Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6: Insidente.

Me encontraba prácticamente tiesa encima de mi cama con el sol tostándome la cara porque precisamente se me había olvidado correr las cortinas. Miré de reojo el reloj de mi mesita de noche para darme cuenta de que ya eran las siete y treinta de la mañana y tenía que abandonar las sábanas.

Mi cerebro estaba completamente apagado, no dejaba de pensar en todo lo que había sucedido anoche y donde podría estar mi maldito celular. Juro ahora mismo además de parecer un espantapájaros por tener los pelos en estas condiciones tan deplorables mi cuerpo y mi mente se movían tan lento como un zombie.

No podía dejar de darle vueltas a ese asunto y la preocupación era constante en mí. No había podido ni tan siquiera llamar a Daniel para contarle y sentía que iba a explotar en cualquier momento como una bomba de laboratorio.

Tuve que darme una ducha de dos minutos para poder salir a tiempo y pillar el autobús que me dejaba a pocas cuadras de la cafetería. Lo único que pedía para el día hoy es que no llegaran muchas personas al local, de lo contrario creo que mi cabeza se me iba a resbalar del lugar, dormí muy poco y no estaba funcionando del todo bien.

Al bajar del autobús y comenzar a caminar no paraba de darle vueltas a lo mismo, mi celular ¿Dónde estará? ¿Correré peligro? ¿Cuántos años me darán en prisión? ¿Lo podré recuperar? En él guardaba todas las fotos de mis padres y nada me pondría más triste el esta vida que perder todos los pocos recuerdos que me quedan de ellos, ni ir a prisión veinte años por matar a un tío sería tan doloroso.

Jajajaja, la gente loca de hoy en día dice cada cosa.

El tintineo de la campanilla me dio la bienvenida, aún no había nadie, solo estaba la señora Jullia detrás del mostrador, leyendo el periódico con las noticias del día de ayer. Ella me regala una sonrisa cálida y yo solo pude curvar mis labios, especialmente hoy no tenía ni las más mínimas ganas de sonreír.

La mañana transcurrió tranquila, algunos clientes llegaban y se quedaban pero la mayoría pedía el encargo para llevar, eso fue un alivio de grandes dimensiones. Las horas pasaban mientras yo miraba hacia un punto no muy claro, perdida en mis pensamientos, recostada sobre una mesa y con mi mano sosteniendo mi barbilla y el resto de mi rostro. Podría jurar que hasta mi saliba caería si seguía un minuto más en esa posición y con la boca abierta, pero la puta campanilla del infierno interrumpe rito espiritual mental.

No puede ser, acaba de llegar alguien más...

Mis ojos automáticamente buscan a esa persona y detuve mis pasos en seco al darme cuenta de quién se trataba. Es, el mismo chico de ayer, el que no me dejó ver la peli y el que provocó que me fuera de aquí a las tantas de la tarde. ¿Es en serio? Otra vez venía con la misma cantidad de documentos, yo diría que incluso más.

Me crucé de brazos mientras observaba incrédula como se sentaba en la misma mesa con toda la paciencia del mundo y organizaba todo para comenzar a trabajar en lo suyo. Tenía curiosidad por saber a qué tanto se dedicaba, pero tenía que idear un plan infalible para poder enterarme.

A ver, déjame ver si lo tengo claro, ¿Vas a hacer que se levante de su asiento para husmear en todo ese reguero de papeles? O que vas a hacer, ¿Mirarlos por unos binoculares?

Exactamente.

¿Pero tu estás demente tía? ¿Qué derecho tienes de hacer eso?

Hice una mueca de autorreproche con mi rostro, ella tenía razón ¿Qué diablos me pasaba últimamente? No me reconozco. No sabía quién era él y...

Además ¿Cómo piensas hacerlo? ¿Le vas a derramar un café encima para que tenga que ir al baño y entonces tu... ¡Ay no!

Sonreí para mis adentros, era una idea realmente estupenda, pero no, que va, ya lo he superado, fue solo un arranque del momento.

__¡Ey tú!, la mesera__ ¿Qué? Noooo, se ha atrevido a... __Tráeme un café y rápido__ el chico me habló de muy mala manera y tuve que respirar profundo para no responderle, pero ¿Qué te has creído cretino? Sí, soy la mesera no tu esclava personal y que seas un cliente no te da derecho a hablarme de esa manera.

