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Bienvenidos a Magister Aeternus

Viernes 18/10/20

Hoy fue mi primer día en Magister Aeternus, y la verdad ir a una escuela normal es muy parecido que ir a una escuela mágica solo que acá hay clases relacionadas a la magia.

Me había despertado ansioso por mi primer día en Magister Aeternus, haciéndome preguntas mentales de lo que me esperaría hoy. ¿Cómo será ese ritual de conexión elemental que hablaba la directora?, ¿Cuál será la forma definitiva de Minerva?, ¿Qué pasaría si lo hago mal?. A pesar de tantas preguntas positivas y negativas que navegaban en mi cabeza, opté por dejar que todo sucediera como debería suceder. Si no funcionaba el ritual de conexión elemental no sería un problema para mi, al menos eso creí, hasta ese momento ni sabía para que servía ese ritual. Si Minerva no hallaba su forma, sería algo normal para mí, después de todo estoy acostumbrado a que sea una gata. Y si hacía algo mal, pues me suspenderían y viviría mi vida como hasta ahora la he vivido. Soy un adolescente ya tengo suficientes problemas con lo de Beatriz y con lo de Ana como para sumarle ahora también tareas mágicas.

- ¡Oh! -exclamó Minerva al verme-. ¡Qué bien que llegas temprano!
- Siempre llego temprano.
- No el primer día, ¿Recuerdas?
- ¡Ahhh! -reí al recordarlo-. El primer día de escuela se llega tarde.
- Si, para ti. Supongo que tu ansiedad por asistir a Magister Aeternus, luego de presenciar la magia del officialis, te ha hecho olvidar esa regla.
- Es una escuela de magia, Minerva -dije mientras me sentaba en la cama-. Por primera vez estaré rodeado de otros brujos, me enseñarán magia, y podré practicarla sin tener que ocultarla.
- Recuerda que yo no estoy de acuerdo con esto, Dan. Acepté para evitar que termines en la cárcel.
- Pero ahora tengo un castigo mucho mejor.
- Esto no es un castigo.
- Como digas, Minerva -respondí mientras me levantaba y tomaba mi mochila-. ¿Listos para irnos?

Estaba pensando en seguir el mismo camino que habíamos tomado ayer, pero Minerva me dirigió por un atajo que usan los estudiantes, así no tendríamos que caminar tanto hasta Magister Aeternus. A lo largo del camino, otros estudiantes se unieron a nosotros junto a sus familiares. Mientras caminábamos, mi mirada se clavaba en Minerva. Su paso era firme, su cabeza erguida, pero noté un leve temblor en su cola, un tic casi imperceptible que me decía que, debajo de esa aparente seguridad, la preocupaba la posibilidad de encontrar su forma definitiva. A pesar de mi entusiasmo por este día, también me preocupaba ella desde que la directora mencionó que finalmente había encontrado a un familiar. ¿Por qué Minerva no tenía un familiar?, ¿Por qué no había adquirido una forma animal?. Siempre creí que lo de transformarse en varios animales era algo normal entre los familiares. En ese momento, comprendí que sabía mucho menos de lo que pensaba sobre la magia, hasta ahora, solo había realizado rituales, pero la magia que usaba Teo no era un ritual. Sus gestos, las palabras que pronunciaba, su familiar... lo que sabía sobre la magia era apenas una milésima parte de lo que necesitaba conocer.

Finalmente llegamos a Magister Aeternus y en la entrada estaban esperándonos Teo y Dipper.

