-Treinta y cuatro-
08/07
Ahí estábamos, Enrique y yo. Bailando juntos, tan enamorados que no puedo explicar el como nos sentíamos.
De repente ¡PUM! Nos besamos, y fui tan jodidamente feliz.
«Laura, me gustas. Siempre has sido tú» y una música sonó de fondo. Un pequeño ruido, parecido a un tono, un tono que yo conocía.
Sí, era mi alarma. Pero no puedo negarlo, fue un sueño divino. Casi tan divino como Enrique.
Tan real, como mi nombre es el hecho de que me gusta Enrique ¡Lo sé! Ya no me queda duda alguna de lo mucho que amo a ese gran y sonriente hombre.
Sí, puede que me vaya, puede que eso me duela. Puede que él tenga novia, Dios, pueden ser tantas cosas que me dejan en un casi con él.
Un "Casi" que se quedará ahí el resto de mi vida porque no soy capaz de decirle lo que siento pero, diario, puedo sentirme enamorada de él de todas formas.
Me di cuenta de que pronto me iré, sería bonito estar enamorada antes de irme. Sentir algo así como el amor antes de no verlo jamás.
Al final él nunca lo sabrá, así que puedo vivir locamente enamorada de Enrique. El tiempo que dure lo gastaré sintiéndome enamorada. Convertiré esto en el Diario de una chica enamorada... Una más del montón.
¡Disfrutaré mi romance platónico con Enrique! ¡Disfrutaré soñar con él! Pensar en que probabilidad hay en gustarle, después de todo, encontrarme con él quizás fue una de mis mejores casualidades.
Pude haber visto a John, pero no, fue él.
Quiero pensar que si mi mirada aquel día se encontró con la de Enrique... Fue por algo. Como siempre... Seguiré a ese "Algo"
Diario, me siento dichosa porque él también me vió a mí y porque en estos meses he tenido la suerte de poder mantener algunas charlas con Enrique.
Me siento feliz porque lo conocí. Yo tuve esa dicha, aquel privilegio fue mío.
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Tuti🍓
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