Te vas a enterar, gilipollas.

Yo me dirigí hacia el mostrador para prepararle su café a Don Amargado mientras lo miraba de reojo. Estábamos los dos solos en el local, por lo tanto era mi oportunidad para estropearle la tarde a ese chico de ojos tan... emm...

¿Tan?

Cállate.

Tomé la tasa en mis manos llena de ese líquido negro y emprendí mi marcha hacia él con todos mis objetivos claros. Por un momento sus ojos se clavaron en los míos y casi detengo mi andar por la fuerte impresión que me causó. Esos malditos ojos verdes eran cautivadores, del tipo que te arrancaban suspiros y si se esforzaban un poquito más podrían hacerte sonreír. Pero cuando le prestabas atención podías darte cuenta de que él no tenía ninguna intención de ese tipo, era un auténtico patán.

Su mirada a pesar de ser hermosa era fría y áspera, del tipo que te avisaba que si te acercabas demasiado ibas a terminar sufriendo. Sus ojos pensaban sobre mí como no tienen idea, me daba la sensación de que un martillo gigante estaba sobre mi cabeza, todos los vellos de mi cuerpo se erizaron y se me olvidó complemente la ejecución de mi maléfico plan cuando lo tuve enfrente.

El problema es mi torpeza, que cuando me pongo nerviosa sale a la luz a niveles inimaginables, y en efecto, cuando fui a poner la tasa sobre la mesa no sé de que forma se me resbaló de las manos y fue a parar a su regazo, haciendo que su camisa se empapara del café y se quemara el adnomen por lo caliente que estaba.

¡Oh no, qué he hecho!

__¿Pero qué haces?__ el chico se levantó de un salto del lugar con la tasa en sus manos y alejándose se sus papeles para no ensuciarlos, al parecer si que eran importantes.

¿Te imaginas que la tasa va a parar sobre los papeles y los estropeas? Probablemente saldrías muerta de aquí.

Créeme, no me lo quiero ni imaginar.

Él me dedico una mirada filosa, cargada de enojo, al punto que sentía que me podía cortar el cuello solo con mirarme. Estaba segura de que me quería decir de todo lo que se le ocurriera por mi torpeza pero no lo hizo, decidió tragárselo y se lo agradecí, no necesitaba cosas que me hicieran sentir más estúpida de lo que ya era.

Reaccioné unos segundos después cuando tomé la servilleta entre mis manos para por lo menos tratar de reparar mi error. Me aproximé sin previo aviso y comencé a pasar la servilleta por su camisa, para limpiar todo ese desastre.

Esa camisa parece ser bastante costosa.

Ese es el resultado de tus pensamientos de niña esquizofrénica.

¡No me regañes más!, te lo pido por favor, fue sin querer.

Seguía en mi tarea, nerviosa y con mis manos temblorosas, pero no estaba surtiendo casi efecto, así qué, levanté su camisa en un arrebato para limpiar el café que ya se estaba volviendo pegajoso y adherente. Al levantar el trozo de tela los ojos del chico se abrieron como platos y los míos también, para que lo voy a negar.

Madre mía del cielo, ¿Qué es todo esto?

Tuve que tragar en seco cuando vi su abdomen trabajado y con esa cantidad de abdominales que gracias a mi parálisis corporal y de todos los tipos que existen no dio tiempo contar. Su voz cargada de desprecio me sacó de ese trance tan... ¿Qué puedo decir?

__¿Qué coño haces?__ ahora sí que estaba enojado.

Pero por supuesto, ¿Cómo sé te ocurre levantar su camisa?

Mi conciencia me regañaba y tenía toda la razón cuando me lo decía, era una estúpida.

__Yo...__ no sabía que decir y él esperaba algo de mi parte, lo sabía porque estaba cruzado de brazos y con esa potente mirada filosa sobre mí, que provocaron que me escogiera y bajara la mirada hacia el suelo, pero antes pude notar como los músculos de sus brazos se tensaban a través de la camisa y como se apretaba su mandíbula cuando...

¿Quieres concentrarte y pensar rápido en un discurso para ver si te perdona?

Eres una agua fiestas.

Por dios, ¡Madura de una vez tía!

Tenía mi mirada pegada a mis zapatos, no me atrevía a levantarla y jugueteaba con mi manos para tratar de ocultar el nerviosismo que sentía, no podía entender por qué me picaba todo el cuerpo y me sentía con tanta energía que podría recorrer el pueblo entero sin parar de correr. Pero tenía que hacerlo, había sido una gran estupidez por mi parte y se lo debía, le había estropeado su camisa.

__Yo...

Vega, tú puedes, dile algo que lo cautive para que te perdone, algo que le llegue tan profundo que no pueda resistirse y...

__Lo siento.__ Dios, me he quedado en blanco.

¿Ya? ¿Solo eso? Oh, genial, te has quedado vacía, casi me haces llorar. Menudo pedazo de idiota me ha tocado aconsejar, de verdad.

¿Quieres calmarte ya? ¡No se me ocurrió mas nada joder!

Por primera vez en el último minuto dirijo sutilmente mi mirada hacia él, no sé de dónde saqué el valor pero lo enfrenté. Seguía en la misma posición, con sus enormes brazos cruzados sobre su pecho, con su mandíbula tensa y apretada, pero ya su mirada era diferente, era intensa, no dejaba de ser filosa pero había algo más, me transmitía calor y seguridad ¿Cómo era posible? Pues no tengo ni puta idea. Su voz fuerte y segura se hace presente nuevamente.

__¿Existe algún baño en este lugar?__ tenía una voz muy peculiar y embelezadora, fuerte y a la vez tenue y relajante. Pero lo que sí no se podía negar es que era un auténtico grano en el culo.

Oh venga ya, ¿De nuevo vas a ser borde? No me jodas.

¿Y que esperabas? ¿Una piñata? ¿Un ramo de flores? Le has arrojado café caliente encima, bastante bien te trata, yo te hubiese dado unas cuantas patadas en el trasero, así que agradece.

Respondí a su pregunta con un asentimiento de cabeza mientras mis pies reaccionaron antes de mi cerebro y lo comenzaron a guiar hacia el pequeño baño del local. Ahora mismo no sabía dónde iba a meterme.

¿Por qué me sentía tan nerviosa?

Pues, tienes la mirada de un tío cachas y buenorro clavada en tu espalda al punto de sacarte un pulmón por la boca. A lo mejor es por eso que estás nerviosa, es solo una teoría no me hagas caso...

¿Puedes dejar el sarcasmo para otra emisión? Gracias. ¡Joder!, dime ¿Qué hago ahora?

¿Y yo que voy a saber? Arréglatelas cómo puedas tú solita.

Entonces dime ¿Para que carajos sirve tener una maldita voz acosando tu cabeza si ni tan siquiera te echa una mano?

Ni idea tía, eso pregúntaselo al que me creó.

Viré mis ojos en blanco nuevamente y apreté mis manos por la euforia, un día de estos se me van a quedar los ojos así virados. Tengo que pensar en no haver ese gesto tan seguido, se debe ver raro de cojones.

Llegamos a la puerta de baño y le abrí paso a la persona que me seguía para que se adentrara en él. Necesitaba perderlo de vista un rato para que se me pasara todo lo que estaba sintiendo, pero...

__Necesito que me eches una mano__ lo tenía de frente a mí, observándome con una intensidad aún mayor que la anterior si eso era posible.

__¿Qué?__ no pude articular más ninguna frase o palabra, no entendía a que se refería.

¿Qué? ¿Qué? ¡Dios dame paciencia porque si me das fuerza y un cuchillo yo misma la descuartizo.

¡Ya está bien con los putos cuchillos, por favor!

__Necesito que laves mi camisa, no puedo salir a la calle con una camisa blanca manchada de café__ sus labios tenían una ligera ¿Sonrisa? No, no llegaba a serlo, pero había algo extraño, ¿Qué tramaba?

Devido a mi posición fue imposible negarme a su petición, así que decidí entrar junto a él al pequeño espacio para cumplir con lo que me había pedido.

Quedamos uno frente al otro, demasiado cerca para mí gusto, ¿Por qué tiene que ser tan pequeño el maldito baño? ¡Joder!

¡Siento que me va a dar un infarto!

Sus ojos seguían sobre mí desde su gran altura, ahora con un tono un poco más oscuro que el anterior pero igual de hermosos y perturbadores. Sus manos...

Espera, sus manos, sus manos son...

¿Se va a quitar la camisa?

¿Eh?