- Buen día -saludó Teo.
- Buenos días -dijo Dipper.
- Buenos días -respondió Minerva.
- Buenos día -dije-. ¿Qué hacen aquí?
- Estamos aquí para acompañarte en tu ritual de conexión elemental.
- Ya está Minerva para eso -afirmé.
- Los officialis deben estar presente en el ritual de conexión elemental de los jóvenes que trajeron a la escuela.
- Y no solo estamos aquí por eso -añadió Dipper-. Estamos también aquí para tu castigo.
- No que venir aquí ya era mi castigo.
- Aún sigo pensando que el aullido le dejó los oídos paralizados -se río Dipper.
- Jamás dejamos en claro que ese fuera el castigo.
- Ya se lo había mencionado, pero como dijo Dipper, parece que aún tiene los oídos paralizados.
- Basta de bromas por favor -dijo Teo, algo molesto al notar que no lo  tomaban en serio-. Como todos los brujos que tienen una situación como la tuya se les castiga no tan severamente para que comprendan que cada acción tiene una consecuencia. El venir aquí no es un castigo, es una oportunidad para aprender.
- ¿Y cuál es mi castigo entonces?
- Hoy en la tarde pasaré por ti e iremos a un refugio animal, así aprenderás a cuidar a los animales como se merece.
- Pero Teo...
- Officialis -rectificó Teo.
- Officialis -rectifiqué-. Ya aprendí la lección. ¿Crees que yo revivificaría a un gato por puro placer de luego matarlo?
- No es eso, Dan -habló Dipper-, sabemos que no tenías intención de matarlo por puro placer, pero aún así sigue siendo un ser vivo.
- Si no lo hubieras revivificado en primer lugar -dijo Minerva.
- Es solo un castigo para que comprendas la gravedad de tus actos, Dan. Solo durará este fin de semana.
- Y para colmo un fin de semana entero.
- Ni que hicieras mucho en un fin de semana -respondió Minerva con tono burlón.
- Vamos, entremos.

Entramos y nos dirigimos hacia el jardín. Este lugar se veía muy diferente de lo que era ayer. Mientras que un día antes había hermosas flores recortadas formando arbustos en formas de esferas y cubos, ahora solo había césped, donde estudiantes y maestros paseaban, charlando alegremente. Cualquier persona que pasara por allí podría pensar que era una escuela normal en medio del bosque, repleta de gente, pero lo que indicaba que este no era un lugar común eran los familiares. Nunca imaginé que habría tal variedad en sus formas animales, lo más lógico sería que los familiares adoptaran una forma definitiva que pasara desapercibida, pero en ese espacio había desde un hipopótamo hasta peces que nadaban en el aire.

Dejé de observar las formas de los familiares cuando escuché a alguien comentar.

- Dicen que revivificó a un gato solo para matarlo. 

Me giré para identificar al que había hablado, pero entonces oí desde otro lado.

- Su gata no tiene forma. Es amorfa. 
- Y encima no le ha enseñado nada. 

Todas las miradas se centraron en mí mientras caminábamos hacia la fuente. ¿Cómo sabían sobre lo de Tom si ni siquiera se le había mencionado a la directora?. Miré a Minerva y sentí nuevamente esa inquietud, no estaba tranquila con todo esto.

- ¿Qué podemos esperar de alguien que mató a un gato inocente? 
- ¿Te puedes callar? -preguntó una voz con tono de mando en vez de propuesta. Al mirar, vi que era el mismo chico que había ido a ver a la directora el día anterior, y que había hecho callar a un chico delgado con cabello castaño rojizo. Se acercó a nosotros, seguido de una mariposa que revoloteaba rápidamente a su alrededor. 
- No te preocupes por ellos, no tienes la culpa de sus comentarios ni de lo que ocurrió. ¿Eres Dan, verdad? 
- Sí, ¿Por qué? 
- Soy Eliot y ella es Cristal -su familiar revoloteaba sin objetivo alguno-. Como soy uno de los mejores estudiantes de primer año, la directora me ha puesto a cargo de orientarte hoy en la escuela. 
- Silencio, por favor -dijo la directora Magnolia, quien había elevado la voz de una manera que resonó como si estuviera usando un micrófono.

Miré hacia donde estaba Magnolia. Se encontraba sobre la fuente, aunque esta no estaba funcionando. La directora llevaba un blazer azul marino sobre un vestido lavanda, y en su hombro posaba un búho. La secretaria acariciaba una de sus piernas. 

- Les pido, por favor, que los officialis lleven al frente a sus estudiantes, y que los demás alumnos formen con la clase elemental que les corresponde -anunció Magnolia.

Los estudiantes comenzaron a moverse y a agruparse con otros que llevaban uniformes del mismo color. Formaban un cuadrado, donde cada sección tenía un color diferente, rojo, azul, amarillo y marrón. La fuente ocupaba el centro, y alrededor de ella nos organizábamos los nuevos, con sus respectivos familiares y officialis. El familiar de la directora, el búho, se posó sobre la secretaria. 

- ¡Crispitatio Sonora! -exclamó esta, juntando las manos.
- Sean bienvenidos y bienvenidas a Magister Aeternus -dijo el búho-. Una escuela fundada para compartir y guiar a los jóvenes brujos a nuevos conocimientos y habilidades. Hoy realizaremos nuevamente el ritual de conexión elemental para conectar a estos jóvenes con su elemento de vida. Los llamaremos por sus respectivos nombres y vendrán a la fuente para realizar el ritual, luego se incorporarán a su clase elemental en correspondencia de su elemento, rojo para el fuego, azul para el agua, amarillo para el aire y marrón para la tierra. Sin más que decir, les pido a los estudiantes y profesores se tomen de las manos y recitemos el conjuro de conexión elemental.

Los estudiantes y maestros se tomaron de la mano y comenzaron a recitar en voz alta el conjuro.

- Elementa vitae, veni ad me,
per serpentem, anima fluit esse.
Si aqua tranquilla veritas mea est,
serpens aquarum mihi lenitatem ferat.
Si flamma ardens vult esse,
ignis me amplectatur, me nasci faciat.
Si terra firma inveniendam habeo,
serpens terrae me ducat quaero.
Si ventus levior fatum meum est,
dancing eius me impleat itinere.
Hac ritu, essentiam meam profero,
coniunctus elementis, semper in eo clarum.
Quotidie susurrum, crescere vocem,
serpens coniuncta, iam non est vale.
In corde meo, iam sentire possum,
fas perpetuum, vivendum inchoo.

Mientras recitaban el conjuro, mis ojos recorrían el grupo de estudiantes y sus familiares, hasta que se detuvieron en… ¡Claudia!. Cabello rizado, voluminoso y brillante, resultado de sus esmerados cuidados, y esos pantalones ajustados, sin duda era ella. No puedo creer que sea una bruja, aunque, pensando, fue ingenuo de mi parte no pensarlo, especialmente sabiendo que tiene un halcón como mascota en casa. Estaba acompañada de sus padres, lo que significa que ya conocen su naturaleza mágica, o quizás ellos mismos son brujos.

- ¡Crispitatio Sonora! -exclamó de nuevo la secretaria, juntando las manos mientras los estudiantes y profesores se soltaron.
- Claudia Verion -llamó el búho, que aún se posaba en la cabeza de la secretaria.

Claudia subió a la fuente. La directora, desde abajo, le ofreció una bola de cristal y le murmuró algo. Claudia tomó la bola con ambas manos, y la directora dió un paso atrás, alejándose de ella. Después, Claudia cerró los ojos. A medida que lo hacía, las piedras del suelo alrededor de la fuente comenzaron a flotar, elevándose a la altura de Claudia. Luego, las piedras se encendieron en llamas, formando una espiral luminosa que culminaba en una nube en forma de aro. De esa nube comenzaron a caer gotas de agua, y poco después, una brisa disipó la nube. La bola de cristal comenzó a brillar en los colores de cada elemento, y, en un instante, se deformó y arrugó, adoptando un tono grisáceo hasta asemejarse a una piedra. Todo esto ocurrió en menos de uno o dos minutos.

- ¡Terra! -exclamó el búho cuando Claudia abrió los ojos, sosteniendo la bola de cristal, ahora convertida en una piedra.

Claudia bajó de la fuente, le entregó la piedra a la directora, que de nuevo volvía a ser una bola de cristal. Luego, Claudia se unió a los estudiantes cuyo elemento era la tierra, quedándose a un lado junto a una chica. Este proceso se repitió con cada uno. El búho, el familiar de la directora, gritaba cada elemento con entusiasmo ¡Aqua!, ¡Ignis!, ¡Terra! cada vez que la bola de cristal se transformaba en una burbuja de agua, en una sólida piedra, o parte de ella se derretía, la escena era un espectáculo de texturas cambiantes.

- Dan Manceo -me llamó el búho.

Subí a la fuente. La directora me entregó la bola de cristal y me dijo.

- Cuando estés listo, cierra los ojos. No tengas miedo y permítete sentir aquello que está conectado a tu corazón.

Tomé la bola de cristal, respiré profundamente y luego cerré los ojos. Sentí mi corazón latir, bum, bum, bum. Comencé a escuchar el crujido de la tierra mientras las piedras flotaban, luego el chisporroteo de las llamas al quemar esas piedras. Sentí cómo gotas de agua me mojaban, seguidas de la brisa que secaba aquello que había estado húmedo. Entonces, a mi mente vino una imagen, veía a una serpiente de agua que se acercaba a gran velocidad hacia mí. Cuando se aproximó, me envolvió, conteniéndome dentro de ella. Luego se dirigió hacia mi corazón y, mientras se adentraba en él, fue desapareciendo. Abre los ojos, parecía susurrarme, y cuando los abrí, escuché al búho de la directora exclamando ¡Aqua!, al mismo tiempo que en mis manos, la bola de cristal se había transformado en una burbuja de agua. Me bajé de la fuente y caminé hacia donde estaban los estudiantes con uniforme azul. A pesar de que Eliot llevaba un uniforme amarillo, se acercó a mi lado y se quedó ahí.

- Gracias a los estudiantes una vez más por su colaboración. Ahora le doy la palabra a nuestra querida directora Magnolia -anunció el búho.
- Como bien decía Rafael -respondió Magnolia, tomándole la mano a la secretaria, haciendo que su voz sonara más fuerte-, gracias a todos por haber cooperado en este ritual de conexión elemental. Ahora les pido que los estudiantes y profesores se retiren a sus respectivos salones para dar comienzo a las clases. Los nuevos estudiantes están exentos de asistir a clases hoy para que puedan conocer la escuela, pero si sus guías consideran que es necesario, no quedaría más remedio que participar.

Los estudiantes, familiares y profesores comenzaron a caminar hacia varios edificios de la escuela. Los nuevos estudiantes nos quedamos allí esperando a que el bullicio se calmara para ver qué haríamos con nuestros guías.

- Ven conmigo -dijo Eliot-. Vayamos a un banco para no estorbar al jardinero.
- ¿Por qué la directora tomaba tanto la mano de la secretaria? -pregunté.
- Era magia -contestó Minerva.
- Ahora entiendo lo de Crispitatio Sonora.
- Es magia de manifestación -añadió Eliot-. Aprenderás más sobre ella en la clase de Magia Manifestationis.
- Hablando de esa clase, ayer la directora mencionó que hoy Minerva debería adoptar su forma animal en esa clase.
- Dan -dijo Teo, que se había acercado a nosotros sin que nos diéramos cuenta-, nos vamos. Esta tarde pasaré por ti en la patrulla. Espero que tengas un buen día.
- Lo mismo les deseo -aclaró Dipper.

Se alejaron hacia la salida mientras el jardinero de la escuela hacía crecer nuevamente aquellos arbustos que habíamos visto el día anterior.

