14. Todo sigue su ritmo
Una cosa era ser poderoso en uno de los mundos, otra, era serlo en los dos.
Cada chico de nuestro cuarteto tomó un área para especializarse, viendo sus fortalezas y sus debilidades todos decidieron irse por su lado de confianza.
Aunque esto se basaba más en tener estudios les tomo un tiempo pero lograron su objetivo.
Comenzando ya en los negocios legales tenían la coartada perfecta para tanto dinero, Mateo consiguió a alguien para dirigir sus propios hoteles mientras él estudiaba para en un futuro hacerlo él mismo.
Luis estudiaba algo que parecía comenzar a apasionarle, conjuntamente con que su novia lo apoyaba en cada paso.
Jay y Jimmy se iban por tener empresas más grandes y se esforzaban cada día.
Jimmy había heredado la empresa de su padre y aunque nunca quiso trabajar ahí decidió quedársela dejando a los encargados de cada área pero él seguía siendo el dueño de todo.
—Bueno chicos, nos vemos luego —Luis iba a salir pero la voz de uno de sus amigos lo detuvo.
—¿A donde irás? —Mateo preguntó.
—Buscara a Martha a la universidad —dijo Jimmy mientras lanzaba un dardo y este daba en el blanco.
—¿En serio? —murmuro Jay— Es como la quinta vez que te vas para verla a ella en la semana y apenas es miércoles.
Sus amigos rieron.
—Vuelvo en unas horas, exagerados —rodó los ojos y salio.
—Ah y por cierto, Jay —Jimmy lo llamó— Tú amiga Camila llamo hace unas horas.
En ese instante Jay alzo la cabeza con rapidez y lo miro con ojos entrecerrados.
—¿Para que llamo?
Jimmy se hizo el pensativo.
—Creo que era para invitarte a su casa hoy por la tarde, le dije que te diría pero lo he olvidado.
La expresión del castaño se escandalizó cuando escucho a su amigo, miro su reloj y apenas daban la 2:40pm, lo volvió a mirar.
—¿A que hora? —hablo con clara desesperación, aún con su rostro serio.
—¿Qué dices? —se burlo Jimmy.
—¿A que hora te ha dicho? —hablo más alto con los puños cerrados.
—Oh —sonrió— Creo que había dicho a las 3:00pm.
Y eso basto para que Jay dejará todo lo que estaba haciendo y se fuera del lugar.
—¿De verdad ella llamó? —pregunto Mateo que había estado en una esquina durante todo.
Jimmy sonrió y lanzó otro dardo, este dando en una esquina del tablero.
—No, ella tiene un invitado en su casa y espero que con eso nuestro amigo idiota despierte y admita que la quiere —lo miro— De forma romántica.
—Te gusta ser cupido ¿eh? —se burlo Mateo y como respuesta solo recibió una risa del pelinegro.
Lo que había ocurrido era que Jay mantenía contacto con Camila, habían comenzado a hablar desde que se encontraron aquella vez y sorpresivamente el castaño había comenzado a sentir atracción aunque la negara.
Con muchos intentos de sus amigos de convencerlo a que aceptara lo que sentía ninguno funcionó y a Jimmy se le ocurrió la maravillosa idea de encender una llama.
En su auto, Jay quería conducir calmadamente pero sus movimientos no concordaban con sus pensamientos, por lo que si algún oficial lo veía podían detenerlo fácilmente por exceso de velocidad
Pero eso no paso, al llegar a la casa de su amiga bajo del auto más rápido de lo debido y miro la hora solo para asegurarse que llegaba a tiempo.
Por la mañana, había olvidado su teléfono en el almacén y no pudo responder a la llamada de Camila, eso lo angustio.
Era muy extraño ver las facetas enamoradas de parte de ellos ¿no lo creen?
Camino por el jardín hasta llegar a la puerta de entrada, arreglo su cabello y chaqueta a través del reflejo de la ventana y cuando estuvo a punto de tocar una voz lo detuvo.
—¿Jay? —volteó de inmediato y se encontró con una Camila confundida aunque permaneciera con una mini sonrisa— Hola ¿que haces aquí?
En lugar de responder, Jay dirigió su mirada hacia la persona detrás de Camila, el hombre era alto y musculoso y se mantuvo atrás sin decir nada.
Ella no estaba en casa.
Viene con un hombre.
Un hombre que no era él.
Jodido Jimmy —pensó mientras entrecerraba los ojos.
Retomo su compostura y sonrió con esa confianza característica de él.
—Quería hablar contigo —miro al hombre— De algo muy urgente.
Camila fruncio el ceño mirándolo fijamente, luego se volteo al hombre y comenzó hablar.
—Jeison, lo siento pero debo hablar con él —sonrió hacia él y le devolvió la sonrisa.
—No te preocupes Cami, en serio debe ser urgente —comenzó a caminar alejándose de ellos y la chica aún veía en su dirección, despidiéndose.
¿Cami? ¿La llamo Cami? —casi se escucho su bufido de irritación.
Antes de que Camila se girara, Jay aprovechó acercándose detrás de ella y tomando su decisión.
—¿Qué es tan urgente, Jay...? —dejo las palabras en el aire al voltear y verlo tan cerca.
—Esto era urgente.
Y antes de siquiera pensarlo, él la atrajo a sus brazos e inclinando su cabeza choco sus labios con los de ella.
Y ella le correspondió.
—Ya te habías tardado en hacerlo —Camila sonreía.
Y Jay también.
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