Querido diario:

Sigo recordando los ojos de Jorge, porque ayer no dejé de pensar en ellos. Murió por una operación.

Yo no estaba cuando le pasó esto.

Llegué cuando estaba muriendo.

Llegué para ver su muerte.

Y antes yo ya había muerto.

Rosa está recuperándose; y parece que yo voy cada vez a peor. Me cuesta incluso coger el bolígrafo y escribir en este diario.

Pero no quiero perderte a ti también.

Aunque en verdad no existas.

¿Sabes, querido diario? Siempre he querido ser feliz. Uno de los médicos del hospital me dijo que vendría esta noche a cenar, de buenas a primeras. Yo solo lo conozco de vista.

No tenía fuerzas para decirle que no, así que tendré que preparar la cena. Pronto va a llegar y tengo todo hecho un desastre.

Porque no sé siquiera mantener una casa en condiciones.

Y mucho menos una vida.

Había pensado en preparar espaguetis, querido diario. ¿Te parece un plato decente para presentar delante de un médico?

Son muy exigentes todos.

Son incompetentes.

Son mis posibles salvadores, pero les odio.

Aunque en verdad, tendría que odiarme a mí misma.

Estoy haciéndome una coleta, no me apetece arreglarme hoy. Seré natural.

Naturalmente una señora que no puede seguir viviendo más así.

Hoy se me ocurrió poner la televisión y ver las noticias:

Pude ver como había gente que estaba pasando mayores calamidades que lo mío.

Pero ellos tampoco conocen lo que estoy pasando yo.

Y es así, querido diario, como acabo comiéndome la cabeza siempre.

Porque todo puede llevarse al pensamiento.

Pero nunca puedo sacarlo de él.

Y por eso, siempre tengo en mi recuerdo a Jorge.

Y por desgracia, a Él.

Hoy no he llorado, pero todavía no es tarde. Lo que no quiero es llorar delante del médico.

No quiero parecer débil. Tengo que mantener mi coraza.

Pero mi coraza se rompe por segundos, y no tengo otra de repuesto.

Terminé un libro ayer, de autoayuda. He pensado que me ayudaría a superar lo mío.

Pero en verdad, no tengo nada que superar, porque moriré con ello dentro.

Moriré para ser feliz.

Morir para estar con Jorge y ser sus ojos.

Buenas noches, querido diario.