17. Traición
Es impresionante como la adrenalina cuando está en tu sistema hace que te sientas casi invencible ¿cierto?
¿En que habíamos quedado la otra vez? Ah, cierto.
Estos chicos corrieron mientras agradecían haber salido por la puerta trasera, pues la policía llego en un segundo y comenzó a rodear la casa con mucha rapidez.
Los alrededores de lo que fue esa casa estaban llenos de árboles y plantas grandes que podían cubrir un cuerpo agachado, así que tomando eso a ventaja huyeron de esa forma.
Mientras caminaban con algo de rapidez se encontraron los bolsos donde guardaron las armas y al estar ya un poco lejos de la casa salieron de su escondite para seguir caminando por las calles.
Claro, no estaban confiados porque si algo gritaban esos cuatro chicos en ese momento era "Desastre".
Luis tenia su cabello rubio manchado con algo que parecía negro y pequeñas pelusas, su traje negro tenia manchas blancas, Jay además de parecer herido en las piernas y brazos, su cara estaba llena de sudor por la fuerza aplicada al escapar y aún tenia que regular su respiración.
Mateo y Jimmy eran los más obvios, pues el castaño además de tener una mirada perdida y estar temblando levemente, tenia una pierna herida por lo que cojeaba y un dolor en su cuello no le permitía moverlo, mientras el pelinegro mantenía su brazo izquierdo doblado por una cortada justo en el hombro que llegaba hasta la mitad del brazo, su cara con un gran golpe que estaba rojo y su cabello parecía estar algo quemado.
Llegaron al auto y entraron sin más recostándose de los asientos.
Mateo iba en el asiento trasero junto al otro castaño, mientras Jimmy estaba en el asiento de copiloto y Luis en el del piloto, pues él parecía estar en mejores condiciones que los demás.
Encendiendo el auto, aún se sentía la tensión en sus hombros y ellos estaban seguros que no se quitaría hasta que volvieran a casa.
Había sido un misión común, como las que siempre hacían, solo que no salio como siempre.
Entraron, buscaron al objetivo, lo encontraron en su oficina casi dormido y le dispararon, tres disparos, uno en la pierna, otro en el brazo y el último en la sien.
Lo suficiente duraron para que el hombre gritara más de dos veces y saliera su esposa de la habitación donde dormían.
Si ocurría eso el plan era sencillo, le inyectaban un sedante y la llevaban de vuelta a la habitación pero no fue así.
De manera sorprendente y sin presentirlo, Mateo levanto su arma y disparo sin fallo alguno, dio entre las cejas.
Todos quedaron sorprendidos, más de lo que se esperaba pero luego de eso, el castaño quedo en shock, sabíamos que llevaba un estrés muy grande sobre sus hombros en los últimos días pero nadie sabía que era tan grande para descargarse con las personas que no eran el objetivo.
Nunca habían asesinado a personas que no fueran el objetivo, al menos, Mateo no.
Y se mantuvo el caos.
Salieron, Mateo aún en shock y desde ahí todo fue automático, mucho más caos.
El castaño ojos azules se puso fuera de control, comenzó a temblar y con eso venían balbuceos de arrepentimiento.
Sentía culpa, por primera vez sentía culpa, había matado a alguien que no tenia previsto de hacerlo.
-Mateo -el llamado de Jimmy hizo que su amigo volviera a la realidad y lo mirara sin una expresión específica - ¿Que ocurrió?
El ambiente se puso más tenso de lo que ya podría estar, era incomodo responder que por un momento perdió la compostura y que sentía que eso lo perseguiría el resto de su vida.
-Fue un momento difícil -fue lo que hablo luego de un carraspeo.
Luis alzo las cejas.
Que mentira tan idiota -pensó.
-No, no que sucedió en la casa -aclaro el pelinegro y Mateo se puso tenso, sabia que venía- ¿Que ocurrió?
Esta vez sabia a que se refería con esa pregunta, ellos querían saber que lo tenia tan mal para haber perdido el enfoque y casi arruinar su plan.
-Y no digas que es el estudio y trabajo porque ya no te creeremos -interfirió el rubio con gracia, sonreía.
Pasaron segundos que se convirtieron en minutos en los que se encontraron en silencio, ellos no darían su brazo a torcer para dejar el tema y Mateo pensaba mucho antes de decirles algo siquiera.
-A este paso podemos pedir algo de comer ¿no? -volvio hablar Luis rompiendo el silencio sepulcral.
-No -interrumpió Mateo, tomándose su tiempo para hablar- Hace un tiempo conocí a una chica, ustedes lo saben.
-Aurora ¿no? -asintió.
Y así, les hablo de cada cosa que paso en las últimas semanas con la señorita que tampoco lo había olvidado pero luchaba por seguir con su camino.
-Vaya -murmuro Luis al terminar de procesar lo que su amigo decía.
-Tiene unos padres de mierda -Jay si no tenia pelos en la lengua al decir la verdad y una de esas cosas era que esa chica iba a ser hundida por sus propios padres si se dejaba.
El único que no pronuncio palabra fue el pelinegro, Jimmy maquinaba con calma y mucha estrategia sus opciones, si hacía este plan real podría significar la felicidad de su amigo, así que no lo pensó mucho.
-Okey, haremos algo al respecto -se pronuncio el ojos azules y el resto lo miro casi sin entender, miro a Mateo- Dijiste que posiblemente sus padres la estén obligando ¿no? Eso significa que podrían estar empleando la fuerza con ella -el castaño tenso su mandíbula y temblaron sus manos- Y eso significa que en dado caso estaremos rescatándola, no haciendo algo malo.
Y eso que habían hecho cosas malas, pero se preocupaban respectivamente por esto.
Que ironía.
-¿Qué sugieres?
-Pues, comenzaremos con...
-¿De verdad creen que sea buena idea? -interrumpió el castaño que todavía no estaba convencido- ¿Y si sus padres no le han hecho nada ahora si estará en problemas por mi culpa?
-Mateo -Jay lo llamo y entrecierro sus ojos para mirarlo a la defensiva- Sus padres le prohibieron hablar contigo, por lo que cuentas te llamo llorando así que eso es lo suficientemente malo como para que comiences a actuar.
El castaño pareció pensar las cosas y asintió varias veces para convencerse a si mismo.
-Okey, hagamoslo.
-Pero mientras debemos desaparecer de aquí, la policía no tarda en hacer acto de presencia y no es algo que nos ayude.
Arrancaron el auto manejando a una velocidad normal para ser cero sospechoso, un auto adelante de ellos los cubrió, lo bueno de ser una noche movida, todos pasaban desaparecidos.
Pasando frente a la que había sido una casa, no pudieron evitar girar sus cabezas para ver todo el desastres que habían causado, el único que no miro fue Mateo quien decidió meterse en sus pensamientos.
Llegaron a la cabaña en un viaje donde mayormente hubo silencio, cada uno en sus propios pensamientos pero todos llegando a un mismo fin.
Debemos hacer algo para solucionarlo.
Jay le envió un mensaje a Camila quien respondió inmediatamente, el joven fruncio el ceño.
-No me digas que también tienes problemas de pareja -hablo Luis desde la esquina, estaban solos dentro de la cabaña ya que Jimmy y Mateo comenzaron a limpiar el auto, no debían dejar huella alguna.
Jay fruncio aún más el ceño sin querer pensar en eso pero Camila llevaba unos días con actitudes extrañas.
A veces no quería acompañarlo a reuniones importantes.
Prefería mantenerse en lugares alejados de todos los socios.
¿Qué era lo que ocurría?
¿Le estaba haciendo un desplante poco a poco?
¿Lo había dejado de amar? ¿Así sin más?
No -pensó con firmeza, no se dejaría vencer por esos pensamientos y en cambio, él mismo averiguaría lo que ocurría.
-Solo tengo que averiguar que ocurre -murmuro más para si mismo que para su amigo pero aún así el rubio respondió.
-¡Eso es! No te dejes vencer tan fácilmente, no hagas lo mismo que Mateo -sonrió con falsa inocencia pero sus palabras eran filosas.
El rubio tenía en claro una cosa, jamás se rendiría con su novia, ni en el caso más grande ni en el más mínimo, le parecía una idiotez rendirse a la primera con la persona que amas y por eso juzgaba mucho a Mateo.
Aunque era su amigo y estaba desesperado, claro que lo ayudaría.
-Chicos, es hora de irnos -el pelinegro apareció en la puerta haciendo una seña antes de perderse nuevamente en el exterior, ambos se miraron y con un pensamiento mutuo salieron de la cabaña.
El viaje en auto no se les hizo tan largo como el del avión, parecía una eternidad y eso no era muy bueno, les daba mucho tiempo para pensar.
Luego de las horas de viaje, mientras bajaban del avión hablaban entre ellos cosas banales solo para no traer más tensión al momento.
Jay antes de ayudar a su amigo debía ir a ver a su novia, presentía algo extraño y quería asegurarse de que todo estuviera bien.
Jimmy miro a Mateo y este asintió dando el permiso para hablar del tema en cuanto entraron al auto.
-Okey, el plan los llevaremos a cabo en unas horas, mientras vayamos a descansar un poco y nos veremos en el almacén del centro -los repaso con la mirada- Iré con Mateo, me asegurare que descanse por lo menos una hora.
El rubio y el castaño estuvieron de acuerdo más Mateo no, aún así, el pelinegro lo obligó a irse con él.
Luis miro a Jay quien demostraba abiertamente su preocupación y alzo ambas cejas mientras le enviaba un mensaje a su madre.
No llegaría a casa hasta la noche.
-Vamos, iré contigo -murmuro el rubio y comenzó a trazar su camino siendo seguido por su amigo.
El castaño condujo hasta la casa donde vivía con su novia, ciertamente olvido decirle que ya habían llegado así que decidió darle la sorpresa.
No sabemos si describirlo como un "grave error" o mejor como "la salvada del año"
Apenas salieron del auto notaron algo raro en el ambiente, el castaño agudizo sus sentidos para poder escuchar algo hasta que lo logró.
Luis miro a todos lados intentando buscar algo extraño, lo extraño es que todo parecía muy normal.
-Oye ¿no crees que debamos...? -antes de que pudiera terminar, Jay lo callo de un movimiento al escuchar como forcejeaban intentando abrir una puerta en algún lado.
Comenzó a caminar despacio como si sus pasos pudieran ser oídos por todos lados si se descuidaba, su amigo se mantuvo a la distancia pero aún así siguiéndolo.
Ambos sacaron sus armas y Jay se adelanto dando la señal a Luis de que se quedara en el frente.
El camino hacia el lado trasero de la casa no era tan largo pero con la precaución que se movía el castaño hacia parecer todo muy eterno y en esa situación no podían perder el tiempo.
Luis en cambio, alerta y casi nunca impulsivo tomo una decisión apresurada.
Adentro estaba Camila, la novia de su amigo y debía hacer algo mientras Jay intentaba ver por detrás.
Comenzó a caminar con seguridad hacia la puerta principal, su arma en alto y rompió la cerradura de un golpe con está.
Empujo está vez más tenso, la sala del lugar estaba iluminada como siempre cada vez que iban, miro hacia ambos lados que partían a la cocina y hacia las habitaciones mientras escuchaba pasos en la parte trasera de la casa, aseguro en su mente que era Jay.
Estuvo a punto de caminar hacia la puerta para abrirle pero un golpe lo detuvo en seco, al parecer algo había caído al suelo pero si se concentraba podía oír unos sollozos bajos.
Su nueva dirección eran las habitaciones, habían tres, una de invitados, la habitación principal y la última que estaba dividida en dos, la oficina de Jay y el salón de arte de Camila.
Fue revisando una por una, la habitación principal vacía y nada estaba en el suelo, la luz de las lamparas encendidas, todo bien.
Mientras más caminaba cerca de las otras habitaciones, más trataba de disminuir el ruido, debía tener precaución, no sabía a que amenaza se enfrentaba.
O si quiera si había una amenaza.
La habitación de invitados, también en orden, las luces de las lamparas encendidas.
Jay hace un tiempo les había mencionado a sus amigos que su novia temía estar sola en la oscuridad, se los decía para que tuvieran precaución sobre como dejaban las habitaciones o lugares sin ventanas mientras ella estuviera.
Por eso Luis frunció el ceño cuando observo por la rendija debajo de la puerta como la habitación estaba a oscuras.
Miro hacia atrás intentado buscar a su amigo pero este no aparecía y tomo una decisión.