- Vamos a la clase de Magia Manifestationis -dijo Minerva, manifestando la urgencia por que todo sucediera rápido.
- ¿No tienen que ir a sus propias clases?
- Recuerda que tenemos que guiarte hoy, además vamos a la misma clase -respondió Eliot.
- ¿Están en la misma clase que yo a pesar de tener un elemento distinto? -interrogué, mirando el uniforme amarillo que llevaban.
- Sí. Las clases están diseñadas de tal manera que haya estudiantes con diferentes elementos. Aunque hay clases en las que los estudiantes de un mismo elemento deben estar juntos.
- Vamos entonces a la clase de Magia Manifestationis.
- Aún no -dijo Minerva-. Me acabo de dar cuenta de que falta el uniforme.
- Tienes razón -dijo Eliot mientras se agachaba para acariciar a Minerva-. Tendremos que ir al patio.
- ¿Al patio? -pregunté.
- Allí es donde está la zona de duelo. El profesor es el encargado de tomar las medidas de los nuevos estudiantes para sus uniformes. ¿Acaso pensabas que todo se hacía con magia? -se rió.
- Aunque no lo creas, tenía mis dudas. Minerva -la miré rápidamente para que no lo notara- solo me ha enseñado rituales.

Minerva reviró los ojos.

- ¿Entonces es verdad lo que dicen?
- ¿De qué hablas?
- ¿Y si mejor vamos caminando mientras hablan? -sugirió Cristal.
- Por un momento no noté su presencia -dije, señalando a Cristal que rápidamente se escondió detrás de Eliot.
- Por favor, no la señales. Es tímida.
- Lo siento -dije, tratando de buscarla para que viera que me disculpaba, pero se alejó volando.
- Te dije que era tímida -dijo Eliot, con un tono algo molesto-. Además, ella es introvertida.
- Perdón, perdón. Como te dije, no sé nada sobre la magia.

Eliot se llevó una mano a la frente, cubriendo sus ojos verdes mientras pensaba.

- Mejor caminemos hasta el patio, y en el camino me cuentas lo del gato.
- Pero a cambio, quiero que me cuentes más sobre la magia.

Le conté sobre Tom y que Minerva aún no tenía una forma definida, y él me habló de la magia elemental y sus extensiones. Resulta que en segundo año aprendemos sobre una magia relacionada con un elemento secundario que proviene de nuestro elemento principal. También me explicó los diferentes tipos de brujos, y me sorprendió saber que hay brujos capaces de dominar dos o más elementos principales, lo cual es raro, pero sucede, como en el caso de sus hermanos gemelos, Eliades y Elodias. Aunque ambos tengan conexión con dos elementos, Eliot solo posee uno. Incluso hizo una demostración de un hechizo llamado Vectio Aeris Levis, que pronunció mientras señalaba con su dedo una rama. Movió la rama de un lugar a otro en el aire y luego la dejó caer al suelo. Durante todo ese tiempo, Minerva no hizo más que relamerse los bigotes y las patas cada vez que nos deteníamos en lugar de continuar caminando. Eliot también me explicó algo importante.

- Cada cosa en la magia tiene un costo, y ya lo has comprobado con el ritual del corazón congelado y con ese otro ritual que por poco te cuesta la vida. 
- ¿Cómo sabes tanto de magia?

Justo en ese momento, Cristal regresó volando, mostrando sus alas de color azul brillante. Es tan hermosa.

- Ahí viene Cristal, por favor, recuerda lo que te dije sobre ella -asentí-. Y para responder a tu pregunta, ya te lo había dicho, soy uno de los mejores de primer año. 
- ¡Manipulatio Cinerum! -escuché exclamar a una voz, seguido de- ¡Camuflatio Temporaria! 
- Corramos a verlo -dijo Eliot.

Corrimos hacia el patio, que ya no quedaba tan lejos. Había muchos alumnos y una persona que parecía ser el profesor, ya que no vestía uniforme como los demás. En el centro, dentro de un gran círculo a un costado, había una chica con una araña en su hombro, y en el otro lado, dos chicos que parecían gemelos.

