-Cuarenta y siete-
18/08
Sábado, otra vez jaja. Pues, hoy hablé con Enrique.
¿De qué? Pues, la curiosidad me ganó, le pregunté sobre la niña de cabello negro.
Debo aclarar que estábamos en su casa, de hecho por eso no pude aguantar las ganas de preguntar, me dió un recorrido por su casa y había una que otra foto de esa niña. Así que pregunté.
«Ella es mi hermana, se llamaba Amy»
Entonces me pregunté ¿Por qué nunca supe de su hermana? Enrique, el cual parece leerme la mente, respondió mi pregunta.
«No te conté de ella porque murió hace mucho tiempo. Murió cuando tenía 3 años y fue todo por mi culpa»
Y Enrique lloró. Yo no tenía idea de que hacer, así que sólo lo abracé y le pedí que me contara (lo mío no es el tacto ¿ok?)
«Yo era un niño de 9 años, con padres amoroso. Amy era la única niña en la familia por lo cual era como un chicle que los mantenía unidos a todos entre sí. Tenía una sonrisa muy bonita y sus ojos se iluminaba por todo, estaba comenzando a hablar más y le encantaba dar abrazos, su cabello era negro, suave y despeinado, era necesario estar acomodándolo cada minuto. Era preciosa. Pero un día, mamá y papá salieron, quedó a mi cuidado. Ella tenía unas pegatinas y no se las quité, porque yo estaba ocupado. La perdí de vista y cuando me desocupé a los treinta minutos, era tarde. Para cuando llegaron los vecinos a ayudarme mi hermana no respiraba. Tiempo después papá llegó ebrio... él me... él se fue y no hemos hablado. Pero mamá sigue en contacto con él, me manda dinero y así»
Y nuevamente se encontraba llorando, tras mucho hablar con él y sin tener mucha idea sobre qué se hacia en esos casos, decidí cambiar de tema contando una pequeña historia que me seguía y de la que pocos sabían, después de todo, diario ¿qué tan importante es contar el pasado cuando tu buscas personas para tu futuro?
«Yo tenía 5 años cuando mi mamá murió, no recuerdo mucho de ella pero sé que lo que pasó ese día forjó mucho mi carácter actual. Mamá y papá tenían un auto y éramos una familia muy feliz a pesar de las constantes peleas que tenían. Cuando nació Sara a los pocos meses mamá y papá pelearon, ella agarró las llaves del carro y salió. Nos quería llevar con ella pero papá se lo prohibió, así que nos quedamos. Unas horas después llamaron a papá a avisarle de un accidente y él salió del lugar dejándome a cargo de Sara. Yo era una niña de 5 años cuidando de una bebé de un par de meses. Cuando papá regresó, Sara estaba llorando y yo me encontraba llorando junto a ella. Papá dice que fue muy gracioso verme tan estresada por cuidar a una bebé. Dice que ese día logré darle un poco de felicidad a pesar de todo lo que había pasado»
Escuché a Enrique reír y, suspirando, me abrazó. Y en ese preciso momento me sentí tan mal, porque él se sentía culpable, estaba triste y aún así se veía tan feliz. Y yo siendo tan feliz a veces lucía tan triste. Supongo que es verdad que no todos son lo que parecen, Enrique me demostró eso.
Le dije que quizás algún día tendría una hija a la que podría llamarla Amy, que de ella si podría cuidar. Enrique volvió a reír, se veía más tranquilo y eso me gustó.
En ese momento frente a mí, Enrique me pareció más una persona que un personaje perfecto. Me di cuenta de que nunca le presté real atención a Enrique, siempre lo vi como alguien muy soñador, para nada complicado y demasiado feliz. Supongo que estuvo mal verlo así.
Por primera vez noté a Enrique, él también tiene sentimientos, tiene un pasado, tiene cosas que lo atormentan, él no es esa brillante sonrisa de la que yo creí estar enamorada. Es mucho más que eso y me lo demostró. Y me odio porque lo voy a lastimar.
Sin duda, lo más desgarrador de mi día fue descubrir que mi querido chico ya no tan desconocido tiene heridas que no han podido sanar, me gustaría meterlo en una cajita y cuidarle el corazón el resto de su vida. O al menos que alguien lo haga
—————————
Tuti🍓
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro