Esto se está saliendo de control —fue el primer pensamiento de Luis al oír lo que Jay quería decirles.

—¿Estás seguro que debemos hacerlo nosotros? ¿No tiene otros hombres que lo hagan? —Jimmy pregunto apoyado en la pared desde una esquina.

Habían pasado meses desde que todos se unieron a este trabajo, León seguía siendo su jefe pero ellos estaban en un rango de mayor confianza con los narcos de bajo rango.

Si, yo tampoco entendí cuando hablaban de eso.

La situación en ambas casas había mejorado, la casa Makarov era ahora un rayo de felicidad y estabilidad y donde Mateo y su abuela ahora podían tener comidas tranquilas y sin preocuparse por si algo comenzaba a faltar.

Jay vivía solo desde los diecisiete años, con ayuda de León consiguió un pequeño departamento pero le funcionaba si era solo para salir de las garras de su padre, luego de la muerte de su mamá volvió a pisar esa casa donde había pasado por mucho y por primera vez apunto con un arma a alguien y apretó el gatillo.

Su padre era una persona en desgracia, borracho y abusador, no podíamos esperar que tuviera un buen final.

Y su hijo vengó a su madre.

—Claro que tiene a muchos hombres que pueden hacer este trabajo pero el hecho de que nos eligiera a nosotros es lo verdaderamente importante —dijo Jay mientras apagaba su cigarrillo.

—¿Verdaderamente importante? —repitió Mateo incrédulo— Estamos hablando de asesinar personas —su voz bajo al decir esas palabras.

Y ahí, todo se volvió más realidad.

León les había conseguido un gran trabajo que los haría subir de puesto tanto en confianza como en rango de los narcos nuevos.

Jay ya llevaba años en este mundo y quería comenzar a subir y dejar las pandillas de lado pero sabía que sus amigos no estaban preparados para eso.

—Personas que traicionaron a unos grandes narcos —eso parecía ser todo lo que necesitaba Jay para aceptar, que más que hacer pagar a unos traidores.

—Esto es una locura —volvió hablar Jimmy en un suspiro, aunque muy profundo de su cabeza sabía que no iba a retroceder.

—No creo poder hacerlo —Luis se levanto de su silla y comenzó a caminar con una respiración algo acelerada.

Podía adaptarse a vender droga y a buscar a chicos vulnerables para hacerlo, porque no era precisamente alguien con moral pero el hecho de asesinar a alguien parecía ir a otro nivel.

¿Era capaz de eso? No lo sabíamos con certeza.

Jay se acercó a Luis haciendo que detuviera su histérica caminata y tomándolo por los hombros le hablo.

—Luis, esto podría llevarnos a ser grandes en el mundo ¿no lo entiendes?

—Al parecer eres tú el que no comprende la gravedad de todo esto —mascullo Mateo de brazos cruzados, tenía una mirada retadora hacia Jay.

Este último volvió su mirada a Luis.

—Ganaremos mucho dinero por hacer algo de una noche, todo será rápido y los de mayor rango confiaran en nosotros —dijo todo con tanta convicción que Luis dejó su rápido respiración y fruncio levemente el ceño pensando.

—¿Haz asesinado antes? —la pregunta pensativa del pelinegro hizo que todo se envolviera en un silencio profundo.

—¿Qué? —soltó Jay quien aunque había escuchado a la perfección no parecía querer responder tal pregunta.

—Que si le haz arrebatado la vida a alguien —Mateo soltó con demasiada brusquedad, alzando las cejas.

No hubo respuesta y bajo el silencio todos pudieron sumergirse en sus pensamientos.

Jay había soltado a Luis y se alejo unos pasos casi de manera inconsciente, en su mente rondaba una y otra vez esa única situación donde apretó el gatillo sin piedad alguna.

En su mente rondaban gritos del pasado y mucho sufrimiento, golpes, risas, moretones y sonrisas que trataban de mostrar tranquilidad y no miedo pero aún así no lo lograban.

—No —respondió con una voz alejada de la realidad— El arrebatar significa que esa persona aún merecía vivir.

¿Qué? —cruzo por la mente de Mateo— ¿Acababa de insinuar que si había asesinado a alguien? ¿Y que merecía morir?

—¿Que quieres decir con eso? —Luis hizo acto de presencia al hablar, estaba en medio de todos pero volvió a tomar asiento ya relajado.

—Matar a alguien es un paso muy grande —Jimmy dejo atrás la pregunta a Jay y decidió seguir con el tema de verdadera importancia.

¿Harían eso por dinero? —se preguntaba.

Al tomar de nuevo su postura habitual, Jay sonrió con confianza y les hablo a sus amigos como si nada hubiera pasado antes.

—Esta oportunidad no se dará dos veces, si quieren pensar en ser poderosos en el futuro pueden ir actuando desde ahora —camino con seguridad pasando frente a cada uno mientras iba hablando— Solo piensen en que llegaremos a tener tanto poder que nuestros hijos jamás pasaran alguna complicación económica, ni los hijos de nuestros hijos, solucionaremos la vida de nuestros descendientes si trabajamos por ello.

La duda creció en el ambiente, todo era tan confuso para dos de ellos.

Podían simplemente aceptarlo pero el arrepentimiento parecía crecer cada que lo pensaban.

Pero no podían dejarlo, necesitaban el dinero, lo querían.

¿Podrían poner sus vidas sobre otras?

Era una pregunta difícil de responder.