Querido diario de café:

Ya han pasado dos semanas.

Y él sigue llegando con aquella chica, a esta altura es obvio que salen. 

Siguen dedicándose palabras a través de sus miradas y felicidad, con sonrisas cómplices. 

Tragando mis sentimientos alborotados (de los cuales no sé cuál predomina) admito que me gustaría estar de aquel modo. Ya olvidé lo que era vivir aquellos momentos.  

Bueno, me alegro por él, no soy tan psicópata; aunque escuece en el centro de mi pecho y me ponen de mal humor.

Ya bastante de dulces tengo en esta cafetería y las diez mil parejas que la concurren hora tras hora.