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1. Las cosas desde un principio

La diferencia de las vidas se distinguen por su clase social, que forma más hipócrita ¿cierto? Tan cruel pero verdadera.

A las personas de clase no les importa si existe alguien con menos privilegios que ellos, cuando rondan rumores de lo frios que son, que solo por mantener sus ideales son capaces de destruir a cualquiera que se entrometa es porque son ciertos.

Pero no nos apresuremos en referirnos a todos con esa descripcion, les presento al fenomeno en la familia Mattei, no hay que nombrarlo en alto volumen para que su padre no lo escuche, entre nos un secreto, se averguenza de el.

Digamos que el niño Mattei no tiene el tipo de personalidad adecuada para pertenecer a la alta sociedad.

—Jimmy, tu entrenamiento de esgrima es en veinte minutos, levantate ya —le hablo su madre al entrar a la habitacion del pequeño pero este ni se inmuto.

—Jimmy, hablo enserio, no puedes faltar —dijo al pasar unos segundos.

—Tu padre se enojara y luego harás horas extras en todas tus materias —advirtió, logrando así que se levantara de un salto corriendo hacía el baño.

Si algo era seguro es que el joven Mattei no le gustaba hacer sus actividades escolares.

—No puede ser posible que te estes comportando de esta manera, es una decepción total —hablaba casi a gritos la senora de la casa al ver como el nino bajaba las amplias escaleras con total tranquilidad— No llegaras a tu entrenamiento a tiempo, estas castigado y entrenaras dos horas mas hoy.

El nino evito rodar los ojos para no ascender su castigo y solo pregunto.

—¿Donde está mi padre? —no era una sorpresa que el señor Mattei no estuviera en casa pero le agradaba saber en que lugar estaba para saber cuanto tiempo podria deshacerse de su padre.

—Esta en Bristol y no vendrá en un par de dias.

Bristol, una ciudad muy linda donde en una casa pequeña habia una familia de clase media-baja guardando sus pertenencias en unas cajas.

La madre se acerca a su hijo que esta sentado en la cama con una mirada triste, se arrodilla para estar a su altura y le habla con voz suave.

—Luis, cariño, todo esto es por nuestro bien, me ofrecieron un mejor trabajo en Londres y a ti una beca para estudiar en un gran colegio, es una oportunidad que no podemos desaprovechar.

El niño levanta la mirada y le habla con palabras entrecortadas.

—Papá esta aquí, tú lo dijiste, y si nos vamos no sabrá donde encontrarme —solloza mientras su madre lo abraza intentando contener sus lagrimas.

—Tú padre sabrá en donde buscarte siempre, él sabe donde estas.

—¿Y porque no viene? lo necesitamos.

—Él vendrá, en su momento llegara.

Si, para esta madre era más fácil mentirle cruelmente a su hijo que decirle que su padre los había abandonado en cuanto se entero que estaba embarazada, no quería que su hijo sufriera pero no sabía que el ya sentía su corazon ahogarse en desesperacion.

—Ahora vamos, ayuda a la abuela mientras yo empacó lo que resta.

Solo asintió levantandose y saliendo de la habitación y cuando ya no vio su cabellera rubia la mujer suspiro dejando caer sus lagrimas, aunque su deshaogo no duro mucho pues arranco las lagrimas de sus mejillas y siguió empacando, pues les esperaría un viaje para llegar a Londres.

Volviendo a Londres había un joven caminando por las oscuras calles de la ciudad, adentrándose a los barrios peligrosos sin miedo alguno solo con la necesidad de sentir algo.

Para Jay los abusos que su padre ejercía sobre él eran una costumbre, pero aún no lograba acostumbrarse cuando aquel hombre golpeaba a su madre y creía que por mucho que pasara el tiempo no se acostumbraría ni lo tomaria como algo cotidiano.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al escuchar pasos alrededor de él pero al estar en la completa oscuridad no podía distinguir nada pero oía la sutileza de los pasos acercandose y esquivo de manera sorprendente cuando en un inesperado movimiento le trataron de clavar una navaja en su hombro izquierdo.

El adolescente se asusto pero sabía que si quería salir de ahí con vida debía ser inteligente entonces agudizo su audición que era lo único que podía ayudarlo ahora sin embargo no fue lo suficientemente rápido y recibió un golpe en la costilla haciéndolo caer mientras se quejaba.

Sintió la cercanía y comenzo a dar patadas al aire, a veces chocaba contra unos cuerpos, otras no pero el no se rindió y en cuanto los alejo un poco se levanto e implemento lo que hacía cuando su padre llegaba borracho a casa.

Corrió, no sabemos cuanto pero corrió tan rápido que comenzo a marearse al detenerse muy lejos del lugar donde lucho por su vida pero sabia que aun no estaba a salvo ahí, en realidad, en ningún lugar estaba a salvo.

Por comenzar a nadar en sus pensamientos no noto al grupo de personas, no muy gentiles por cierto, acercarse a el.

Se notaba que el de los tatuajes en el rostro era el jefe de esa banda criminal, sin esfuerzo pudieron tomarlo por los brazos y piernas y toda lucha perdio validez en ese instante.

Penso que su vida acabaria en ese momento, no tenia la mejor vida de todas pero no queria morir, no aun.

—Hey niño, deja de luchar —exigió el jefe y su voz hizo que de inmediato detuviera sus intentos de patadas— He visto como te defiendes y... De verdad me impresionas —solto con una risa loca que dejo aturdido al niño— Así que te propongo algo...

Todos guardaron silencio en la expectativa de las palabras poco esperadas.

-—Quiero que trabajes para mi.

Los disparos de celebracion se escuchan y los miembros de la familia Williams no se inmutan ante esto, siguen su cena con normalidad.

—¿Como te fue hoy, Mateo? —pregunto su abuela con amabilidad.

—Todo bien, nada fuera de la normalidad —se encogio de hombros el pequeno.

Claramente no le diría a su abuela cuanto lo molestaban en el colegio, no quería preocuparla.

—Me alegra, hijo —le sonrie con cariño y terminaron de cenar en silencio.

No era fácil la vida de la familia Williams, solo eran su abuela y el, el resto de su familia era doloroso explicarlo.

No había tenido una niñez feliz, más bien era todo lo contrario, pero Mateo intentaba ser feliz por su abuela, ya ella tenía suficiente con haber perdido a su hija y tener que volver a trabajar para poder subsistir con su nieto.

Pero era un niño y aunque no lo demostraba, su sufrimiento se sentía en su mirada.

Te preguntaras porque te cuento esto, veremos a estos chicos más seguido de lo creen así que te recomiendo sentarte y ponerte comodo.

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