- ¿Existen brujos sin familiares? 
- Y familiares sin brujos -respondió Minerva. 
- Pero ese de ahí no es un brujo elemental.
- ¡Sensus Terra! -exclamó la chica mientras colocaba su mano izquierda en el suelo. 
- Esto se pone interesante -dijo el profesor, vacilando de un lado a otro.

Los dos gemelos se lanzaron hacia la chica para golpearla al mismo tiempo. Todos gritaban emocionados, ¡Héctor, Héctor!

- ¡Immobilisatio Terrestris! -dijo la chica, manteniéndose en la misma posición de antes sin moverse. Los chicos se acercaban rápidamente, y sus hechizos parecían no surtir efecto en ellos-. ¡Vis Terrestris! -dijo esta vez, cerrando el puño derecho, se puso de pie rápidamente y golpeó el aire.

Algo extraño sucedió en ese momento. Todos los alumnos presentes se quedaron atónitos al ver lo que ocurría en la zona de duelos. Pensábamos que la chica había golpeado el aire, pero en realidad había golpeado a algo oculto que salió disparado del círculo de combate. A escasos metros del círculo, un chico delgado con cabello castaño y rojizo y similar a los otros dos yacía tirado en el suelo, mientras los otros dos desaparecían de la escena.

De la multitud emergió Claudia, seguida rápidamente por su guía. Desde la zona de duelos corrió un zorro hacia Héctor. Claudia sacó de su bolsillo algo que parecía churre por su color marrón, se lo introdujo en la boca a Héctor, le movió la mandíbula y le tapó la nariz para que se lo tragara.

- ¿Qué haces? -preguntó el zorro. 
- Ayudando.

El chico recuperó rápidamente la conciencia, y Claudia lo ayudó a mantenerse de pie. El profesor, que antes había estado anotando algo en una simple libreta mientras charlaba con un simio, se dirigió a los estudiantes que comentaban lo sucedido.

- ¿Alguien puede decirme cuál fue el error que cometió Héctor?

Todos se quedaron en silencio, incapaces de responder a la interrogante que acababan de plantear.

- Solo llevamos un mes de clases. ¿Así esperan aprobar Duelos Mágicos? -replicó el simio-. Hay que ser observadores.
- Solo observando podrán discernir los movimientos de su rival. Aunque debo felicitar a Adriana por ser capaz de identificar los movimientos de su contrincante, incluso sin poder verlo. Buen uso de la magia -le dijo.

Todos en el patio seguían sin entender lo que acababa de suceder. El profesor y su familiar solo hablaban de la importancia de observar.

- Les explicaré lo ocurrido para que puedan comprender. Aquí, su querido Héctor realizó dos hechizos, uno elemental y otro de manifestación. El primero creó dos ilusiones de Héctor, y el segundo lo disfrazó a él y a su familiar, haciéndonos creer que una de las dos ilusiones era el verdadero él, y la otra, una falsa. En realidad, ambas eran engaños.
- Pero cometió un error -dijo el simio-. También disfrazó a su familiar, o en su defecto, no creó ni una ni dos ilusiones de su familiar.
- Adriana se dió cuenta de lo sucedido y, para no malgastar energía lanzando hechizos por doquier, prefirió hacer un hechizo que le permitiera localizar a su verdadero oponente, lo que la llevó a inmovilizarlo y asestarle un golpe contundente usando dos hechizos.
- Tampoco era necesario golpearme tan fuerte -respondió Héctor.
- Ya saben, chicos, usen sus hechizos con inteligencia, a veces, las mejores estrategias se desmoronan por detalles sencillos. Ahora vamos a...

De repente, el familiar de la directora Magnolia llegó volando, le susurró algo al profesor y volvió a elevarse en el aire.

- Tendremos que dejar la clase aquí. Mañana comenzaremos a repasar lo que hemos aprendido para que los nuevos estudiantes se pongan al día.

Algunos estudiantes protestaron.

