me suena de nada. Me llama la atención su indumentaria. Cuando vamos a este tipo de reuniones todos mis compañeros del sexo masculino van de traje y corbata. Sin embargo, él no: un abrigo gris largo que marca unos anchos hombros; una camisa blanca sin corbata y unos vaqueros. Y su indumentaria termina en unos bonitos zapatos de color marrón con la puntera desgastada. No parece muy alto, un poco más que yo. No soy capaz de ver su cara, pero hay algo en su postura que llama mi atención.

Es otra de las cosas en las que noto la edad: ahora me fijo mucho en la expresión corporal de las personas, aspecto que anteriormente me hubiese dado igual si el chico estaba bueno. Sin embargo, ahora creo que dice mucho de la personalidad del individuo y es uno de los aspectos que más me atraen en un hombre. Ya puede ser muy guapo, que si forma de moverse y colocarse no me gusta, para mí pierde todo su atractivo (puede que me esté volviendo demasiado exigente). Y la del nuevo chico desconocido de la oficina se puede decir que no está mal.

Después de todos los saludos oportunos al resto de los asistentes, vamos entrando a la sala de reuniones. Me siento junto a Inma, como es costumbre, y aprovechamos para ponernos al día y desahogarnos un poco por los retrasos en las tareas.

-Cuando entré me fijé en que Sergio estaba hablando con un chico al que no conozco. ¿Sabes quién es? -la interrogo de forma disimulada.

-Supongo que te refieres a Paco. Se acaba de incorporar la semana pasada a la empresa. Viene de fuera a sustituir a José, que se jubila en tres días. Me imagino que aprovechará la reunión de hoy para presentarlo -dice Inma mientras enciende su portátil.

-¡Ah! ¿Lo conoces ya? -Me entra la curiosidad.

-Coincidí con él ayer, cuando pasé por aquí después de mi última visita. Creo que va a estar unos días por la oficina para ponerse al día y hacer el traspaso de la cartera de clientes.

Justo en ese momento, entra Sergio seguido de Paco en la sala y este se sienta enfrente de mí. Eran los únicos que faltaban para poder empezar la reunión. Paco me mira y me saluda con una sonrisa, la cual le devuelvo. Tengo que reconocer que es un chico atractivo. La verdad, sin ofender al pobre José, que es un encanto, físicamente hay que reconocer que ganamos bastante con el cambio. Ya no solo es cuestión de edad, ya que considero que hay muchos hombres que ganan mucho con los años y creo que José fue uno de ellos, pero el físico no es uno de sus fuertes.

Me gusta su peinado. Tiene el pelo como enmarañado, de un precioso color tabaco a juego con su barba, corta pero espesa, tal y como se lleva ahora, no estilo hípster, que en mi opinión ya pasó de moda y la verdad es que a mí nunca me gustó. Sus ojos son de un verde intenso; la nariz, rotunda pero elegante y masculina, como a mí me gusta. Ahora es cuando me arrepiento de no haberme esmerado más esta mañana en mi aspecto. No es por nada en especial, el resto de mis compañeros ya están acostumbrados a él en función de mi estado emocional. La verdad es que cuando consigo estar más o menos al día y bien conmigo misma, voy hecha un primor. Pero este último año reconozco que he sido un desastre y la mayor parte de las veces me he conformado con coger lo primero que encontraba en el armario con el fin de ahorrar cinco minutos. Además, con los kilos que he ganado, no toda la ropa me sienta lo que se dice genial, por lo que suelo tirar de las prendas que me resultan más cómodas.

Esto me lleva a fijar sin falta el siguiente punto de mi lista:

Propósito 4: Renovación de mi armario. En el último año, siempre que he ido de compras, terminaba pillando solo para los niños, o bien cuando conseguía encontrar algo para mí, al final me decidía por ropa cómoda y práctica. Los días que no voy a visitar a los clientes de mi cartera, al final, para andar de un lado a otro de taxista de Miguel y Santi y trabajar desde casa en el ordenador, con unas mallas remetidas por dentro de mis UGG imitación y un jersey flojo voy lista. Y con los dos trajes que tengo, para el resto de los días voy arreglando.

Pero hace tres años, cuando empecé en la empresa, no era así. Con la emoción del cambio de puesto, teniendo en cuenta que mi relación con Sebas iba viento en popa y que mi cuerpo lucía bastante más esbelto, pues me preocupaba de lucirlo y no me costaba nada arreglarme. Es más, me encantaba sentirme guapa y cada poco me compraba algún trapito o complemento.

-Antes de empezar con la reunión os quiero presentar a nuestro nuevo compañero Paco, que se acaba de incorporar a nuestra delegación. Sustituirá a José, que como sabéis pasará a mejor vida en tres días, en el mejor sentido de la expresión -dice Sergio, riéndose de forma escandalosa y devolviéndome a la realidad.

-Buenos días a todos y encantado de empezar a trabajar con vosotros. Espero aportar mi experiencia al puesto y que tengáis paciencia conmigo mientras me pongo al día -contesta Paco con una sonrisa dirigiéndose a toda la sala.

Tiene una bonita voz. No sabría decir su edad, pero creo que algo más joven que yo. La verdad es que soy muy mala echando años a la gente, pero de un tiempo a esta parte reconozco que me atraen los hombres maduros. Ahora que ya tengo a un preadolescente en casa, a los jovencillos los veo más desde un punto de vista materno, por muy buenos que estén.

8:00 p. m. Después de todos los cambios que nos comunicó Sergio (desde los traslados de compañeros de la central a México hasta las nuevas herramientas ofimáticas que se han empeñado en que tenemos que empezar a utilizar este año y que para lo único que sirven es para duplicarnos el trabajo), fuimos a comer todos juntos al restaurante de abajo de la oficina. Al final no estuvo tan mal, hasta reconozco que me divertí por momentos. Además, tengo que reconocer que gracias a la novedad de Paco fui capaz de olvidarme durante todo el día del SMS de Sebas.

Pero ahora, al llegar a casa y coger el teléfono para devolverle todas las llamadas a mi madre, no puedo evitar releerlo. Lo mejor es que lo borre y me olvide del asunto. Malo será que vuelva a coincidir con él los próximos días en el gimnasio. Tendré que buscar un horario en el que sepa que él no puede ir y listo (es lo bueno de haber estado tantos años de relación, que más o menos conozco su rutina y raro sería que tanto hubiese cambiado).

De repente oigo a Miguel llamándome a gritos, para variar, desde su habitación. Por lo poco que pude entender, parece tener problemas con un ejercicio de matemáticas. Será mejor que acuda en su ayuda... Luego lo borro.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro