Querido diario de las generaciones:

A veces mereces despertar de un sueño después de tantos meses dormido.

A veces alguien te tiene que ayudar a despertar.

Y cuando descubres que todo a tu alrededor era sombrío y oscuro, entonces te replanteas tu forma de vivir.

Tu forma de sentir.

Tu forma de amar.

Tu forma de haber creado un universo aislado de la realidad.

Me hacen llamar Sara.

Pero en mi mente me llamo "culpable".

Pues ahora León yace en coma por mí.

Por mi culpa, por no haberme dado cuenta de la realidad.

Porque nunca tuve que confiar en que podría arreglárselas solo.

"Si es un niño...".

Y menos confiar en ese hombre.

Tuve aprecio por él, ¿sabías?

Cuando vino de nuevo al mundo parecía otra persona.

Pero parece que no ha cambiado mucho desde su vida pasada hasta ahora.

Jorge vivió en droga, vive en droga y vivirá en droga.

Debería llamar a la policía.

Nadie merece seguir en la calle después de hacer lo que hizo por toda mi familia.

Aunque no tenga vínculos con ellos de sangre.

Nadie merece sufrir tanto por una persona.

Jorge, te prometo con este diario que te haré pagar por todo lo que hiciste a León.

Pero espero seguir con fuerzas para cuando quiera hacer eso.

Estoy débil, y rota.

Rota por dentro al ver que todo lo que hecho durante estos meses, años, no ha servido para nada.

Que he sido como un ser inerte que solo sabía llorar.

Que solo puedo recordar los momentos de agonía y de llamadas desesperadas en mi nombre sin contestar.

A veces, pienso que no merece la pena vivir así.

Me despido de ti, hasta mañana.