Día 10 - Enero
Querido diario:
La conozco desde hace poco tiempo, vino nueva a clases.
Miraba a todo con unos ojos perdidos y olvidados.
Nadie parecía prestarla atención.
Sin embargo, yo me quedé prendado de sus ojos turquesa.
Toda nuestra historia parece que se ha basado en los ojos, y esos me llamaron la atención.
¿El amor se basaba en los ojos?
¿El amor se basaba en la mirada?
¿El amor se basaba en la persona, o solo en sus sentimientos?
Me siento tan torpe en esto...
Solo sé que la hablé.
"Hola."
"Hola."
Un mísero y terco "hola" salió de mi boca.
Un mísero y desilusionado "hola" salió de la suya.
Esa pequeña princesa de ojos de mar quiso desplegarse en el cielo, pero se cayó de lleno ante mis palabras.
Iluso.
Podría llamarme iluso.
Podría decirme que sigo siendo igual de arrogante que lo era al principio.
Podría decirme que sigo fustigándome en los errores del ayer.
Y parece que la marca penetrará en la piel, marcándose a fuego en las venas.
Siento una ira que me embriaga por dentro.
"Tengo que hablar con ella. Lo necesito."
Y no hay más por qué, y sí más por supuesto.
Porque la felicidad no llega del pico de un halcón.
Porque la felicidad hay que buscarla, o dejar que se pudra en el Infierno de la soledad.
Y perderla para siempre.
Buenas noches.
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