-Sesenta y cuatro-
11/01
¡Hey! Hola querido.
No sé cómo decir esto, quizás... Sólo quizás debí de haberlo dicho hace mucho.
Enrique, me voy; de hecho ya me fui.
Estoy casi segura de que si estás leyendo esto es porque te preguntaste ¿Dónde está Laura? Se fue hace media hora.
Y sí, me fui. Casi todo está explicado aquí, por favor no me odies, ¿ok?
Si en algún momento en ese mes te preguntaste ¿Por qué Laura no me dejó ir a su casa? Pues, la respuesta es sencilla, es corta y algo práctica: No quería que supieras.
Me siento como una completa idiota justo ahora porque estoy escribiendo, dejaré mi diario con la esperanza de que lo encuentres y saldré de la escena, como una cobarde.
A lo mejor eso soy, una cobarde; perdóname, todo lo que pienses sobre mi a partir de este punto, lo acepto.
Sé, de buena fuente, que Alice estará allí.
Es tu amiga, oh, querido chico extraño, encantador y no tan desconocido, cuida de ella, cuida a tu amiga.
Una amistad es algo muy valioso, valora mucho a Alice y, nuevamente, perdóname.
Hay una palabra en el idioma quechua llamada "tupananchiskama" significa "Hasta que la vida nos vuelva a encontrar"
Enrique, tú dijiste que las pulseras que tenemos son nuestros hilos rojos del destino, debemos creer que si es cierto el destino nos unirá de nuevo.
Recuerdalo siempre, recuerda mis palabras. Las que con tanto aprecio he escrito aquí para ti.
"Lo que tenga que ser, será. Lo que no, también"
No olvides eso, nunca lo olvides, será como un punto de fe.
Con una gran fuerza para no llorar se despide, Laura.
—Hija de... —la rubia no pudo terminar la oración, la mirada del peli-negro se posó justo en ella.
—Alice, por favor, ahora no —bajó la mirada nuevamente observando aquel cuaderno.
Movió las hojas hasta llegar a la primera, una portada de fondo rosa mantenía atento al hombre.
Diario de una chica enamorada
-Laura Patiño
—Por favor no ¿Estás idiota, Williams? —la mujer se quejó llamando la atención del castaño que en ese momento ingresaba al salón con el celular en mano, pues minutos antes se encontraba grabando con gran entusiasmo la reunión que se hacía fuera del salón en honor al último día de clase, día en que nadie se vería nuevamente hasta dentro de tres meses.
—Soy consciente de que te gusta estudiar, Quique pero, ¿a este nivel? —rió por lo bajo, mas al no recibir respuesta por parte de su amigo comenzó a preocuparse.
La rubia sólo observó atenta los movimientos de Noé.
—Quique —hizo una pausa observando lo que sostenía éste en sus manos.
Había dejado de respirar por un segundo, él también conocía el contenido de aquel cuaderno.
En ese momento, Noé lo supo, todo había llegado a su fin.
—¿Puedo estar sólo? —los ojos del peli-negro brillaban a causa de las lágrimas que cada vez se encontraban más cerca de salir.
El castaño abandonó el lugar, se sentía terrible, ¿cómo había llegado a ese punto? Él era consciente de que Laura le pidió no decir nada a Enrique, mas eran mejores amigos.
Lo mínimo que Enrique necesitaba era una explicación, debían de haberle dicho todo, Noé no debió quedarse callado. Ahora todo lo que seguiría sería su culpa, de nadie más.
Alice no se fue, algo insegura se acomodó a un lado del peli-negro.
—Williams, eres mi amigo. No me iré
—Maldita sea, te estoy pidiendo que te vayas, Parker —la voz de él comenzaba a quebrarse.
—Y yo te estoy informando que me quedo, si quieres que me vaya tendrás que sacarme a patadas y créeme que no querrás siquiera intentarlo.
Y, sin decir nada más, la mirada de ambos se encontró.
Negro y gris, dos tonos casi perfectos que al encontrarse movieron tierra y mar; crearon un torbellino, el efecto mariposa más perfecto y desastroso de todos.
Enrique Williams y Alice Parker eran la definición de Yin y Yang, eran almas gemelas en perfecta unión, en perfecto estado.
Eran almas gemelas que trascendieron todos los límites, almas que no podían estar ni ser, almas únicas y brillantes.
Estaban hechos el uno para el otro, casi de forma literal.
Y así, una nueva historia comenzó...
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——FIN——
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Tuti🍓
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