Mi garganta se apretó cuando sus dedos comenzaron a desabotonar magistralmente la fina tela que lo cubría, dejándome ver poco a poco su pecho y lo que me faltaba de su abdomen. Tuve que tragar en seco cuando de deshizo completamente de ella, percatándome de un gran tatuaje de cubría todo su hombro y brazo izquierdo. No era alguien excesivamente musculoso, pero estaba muy bien trabajado, lo suficiente como para secarme la garganta y ponerme la piel de gallina; incluso su piel tan pálida y esas ojeras no tan oscuras bajo sus ojos me resultaban extrañamente atrayentes.

¡Despierta Alexa! Te ha puesto la camisa en la cara dos veces esperando a que la tomes y no reaccionas. ¡Idiota!

Pestañeé un par de veces para salir de mi trance y ya de paso recoger un poco la saliba que se me había resbalado.

¡Qué vergüenza por dios!

Tomé la prenda entre mis manos de una buena vez para que se quitara delante mí, de lo contrario iba a terminar dándome un ataque por la fuerte presión que ejercía sobre el ambiente que nos rodeaba, y ni tan siquiera él lo notaba.

Pero tu entrepierna sí ¿No?

¿Quién ha dicho nada? A ver.

No hace falta querida, no hace falta.

Le di la espalda para poder hacer esto lo más rápido posible. El temblor de mis manos hicieron que el jabón rebalara varias veces y se me cayera al suelo.

__¡Esto es increíble!__ refunfuñaba lo más bajo que podía, no sabía si estaba enfadada conmigo misma por ser tan idiota o con él por querer jugar al gato y al ratón, porque era obvio que quería darme una lección.

¡Pero esta no era la manera coño! Preferiría limpiar la cafetería de arriba a abajo que no esta tensión que me tiene al borde del colapso.

Mojé con agua la parte que se había ensuciado pero no quería pasar el jabón por ahí, la prenda tenía un olor tan agradable que me daba miedo quitárselo. Era algo fresco, delicioso y embriagador para cualquier gusto. Me daban incluso ganas de pasarla por mi rostro para que se me quedara ese olor de por vida, era imposible que alguien pudiera oler tan bien...

¿Qué estás haciendo? ¡Acaba con esto ya!

¡Aaaaaaaaaaaaa! ¡Estoy demasiado estresada!, ¿Qué no lo ves?

¡Pero era lo correcto, era lo correcto! Me lo repetía una y mil veces a mi misma.

Por error se me ocurrió mirar para el espejo que estaba frente a mí, lo tenía justo detrás como si fuera una sombra, recostado a una de las paredes con sus brazos en la misma posición y con su vista clavada en mi espalda, reparándola por completo de arriba a abajo. Mis terminaciones nerviosas se dispararon cuando lo noté, enviando chispas a todas las partes de mi cuerpo.

¿Por qué me esta pasando todo esto?

¿Qué pasa?, ¿Nunca has visto a un hombre sin camisa?

Sí, pero él es diferente.

¿Qué lo hace diferente?

No lo sé, todo.

Y sí, todo en él gritaba peligro, pero un peligro tan terriblemente atrayente que no me importaría morir en el intento por conocerlo.

Desvié mi atención hacia mis manos y unos segundos después ya no quedaban rastros de mi desastre, solo la fina capa de agua sobre la tela.

Bueno, algo es algo.

Todavía lo sentía, pero respiré profundo para darme la vuelta y buscar su mirada con mis ojos. Estaba serio e imponente, era imposible saber lo que estaba pensando, buscar en sus ojos o en sus expresiones algún indicio de algo era por gusto, estaba mirando una roca.

Tenía en mi manos la camisa, ahora un poco más limpia y se le extendí para que la tomara, pero fui incapaz de mirarlo, ya la valentía se me había ido a los talones. Él la tomó de muy mala gana y se la puso a una velocidad descomunal para salir disparado del pequeño espacio y dejarme ahí, de pie y atónita, con un enorme vacío dentro de mí.

Me sostuve con mis manos a una de las paredes para poder recuperarme.

¿Qué es todo ésto?

El sonido de la campanilla hizo que me incorporara después de echarme un poco de agua en el rostro para bajar el calor de mis mejillas. Salí del baño mejor parada, esperando encontrarme a alguien ahí, pero no, solo era él, que se había marchado, dejándome confundida y totalmente fuera de lugar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro