Querido diario:
El bote de pastillas me ha dado cobijo toda la mañana. Podría describir el día de hoy en pastillas.
Pastillas para vivir. Pastillas para respirar. Pastillas de alegría y de felicidad.
¿Sabes lo que es la felicidad, querido diario? Las pastillas me hacen ser feliz y desconectar del mundo.
Las pastillas me dicen “buenos días”. Ellas si me quieren, y no como el resto de mortales.
Tomando las pastillas he recordado a Rosa.
Rosa está allí, pero a punto de salir. Está viva, querido diario.
Ojala y pudiera robar su vida. Y así sería feliz. Porque podría ver las cosas con otros ojos.
¿No crees que haya pasado todo muy rápido, querido diario? No sé si me entiendes.
Parece que todo ha empezado a ir mal desde el día 1, ¿verdad? Que nunca he tenido ningún momento feliz.
Pero querido diario, ahora no puedo recordar esos momentos, porque las lágrimas inundan mi mente.
¿Sabes lo que es llorar? Llorar es sentirse liberado de presiones, de fuerzas, de vida. Mis llantos se magnifican con la luz de la luna. Y con la dosis de pastillas.
¿Quieres conocer algo divertido, querido diario? No pude terminarme el bote entero. En mi boca no cabían más pastillas y agua. Al final acabé vomitando todo.
Qué repugnante, ¿verdad?
Mi ser; yo misma soy repugnante por haber sido tan mala madre.
¿Por qué me odio tanto, querido diario?
¿Por qué odio a la gente que me rodea?
¿Por qué en el fondo la odio? A ella y a su vida perfecta.
Su vida sin problemas. Sin hijos. Sin marido.
Vida.
Hoy Jorge llamó a la puerta de casa. Le abrí la puerta y le invité a merendar conmigo. Estuvimos charlando sobre peluches y nueces. Después me dio un beso y se marchó.
Echaba de menos a Jorge.
Echaba de menos soñar con Jorge.
Echaba de menos sus suspiros y su mirada. Mirada perdida hacia el infinito de la soledad.
Porque Jorge, al igual que yo era presa de su codicia.
Pero a él lo educó como arma de matar.
A veces no echo de menos a Jorge. Otras veces pienso que sin él no sería nada ahora mismo.
Ahora mismo. Me replanteo la idea de dejar de escribirte, querido diario. Debes de estar harto de que te cuente mi vida, ¿verdad?
O eso, o que me flagelo con mis pensamientos continuamente.
Tal vez sea lo segundo.
Porque siempre era la segunda respuesta para todo.
Incluso cuando a veces era la primera, la segunda era la válida.
Y si no, Judas vendría a besarme.
Y un beso de Judas ya sabes lo que significaba.
Sus palabras eran de odio y de maldad.
Sus pensamientos hacia mí eran de rencor.
Sus obras eran peores que las de ningún otro mortal.
¿Por qué no me decidí a dar el paso? Simplemente, no tenía nadie que pudiera escuchar mi voz.
Porque mi voz está apagada.
Mi voz no existe en un mundo de silencio y de soledad.
Hablar con las paredes habría servido para lo mismo.
Tal vez ellas me hubieran escuchado.
El bote de pastillas me está llamando, querido diario. Dice que vaya a visitarlo, que se encuentra solo en aquella salita diminuta.
¿Debería acompañarle durante toda la noche?
Debería acompañarme durante toda la noche, porque las bestias de la oscuridad y de los recuerdos me atemorizan; y tienen ganas de rasgar mi carne.
Buenas noches, querido diario.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro