El primer beso. Aquel que te explota en la cabeza. Mientras dibujas con tus manos las orillas de su cuerpo. Aquella posición sexual mas romántica. Sin necesidad de usar las gónadas.

La forma mas sublime de conexión entre dos seres. Se adhieren entre sus labios. La conexión de dos almas astrales que al cerrar sus ojos intercambian su esencia. Entrada  para inocularse electricidad y hormonas liquidas. Es el comienzo del fin mas bello que existe. La entrada a lo prohibido e inolvidable. El portal para teletransportarse. Ese ritual acompañado por tres sinfonías. La tuya, la mía y la música de nuestros besos.

Tu vida cambia de norte magnético. Se activa el deseo y la pasión. Las acciones que te definen cambian de ropa. Terminas enfermandote de amor. Te pierdes a ti mismo. Sientes mas libertad a tu alrededor. Tu cuerpo contiene mas hormonas que sangre. Tu organismo funciona con vitalidad.

Fumando hormonas. Masturbas tu mente. Follas ósculos. Eyaculas acciones. Procreas recuerdos.

El amor es química. El corazón es el motor. El beso es la bujía. Tú y yo somos la combustión. Mis ganas es la chispa adecuada.

La pólvora puede durar varios años. Tantos meses sea posible. Días casi infinitos. Horas de 80 minutos. Segundos con velocidad lenta.

Pero cuando los besos pierden el encantamiento. Sin darte cuenta das tu ultimo primer beso. Lo sientes tan maravilloso como el primero. Te sorprendes del porqué esa misma sensación. Y cuando reaccionas te das cuenta que no recibirás mas.

El último beso marca una promesa. Un sueño. Un deseo. Una esperanza. Una agonía. Una ansiedad corporal. Desesperación por la dosis. Mientras tus labios esperan sin aliento nuevamente aquel contacto vuelves a ser la misma persona que antes. Regresas a tu realidad robotisada. A la selva de cemento. A tu vida de un solo color.

La única química que volverás a sentir será la del cigarro muriéndose entre tus labios llenos de soledad.