Empujo la puerta mientras con una pequeña linterna iluminaba lo más que podía.
Dos pasos y se detuvo, apago la linterna en cuanto escucho más sollozos, ahora siendo un poco audibles, alguien lloraba cerca pero no sabia si en el baño o en el closet.
Debía decidir, si iba a uno primero, las posibilidades de que estuviera en el otro eran altas.
Alguien estaba en casa y tenía a Camila.
Aparece de una jodida vez, Jay -casi suplicó en sus pensamientos pero no se atrevio a salir en su búsqueda.
Apunto al baño, camino ahora con casi prisa para poder acabar con sus dudas pero en cuanto empujó la puerta, no se encontró con nada.
Así mismo volteo hacia el closet y apuntó.
-Te matare si no te callas -apenas se escucharon las palabras con una voz baja y tenebrosa que a Luis le dio un escalofrío.
Pero no fue por el macabro tono de voz sino porque, sorprendentemente, parecía reconocerla.
Casi se quedo estático en su lugar, casi, porque recordó que aún así estaba Camila allí y debían sacarla ya.
Jay, es hora de aparecer -camino hacia el último lugar que quedaba y respiro profundo.
En cuanto abrió ambas puertas se encontró con un arma apuntándole desde dentro del closet, la sorpresa lo inundo aún cuando las sospechas rondaron su mente.
-Joder ¿tú?
Su mirada se desvío hacia una Camila con el maquillaje totalmente corrido a causa de las lágrimas, tenia una venda en la boca que le impedía hablar y estaba arrinconada en una esquina temblando.
Luis no bajo más la mirada, sabía con que se encontraría.
-Baja la jodida arma, León -murmuro mientras la rabia lo embargaba- ¿En serio fuiste capaz de hacer eso? ¿A la mujer de tú amigo?
El hombre dentro del closet no tembló mientras seguía apuntándole al rubio y pensando que podía hacer para librarse de está.
-Baja tú el arma, Makarov, todo lo que sabes te lo enseñe yo así que puedo saber que movimiento harás antes de que siquiera lo pienses -amenazo.
—¿Por qué hiciste esto, eh? ¿Qué querías de ella? —pregunta con brusquedad haciendo que León diera un paso hacia atrás, entre intimidado y asombrado por la toma de actitud de Luis Makarov.
—Estás loco y eres un idiota, es la mujer de mi mejor amigo y ¡de tú amigo, joder!
En ese instante, Luis no lo vio pero Jay entraba a la habitación con agilidad y precaución, se detuvo detrás de su amigo y también apunto a la persona que retenía a su amada, jodida sorpresa que se llevo.
Estuvo a punto de bajar el arma pero se encontró con la mirada vacía de Camila, ella lloro más alto al verse tan destruida frente a él.
Esto era todo lo que quería evitar —pensó la chica adolorida.
—¿Qué jodida mierda hiciste? —hablo entre dientes el castaño, Luis volteo hacia su amigo y comenzó a moverse dejando que Jay tomara protagonismo en la escena.
León los miro a ambos y sabía que tenías pocas oportunidades de salir de ahí con vida, comenzaría su táctica.
—Jay...
—Cierra la boca y baja el arma —el susurro estremeció a la habitación entera, nadie había visto a Jay actuar completamente furioso y parecía ser hoy la primera vez.
—¿Dejarás nuestra amistad por una mujer?
—Esa mujer es la mujer de mi vida y la defenderé en cualquier momento, son importar si es contra el más poderoso —se fue acercando— Así que baja el arma.
—No —sonrió, notando que debía tomar una decisión— Me mataras ¿cierto? Pues me la llevare contigo —saco otra arma, apuntándole a la chica quien tembló aún más.
—¿Qué mierda te hizo para que fueras así? —pregunto Luis, aún el arma le apuntaba a León pero movió su dirección hacia la mano que sostenía la otra pistola.
—No detenerse a mirarme —murmuro para si mismo antes de que dos disparos se escucharan en la habitación seguidos de quejidos.
León se encontraba en el suelo, dos balas habían traspasado dos partes de su cuerpo, una había dado en el hombro y la otra justo en la mano con la que apuntaba a Camila.
