Capítulo 10: "Ya no quiero ir a la escuela"
Lo que paso ese día en el teatro quedo solo entre los alumnos, nadie dijo nada a nadie, el ambiente se limpió rápidamente para en cuanto el maestro llegara al teatro pareciera como si nada hubiera pasado de igual manera se recogió la bata manchada de pintura que la pelinegra dejo en los servicios higiénicos todo con tal de no dejar algún rastro de la maldad que habían cometido con la jovencita.
Milk luego de lavarse el rostro y cambiarse de ropa salió de la escuela sin decirle a ningún maestro lo que había acontecido allí, ella excuso su salida manifestando que se sentía indispuesta.
Por su parte el grupo de Milk no presentaron la obra pues les faltaba un integrante tampoco presentaron el informe de la misma excusándose en que la pelinegra se lo había llevado por error, el profesor les reprogramo la fecha de presentación del trabajo y presentación de la obra para la próxima semana.
Escuela Dragón:
En un aula vacía un grupo de chicos hablaban.
Creo que fueron demasiado lejos, decía Gokú con molestia.
Si es cierto, ¿qué hubiera pasado si a ella se le ocurría decirle lo que le hicimos al director?, ¿siquiera lo pensaron?, dijo Vegueta con molestia.
Ya estaríamos expulsados y todo por un estúpido prejuicio, dijo Gokú con rabia.
Ya, ya, no se enfaden además no pasó nada, la chiquilla no dijo nada, el maestro nos reprogramo la obra y todo salió como lo planee, dijo Lunch como si nada.
¿Piensan seguir con esa tontería?, dijo Gokú.
No cambiaremos la obra, teníamos otra bajo la manga, somos chicas muy precavidas, dijo Dieciocho.
Son muy perversas, dijo Gokú.
Ya Gokú, le hicimos un favor, porque estoy segura que después de esto al fin nos deshaceremos de ella, dijo Lunch sonriendo.
Si yo pienso igual, dijeron Bulma y Dieciocho.
Gokú y Vegueta se miraron y movieron su cabeza con resignación.
Espero y estés bien mi niña, tal vez como dice Vegueta lo mejor sea que no sigas aquí, pensó Gokú.
Mientras tanto:
Milk caminaba por la calle con el cabello húmedo y el rostro humedecido por las lágrimas.
Ya no, ya no, ya no quiero volver a ese lugar, ya no quiero, ya no quiero, pensaba la pelinegra mientras caminaba con paso cansino.
Luego de más de una hora de caminata la pelinegra llego a su mansión, el empleado que le abrió la gigantesca reja de la misma la miro con nostalgia mientras esta entraba dentro de su casa con la mirada sombría y su rostro con claras marcas de haber llorado.
La pelinegra subió a su habitación, cerró la puerta de la misma con seguro, se sentó sobre su cama y saco de su bolso a su pequeño amigo, su diario, tomo un bolígrafo y empezó a escribir en el mientras gruesas lagrimas salían de sus bellos ojos negros y caían sobre la página donde escribía.
Horas después: "Casa Son"
Gokú caminaba con cautela por uno de los pasillos de su mansión.
Creo que no hay nadie, pensó Gokú al no ver a ningún empleado de la casa por el pasillo donde el estaba.
El jovencito de cabello alborotado echo a correr hacia una pequeña escalera sin ser visto por nadie, subió por ella y luego de unos minutos ya se encontraba en la terraza. Gokú saco unos binoculares que había escondido bajo su ropa y se los colocó en los ojos para ver hacía el jardín de la casa de la pelinegra.
Parece que no está, dijo Gokú con nostalgia mirando con ayuda de sus binoculares cada espacio del jardín.
Mansión Ox:
Milk se encontraba dormida sobre su diario con rastro de lágrimas aún sobre su bello rostro.
La pelinegra aún en sus sueños escuchaba los murmullos, risas y palabras hirientes que la lastimaban haciendo que su sueño sea muy intranquilo para ella pues aún dormida sentía un profundo dolor en su corazón que se evidenciaba por las lágrimas que aún dormida derramaba.
Al día siguiente:
Los rayos de sol entraban por la ventana de la habitación en donde dormía la pelinegra quien cubría su rostro con una sábana para evitar despertarse.
El sonido de la puerta hizo que la jovencita se despertara aún en contra de su voluntad.
Adelante, dijo Milk con nostalgia.
Niña, ¿aún no piensa bajar a desayunar?, dijo una mujer mayor.
No, aún no, dijo Milk.
Pero hoy día tiene clases niña, dijo la mujer.
No iré a la escuela hoy, no me siento bien, dijo Milk con calma.
Entonces abra que informarle a su padre, dijo la mujer.
Milk no dijo nada, solo bajo la mirada.
Lo llamare por teléfono, dijo la mujer.
¿No vino ayer?, dijo Milk con nostalgia.
No mi niña, pero el me dijo que lo llamara por si se necesitaba algo, dijo la mujer.
Milk no dijo nada solo entristeció más al saber que su padre no había llegado a dormir a su casa.
La mujer marcaba el número del padre de la pelinegra pero nadie le respondía la llamada, luego de varios minutos de intentos fallidos la mujer dijo: Seguiré insistiendo niña, le subiré su desayuno.
¡Gracias¡ dijo Milk.
Horas después: "Escuela Dragón"
Gokú miraba con nostalgia la carpeta vacía de la pelinegra mientras sus amigos platicaban entre ellos.
No vino, ¿será que decidió dejar la escuela?, pensaba Gokú con nostalgia.
Kakaroto, Kakaroto, decía un joven cabello de flama.
¿Qué?, dijo Gokú al reaccionar.
¿Krilín te está preguntando que cómo hizo su papel?, dijo Vegueta.
Bien, muy bien amigo, dijo Gokú sonriendo.
Después de todo consiguieron su objetivo, dijo Piccolo.
¿A qué te refieres?, dijo Gokú.
Lograron hacer que ya venga a la escuela, dijo Piccolo.
Pero ello aún no es seguro, a lo mejor hoy no vino pero viene mañana, dijo Yamcha.
Si es cierto, dijo Ten.
Por su bien es mejor que no regrese, dijo Vegueta.
Yo pienso igual, lo de ayer fue muy malo, la verdad me decepcione de Dieciocho y Bulma, de Lunch lo hubiera esperado pero de ellas, no, dijo Krilín con nostalgia.
Es que tanto juntarse con Lunch, se les pego el egoísmo y perversidad, dijo Piccolo.
Si es cierto, dijo Ten.
Pobre Milk, ¿cómo estarás?, ahora no podré verte tampoco en la escuela, pensaba Gokú mientras su rostro entristecía.
Empresa:
Un gigantesco hombre colgaba el fono de un teléfono tras haber recibido una llamada de su casa.
¿Sucede algo cariño?, dijo la mujer.
Si, Milk no fue a la escuela hoy, dijo el señor Ox con preocupación.
¿Por qué?, dijo la mujer rubia fingiendo preocupación.
Supuestamente se siente indispuesta, dijo el señor Ox.
Pues debe ser así, no creo que tú hija invente estar mal para no ir a la escuela pero ya no te preocupes de seguro se le pasa pronto y mañana vuelve a sus clases, dijo la mujer de manera coqueta mientras se acercaba a depositar un beso en la mejilla del gigantesco hombre.
Si tienes razón, dijo el señor Ox.
Claro que la tengo, dijo la mujer rubia sonriendo.
Casa Ox:
Milk se encontraba acostada en su cama cubierta por varias mantas mientras pensaba: En cuanto venga papá le diré que no quiero volver a ese lugar, ya no quiero volver a allí, en esa escuela la mayoría me mira mal o me trata con indiferencia, las chicas me odian sin un motivo aparente además está esto que pase hoy, fue bochornoso, me sentí tan mal, tal mal.
La pelinegra cerro sus ojos para poder conciliar el sueño y de esa forma acallar el dolor que sentía.
Horas después:
Milk abría sus párpados lentamente al sentir unas manos acariciar su cabellos.
¡Papá¡ dijo Milk con voz quebrada sentándose sobre la cama para abrazar a su padre.
¿Qué paso, porqué no fuiste hoy a la escuela?, pregunto el señor Ox.
No me siento bien en ese lugar, dijo Milk aún sin darse cuenta que no solo su padre estaba junto a ella.
¿Por qué linda?, dijo la mujer rubia tomando asiento en el borde de la cama de la pelinegra mientras tomaba la delicada mano de la jovencita.
Todos allí me ignoran, por eso ya no quiero volver allá, dijo Milk con voz entrecortada.
¿Cómo qué te ignoran?, dijo el señor Ox preocupado.
No me hablan, se burlan de mí, dijo Milk sollozando.
Son conductas propias de adolescentes consentidos linda, solo ignóralos, yo también pase por ello cuando mi padre me cambio de escuela, luego todas esas personas que me trataban mal se hicieron mis amigos, dijo la mujer rubia no dándole mucha importancia al dolor que sentía la pelinegra.
Hablare con el director de la escuela, dijo el señor Ox.
No, dijo Milk con temor mientras pensaba: Si papá habla con el director me odiaran más de lo que ya me odian.
Hija tengo que hacerlo, para que hable con esos muchachos, dijo el señor Ox.
Cariño creo que es mejor que dejes las cosas así, que Milk solucione sola ese problema así aprenderá a defenderse en la vida no puedes andar sobreprotegiéndola siempre, dijo la mujer rubia.
Papá, sácame de esa escuela, dijo Milk con desesperación.
¿Sacarte?, dijo el señor Ox.
Si, sácame papito, ya no quiero ir a esa escuela, decía Milk sollozando.
Linda, no llores, no les des el gusto a esos niños consentidos de hacer que dejes de estudiar allí, no sabes cuanta plata a pagado tú padre para que te den un cupo en esa escuela además si dejas la escuela este año lo perderás pues ya nadie te aceptara en otra, mejor te propongo algo, quédate allí hasta terminar este año y el próximo te cambiamos a otra escuela, yo me encargaré de ver buscar otra escuela con tanto prestigio como esta para que estudies la preparatoria, ¿qué te parece?, dijo la mujer rubia.
Milk no dijo nada solo bajo la mirada mientras su padre se acerco a abrazarla.
Hija, Misuki tiene razón si ahora dejas la escuela perderás el año, además tú eres una chica valiente como yo como lo era tú madre, como dice Misuki de seguro esos niños consentidos están actuando así porque aún no te conocen bien pero en cuanto te traten más y vean lo buena y dulce que eres harás muchos amigos, ya lo verás, esto solo algo pasajero, dijo el señor Ox dándole un beso en la cabeza a la pelinegra mientras la abrazaba.
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