- No hay razón para protestar -aclaró el profesor-. La directora me acaba de informar que quiere verme en su despacho.
- Tal vez es por la golpiza que me acaba de dar Adriana -sugirió Héctor.
- Al parecer, ustedes irán ahora a la clase de Magia Manifestationis. Así que vayan caminando.

El profesor y su familiar salieron a toda prisa.

- ¿Y el uniforme? -preguntó Minerva.
- Lo olvidé con todo esto del duelo -se lamentó Eliot, reflexionando por un momento-. Estamos casi iguales -dijo, acercándose más a mí para medirse-. Le diré al profesor que lo haga a mi medida, y mañana te lo doy.
- ¡Pero mira a quién tenemos aquí! -exclamó una chica que se destacaba por su cabello púrpura, recogido en dos coletas esponjosas-. Al asesino de gatos y al mariquita.
- ¿Eres gay? -pregunté, señalando a Eliot.
- Y encima le pregunta -se rió la chica.
- No lo soy -respondió Eliot.
- Ay, claro, y con una mariposa como familiar, ¿Te vamos a creer? -dijo la chica burlonamente.
- ¡Déjalos en paz! -exclamó Claudia, acercándose a nosotros.
- ¿Y tú quién eres?, ¿La novia del asesino de gatos? -replicó la chica.
- ¿Y tú a quién quieres parecer con ese estúpido peinado? ¿A Mickey Mouse? No jodas.

Los pocos alumnos que quedaban se rieron al escuchar la referencia a Mickey Mouse.

- Basta, Kaya -dijo Héctor-. Él es nuevo.
- ¡Emissio Aqua! -exclamó Kaya, juntando sus muñecas y abriendo las palmas de las manos.
- ¡Defensio Terra! -gritó Claudia, levantando rápidamente una de sus manos.

De las manos de Kaya salió un fuerte chorro de agua que impactó justo en el muro de tierra que había levantado Claudia.

- Déjalos, Kaya -prosiguió Héctor.
- Nadie se mete conmigo y sale ileso. ¡Fluctus Pontentia!
- ¡Venti Flammula! -exclamó Eliot, haciendo un gesto de bofetada con el dorso de la mano.

Las ondas de agua que había lanzado Kaya ahora se dirigían hacia ella a causa de la ráfaga creada por Eliot.

- Reflexio Aqua, Orbis Lucens - dijo una voz calmada, desviando las ondas y encerrando a Kaya en una esfera de energía que rebotaba levemente.

Todos dirigieron la mirada hacia la fuente de la voz. Era una mujer joven y hermosa, con largo cabello castaño oscuro y ondulado, recogido en dos moños a los lados.

- No apruebo la violencia y ustedes lo saben, pero al menos usen la magia de manifestación -se acercó a un más-. Pobres familiares sin poder usar su magia en una batalla, y claro, por no meterse en asuntos de sus brujos prefieren no pelearse entre ellos. -dijo manteniendo un brazo con la palma abierta como si sostuviera algo.
- Le dije que parara, pero no, vamos a hacer una práctica con un maniquí viviente -dijo Héctor.
- Kaya ya hemos hablado de la violencia -se acercó a la esfera-, hasta Ren ha aprendido a no ser impulsivo como tú -la profesora bajó la mano y la esfera que contenía a Kaya se dispersó en tonos luminosos.- Espero que no vuelva a ocurrir o tendré que tomar alguna medida, ahora vayamos todos a la clase de Magia Manifestationis.

Todos fuimos caminado a clase de Magia Manifestationis, excepto Claudia y su guía, al ser hoy su primer día solo es enseñarle algunas cosas de la escuela, las clases no son obligatorias. Yo si tenía que ir por el tema de Minerva, que habia estado más callada de lo normal. Solo faltaba poco para que llegara su momento, el momento de mostrar su verdadera forma animal. Pero eso se los cuento mañana, ya me duele la mano de tanto escribir y tengo que ir a una acampada. Ya mañana les contaré lo que ocurrió en la clase de Magis Manifestationis, en el refugio de animales y en la acampada que me invitaron.

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