14/07

No sé si ya hablé del gatito comelón del vecino Jorge. Ese gato que viene a buscar comida y regresa a su casa por la tarde como si nada, buscando más comida.

Hoy me hice un nuevo amigo, y sí, es aquel gatito lindo. Hoy lo observé más.

Me fijé desde su cabecita gris hasta su colita que parece de un tigre, tiene éstas de un gris más oscuro. Y los bordes que llegan a su pecho son blancos ¡Una obra de arte sin duda!

No sé su nombre pero parece que le caí bien. Estábamos con Sara comiendo... pollo. Papá dejó cocinando antes de irse, un turno completo de 7am hasta las 5pm.

《Laura, hay pollo en la refri. Lo debes poner en el sartén pero cuidado te quemas. Si no puedes, recuerda llamar y pedir ayuda a Enrique》

¿Yo, ayuda? Claro que no, sobretodo con Enrique, el pobre pasa muy ocupado en su propio mundo.

Además, si lo hubiese llamado hoy no tendría un nuevo amigo ¡El gato!

Como todos los días, no me comí todo. Y ahí pasó, el gatito me esperaba sentado con su cola enredada en una lana que se supone tenía Sara en su habitación. Claro, él mo me prestó atención, siguió jugando como si yo no estuviera ahí. Pero cuando notó que había comida abandonó aquello para seguirme.

Estuve todo el día junto a él. Le di de comer y lo acaricié. No dejaba de estornudar y según papá me hizo daño hacer eso.

Si papá supiera todo lo que hago y se supone "me hace daño" me pondría en una burbuja de cristal y me tendría ahí toda la vida...

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Tuti🍓