—Camila, preciosa —el castaño comenzó a caminar hacia la chica acurrucada y le hizo una señal a su amigo quien no perdió de vista al hombre herido.
Luis se acerco hacia León quien había caído al otro lado del closet, le aparto las armas y le seguía apuntando para que se quedara en su lugar.
—¿Crees que me importa morir, Makarov? Cumplí cada cosa que me propuse en está vida —aparto la mirada hacia los otros dos— Cada cosa.
Sus palabras tenían un trasfondo macabro que no se si soportarían leer.
Jay cubrió a Camila con el suéter que llevaba y la levanto cuando ella dijo que estaba bien, gran mentira pero quería salir de ahí con prisa.
—¿Crees poder irte con Luis al auto? —repartió una mirada a los dos hombres — ¿Quieres que te acompañe mejor?
Camila sabía lo que Jay quería hacer y no se lo impediría, por mucho que había querido evitarlo todo este tiempo.
—Está bien, me iré con Luis —ella miro al rubio pensando si en estás circunstancias le daba confianza y decidió que si, era mejor amigo de su novio y si Jay confiaba en él ¿por qué ella no?
Pero León también era su amigo y Jay también confiaba en él.
Un escalofrío la recorrió.
Luis se aparto de su lugar guardando el arma y suavizando su mirada antes de posarla en el rostro de la mujer.
—¿Vamos? —no la toco en ningún momento y dejo que ella caminara delante de él mientras la seguía y miraba cada lugar de la casa con precaución.
Que León viniera solo era realmente sospechoso —pensó mientras salían de la casa.
Camila tembló al sentir el viento frío, estaba atrapada en sus pensamientos y necesitaba salir de ahí.
—¿Quieres hablarlo? —la voz de Luis la hizo mirarlo y aunque el tenía una mirada compasiva no sabía si quería hablar sobre eso.
Porque ¿que más daba hablarlo si luego seguiría en su mente día y noche? ¿Todos esos toqueteos, esas palabras y esas risas llenas de maldad se irían alguna vez?
—No... —siguió caminando pero lo pensó mejor y hablo despacio— Él... Me acosaba desde hace un tiempo.
Luis por poco se detuvo en seco pero se obligó a actuar sereno ante la confesión de Camila, ella quería desahogarse y él no seria un idiota al respecto.
—Yo... —aguanto un sollozo— No quería decirle a Jay sobre esto, eran amigos y oh, Jay hablaba muy bien de... De él —lagrimas bajaron rápidamente por sus mejillas y ella se abrazo a si misma— No quería romper su amistad.
—¿León ha hecho esto más veces? —el rubio pregunto cauteloso.
—No... —negó con la cabeza varias veces— No pasaba de palabras en los eventos pero nunca se había acercado... Tanto.
Suspiro.
Nunca más Camila hablo sobre este tema, ni a Jay ni a nadie más, pero sus pinturas fueron más oscuras con el paso del tiempo.
Jay salió de la casa con manchas en la piel de su torso aunque intentaba quitarlas con su camisa, poco podía lograr.
Se acerco a Luis quien se encontraba fuera del carro apoyado al capo mientras Camila estaba en el asiento del copiloto abrazando sus piernas.
La chica observo como el que consideraba su apoyo eterno le hablaba al rubio y luego comenzaba a dirigirse a la puerta del piloto.
—¿Luis se quedara? —murmuro Camila intentando hacer conversación.
Jay la miro inclinándose para poner un beso sobre su cabeza y murmurar a su vez.
—Tú tranquila mi amor, nos iremos de aquí.
.....
Jimmy marcaba por quinta vez el número de su amigo otra vez sin respuesta alguna.
—Seguro pensaron que tú idea es una locura y prefirieron seguir durmiendo —comentó Mateo de manera sarcástica recibiendo una mirada tosca de el pelinegro.
—Algo tuvo que haber pasado, Luis me contesta más las llamadas a mi que a su propia madre y no entie... —dejo las palabras al aire al mirar hacia la entrada— ¿Por qué no habías llegado? ¿Y Jay?
El rubio camino en silencio bajo la mirada atenta de sus amigos y se sentó en un banco cerca de ellos.
—Antes de ir a rescatar a tu novia debo contarles algo.
Y así fue como en media hora las expresiones de ambos pasaron de confusión a rabia, luego a más rabia y por último a compresión por tanta tardanza y la ausencia de el castaño.
—¿León? ¿En serio? —murmuro Mateo, casi sin poder procesarlo.
—¿Y como está Camila?
—Cuando se fueron aún parecía en shock, espero pueda llevarlo, no es algo que se pueda olvidar...
La habitación se envolvió en un silencio pensativo, parecían tener pensamientos conectados pues a cada uno sus pensamientos los llevaron a la misma pregunta.
¿Como no nos dimos cuenta?
Una hora después salieron en dirección a casa de aquella chica.
Mateo movía su pierna de arriba hacia abajo, algo que provocaba un sonido que perturbaba la mente de los tres abordo pero nadie dijo nada.
¿Y si realmente estaba bien y luego me odiaba por entrometerme en su vida? —ese pensamiento en especifico rondaba la mente del castaño, no creía poder soportar el odio de aquella chica.
La dirección les marcaba la casa en frente de donde se encontraban al detener el auto, era un barrio adinerado así que ya sabíamos que Aurora venía de una familia con expectativas altas que cumplir.
Y Jimmy se sintió levemente identificado.
—¿La llamaras o entraremos de imprevisto y la secuestraremos? —pregunto Jimmy intentando bromear al respecto sin conseguir alguna risa, suspiro.
—Debo llamarla y le ofreceré venir conmigo, si dice que no la dejare en paz de una vez por todas —se convenció Mateo de manera forzada.
Ella no vendría ¿cierto?
Busco en su teléfono el número de Aurora, no lo había borrado en los dias que habían pasado pues tenía una esperanza de que hablarían de nuevo.
Una esperanza vacía.
Llamó sin esperanza alguna de que le contestará, en el fondo quería que no lo hiciera para poder convencerse de que ella estaba bien y solo no quería verlo ni hablarle más.
Pero, para mayor sorpresa, contesto al tercer tono.
—¿Mateo? ¿Por qué me llamas? ¿Estás bien? —su voz sonaba preocupada aunque ella quisiera ocultarlo, Mateo casi sonrió— ¿Mateo?
Luis le dio un pequeño golpe desde el asiento trasero para instarlo a responder.
—¿Qué dirías si te ofrezco venir conmigo? —murmuro Mateo y la línea quedo en silencio.
—¿Qué? —fue lo que se escuchó por un tiempo— Mateo ¿qué dices?
Los tres suspiraron, Jimmy y Luis luego de escuchar el suspiro de Mateo.
—¿Qué dirías si te ofrezco venir conmigo? —repitió con menos fuerza que antes.
La línea volvió a quedar en silencio.
—¿Estás afuera de mi casa, Mateo? —hablo en voz baja, como si fuera peligroso hacerlo.
—¿Y si te digo que si? —él hablo de la misma forma.
Luis le volvio a golpear suavemente pero está vez detrás de la cabeza mientras Jimmy soltaba una pequeña risa.
—Deja de coquetear con ella y hazla tomar una decisión.
—Mis padres...
—No —la corto Mateo— Tú ¿tú quieres venir conmigo?
—¿Qué pasara con mis padres? —estaba preocupada.
—¿Quieres que les pase algo en especifico a tus padres?
Silencio.
—No —dudo un poco— Solo digo que ellos me buscaran por todos lados, es peligroso.
Peligroso —se burló Mateo en su mente— Nosotros somos verdaderamente peligrosos.
—Tranquila, se como controlar las situaciones —la animo— ¿Quieres concederme el honor de venir conmigo?
El miro por la ventana del auto hacia la gran casa y justo en la ventana diagonal hacia el patio trasero se asomaba la linda chica de la que se había enamorado en corto tiempo.
—Segunda planta, pasillo izquierdo, última habitación ¿crees poder con ellos?
El castaño sonrió con malicia.
—Todo será de la mejor manera, iré con dos amigos —lanzo un corto beso hacia ella y a pesar de la distancia noto como sonreía— Ya voy por ti, princesa.
—Es momento de la diversión —se animo Luis luego de que cortaran la llamada.
—Sin matar —les advirtió Mateo y escucharon el quejido de Jimmy antes de bajar del auto.
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