Capítulo XXII: EL AMANECER A LLEGADO
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Diana se dejó por unos segundos caer de espalda y en un abrir y cerrar de ojos su cuerpo pareció convertirse en una luz blanca y se avalanzó llena de ira y locura directo a Leona.
La luna y el sol se veían directamente, dejando equilibrado el poder de Diana y Leona. Los cadáveres no eran obstáculos para la batalla que se desarrollaria.
Diana chocó contra el escudo de Leona quien lo mantenía firme e inquebrantable.
-Siente el esplendor del sol- dijo La eligida del sol mientras hacía brillar su escudo y golpeaba con fuerza la nariz de Diana dejándola atontada por un segundo. Seguido la pateó en el estómago con tal fuerza la envió a bastantes kilómetros. Esta era una batalla seria. Solo una podía salir con vida de ella.
Solo una de ellas...
Diana atravezó casi cuatro pilastras que adornaban el templo, cayeron como árboles siendo cortados a la mitad, pero ahora simplemente eran atravezados por la espalda de Diana.
La elegida de la Luna terminó en la cuarta pilastra apoyada, sus signos lunares brillaron y se incorporó. Ahora lo único que había en su mirada era odio, odio verdadero.
Alzó se espada Lunar y se volvió a lanzar imponente hacia Leona.
-¡MUERE!, ¡MUERE!- gritaba mientras atacaba violentamente a Leona. Dando espadazos a diestra y siniestra.
Leona daba pasos cortos hacia atrás utilizando sus escudo para cubrir por completo su cuerpo de los ataques descontrolados de Diana. No era que Leona haya olvidado a quien se enfrenta, simplemente esta confundida, se pregunta en su cabeza a cada segundo. "¿Esto es real? ¿Estoy peleando con Diana a muerte?". No quiere admitirlo, pero aún así pelea. Pelea por todos los que murieron, pelea por Asher... pelea, por Diana.
***
Diana parecía no perder el aliento y sus ataques eran cada vez más intensos. La luna impulsaba su ira. Mas allá el choque entre espada y escudo no se escuchaba nada mas en El Monte Targón. Sol y Luna, Día y Noche, Leona y Diana. Es todo lo que hay en ese momento.
Tres orbes empezaron a girar alrededor de Diana. Leona resistió dos explosiones de ellas que estallaban al tocar el escudo por un costado. La tercera orbe explotó y apartó el escudo de Leona haca un lado y la hizo perder el equilibrio.
Diana lanzó una sonrisa y maniobró con su espada para rebanar el cuello de Leona, esta en el último segundo lanzó su peso hacia atrás, inclinando su espalda, la espada lunar de Diana pasó a centímetros de ella. Leona pudo sentir un calor incómodo en su garganta y un escalofrío la hizo reaccionar por completo.
-Diana, ¿en realidad quieres matarme?.- preguntó con el corazón a mil.
-Calla, elegida del sol- contestó casi de inmedito. -Tu destino es caer aquí.-
-Diana...- contestó Leona. ¿Acaso es posible que aún no entienda lo que ha sucedido?
Diana ya no está.
Leona Puso su escudo frente a ella y empezó a emanar un brillo dorado de toda su armadura, apuntó a Diana con su espada y como un rayo de luz, apareció frente a ella. Diana asombrada no tuvo tiempo de esquivarlo y Leona le atinó un rodillazo en el estómago sacándole el aire.
Leona no se detuvo en ese momento e intentó clavar su espada en el pecho de Diana para cabar rápido con esto, pero titubeó por un segundo. En ese segundo Diana sonrió y con un giro, dejo un profundo corte en el muslo de Leona y saltó alejándose ya que sabía que no tendría suficiente tiempo para darle otro corte.
-¿Que sucede, elegida del sol?-
-Deja de decirme así...- contestó Leona, quien se recuperaba del corte con un brillo de luz que emanó de la herida. No curará para siempre, pero hasta el momento ninguna estaba lo suficientemente herida como para que su regeneración fallara.
Leona no soportaba como Diana le decía. Como si fueran desconocidas.
-¿Creíste que el Monte te iba a pertenecer alguna vez?- fanfarroneó Diana- Tan admirable y honrada, Leona, ¿no?. ¿Quien te alaba ahora que están todos muertos?.
-¡CÁLLATE!- gritó Leona avalanzándose consumida por la furia.
Diana sonreía mas y mas cada vez que Leona lanzaba un espadazo, notaba su descontrol y esa era una desventaja. Cada fallo que daba era un contraataque de Diana que dejaba un corte en Leona. Primero en el brazo izquierdo cerca del hombro, luego en su mejilla y por fin a un costado de su abdómen.
-Ya no estás regenerando, Elegida del sol.- dijo Diana y era cierto. El descontrol de Leona la había desequilibrado con la energía Solar. Estaba en una clara desventaja. Que le costaría la vida.
***
LEONA
No puede ser, Asher a muerto frente a mí y murió en manos de Diana... mi Diana. Con quien ahora peleo a muerte, es como aquella horrible pesadilla en la que Diana me mataba. ¿Porqué soñé aLgo así?.
Debió ser una señal, ¿Moriré a manos de Diana?. En vez de hacer del Monte un lugar en el que vivamos juntas y felices, se convirtió en un lugar donde solo una puede estar, pero ¿porqué?.
Eso es lo que debí preguntarme de un principio, por que está pasando todo esto.
-¿Porqué me dices elegida del sol?.-pregunté- nunca me habías dicho así sin importar que muchos se referían a mi de esa manera.- agregué.
-Aún no entiendes nada, ¿verdad?. Es el destino el Sol te ha escogido, eso está claro, pero ¿para qué? . Siempre pensaste en esa ridiculez de "Cambiar el Monte", "Vivir juntas hasta que seamos viejas" e incluso "Nos amaremos por siempre" eso es lo más ridículo de todas. No estamos destinadas a estar juntas, siquiera es natural que estemos juntas- había odio en las plabras de Diana, destrozaban el corazón de Leona cada vez que cortaba en una frase, cada una mas cruda y dura que la anterior- No, Joven Elegida del Sol tu destino es algo muy diferente a reinar o regir este Monte. Solo eres un ejemplo de lo falso que son los Solaris, guerreros cegados por la debilidad. El verdadero poder está en mi... escucha con cuidado, seguidora del Dios Xemx, Seguidora del Sol, Seguidora de debilidad... La luna tambien se asoma...-
No me di cuenta de inmediato, pero mi boca estaba abierta de par en par. "La luna", recordé a Diana de pequeña diciendo que el sol le hablaba durante la noche y del sueño, al final Diana susurraba a mi oído: "Anochecer". La luna, entonces un miedo recorrió mi cuerpo de arriba hasta abajo. La niña de blanco, la vi con mis propios ojos en el recinto. Entonces lo supe. El niño dorado apareció ante mi y nunca pude olvidarlo, jamás lo dejaría de seguir, lo fue todo para mí por mucho tiempo, esa niña era lomismo para Diana.
-Tu rostro lo muestra todo- gritaba Diana entre carcajadas.- Soy la Elegida de la Luna. Tengo el verdadero poder, no esa falsedad. La noche apremia. Me llamaron hereje y ahora están muertos, los ancianos del consejo ya no serán un problema para mí.- su expresión se puso sería y me señaló directo al rostro. sus ojos eran ahora un vacío irreconocible y su cabello blanco bailaba con el viento helado de la mañana. El sol saliendo por un lado y la Luna ocultándose por otro- Al igual que tú en unos segundos. Morirás ante mí y reclamaré la Luna como único ser idolatrable en el Monte y luego en toda Runaterra, este país será mío.- concluyó Diana volviendo a caer en la locura de sus carcajadas. Estaba loca.
***
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Leona miraba fijamente a Diana, analizaba cada ricón de su cuerpo. Y dijo casi para ella sola.
-Elegida de la Luna, tus recientes acciones en el Monte son inaceptables... por gente como tu este lugar es miserable, tu sentencia de muerte- Leona señaló a Diana con su espada- Yo la llevaré acabo.
Diana blandió su espada y corrió hacia Leona, pero esta fue más rápido y ya estaba a medio camino, chocaron con fuerza, haciendo agrietar las pilastras a su alrededor. Diana intentó atravesar las defensas de Leona, pero era casi imposible. Parecía como si hubiera descansado por horas. Sus espadas se estrellaban una contra otra dejando salir chispas.
La espada de Diana hizo contacto con la piel de Leona, que se filtraba entre los encuentros de su armadurs, cerca del cuello, como si fuera de hierro puro, la espada lunar rebotó contra la piel de Leona.
Diana no podía creer lo que veía. Como si la piel de Leona fuera su propia armadura. Leona tomó la espada lunar por el filo y tiró con fuerza de ella. Arrojándola lejos, así como habia arrijado su espada. Diana pateó con fuerza a Leona para apartarla, pero quedó impactando contra su imponente escudo. La elegida del sol sostuvo el escudo de manera que pareciera parte de su brazo e impactó a Diana con fuerza, esta usó sus dos brazos para cubrirse y luego del impacto se trepó en el escudo y pateó la cara de Leona haciéndola sacudirse. Ahora ambas estaban desarmadas y no parecían tener suficiente energía para regenerar sus armas en ub buen tiempo.
***
El sol encandilaba la vista de Diana y el lado oscuro por donde se escondia la Luna aterraba a Leona.
Diana mantenía su mano sobre su estómago, podía sentir talvez una o dos costillas rotas y Leona respiraba con dificultad.
Se miraban una a la otra con estan a poco metros de distancia y sabian que el primer fallo en un movimiento sería el fin. No tenían idea de cual era la esttategia de la otra. "Ofensiva o defensiva, ¿Cómo debería pelea?" Se preguntaban la una a la otra.
Y como si estuvieran completamente coordinadas empezaron a correr de frente.
Sus frentes chocaron entre si y el brillo de las marcas de Diana empezó a intensificarse. La sangre empezó a correr por sus rostros por una brecha profunda.
Empezaron lanzarse puños y patas. Esquivando y atacando habilidosamente. Diana lanzó un puño al rostro de Leona y esta lo bloqueó con fuerza lanzando su brazo derecho a un lado, dio un salto abandonando por completo el suelo, giró en el aire y mientras Diana la miraba asombrada, pateó su mejilla arrojándola al suelo. Una vez en el suelo saltó sobre ella rodeó el cuello de Diana con sus manos, empezó a apretar.
***
—Lo siento...— murmuró Leona mientras la sangre corría por su frente, dejando caer gotas espezas de un rojo oscuro.
Millones de emociones pasaron por el pecho de Leona, pero el único que tomó control fue tristeza. Un ardor amargo recorría su garganta mientras Diana se retorcía bajo ella. Sus ojos iban perdiendo luz y poco a poco su energía desaparecía.
Lo siento...
Lo siento...
Se decía Leona una y otra vez cuando las lágrimas empezaron a correr junto a su sangre.
Leona recordó a Diana en las mañanas sobre ella. "Despierta" recordó sus susurros y las veces que estuvieron tan cerca... y volvió a la realidad de que ya eso terminó. Mueres tu o muero yo.
(No mates o dejes matar, o morirás tu también).
Diana tiene las venas del cuello inflamadas y sus ojos llenos de sangre y Leona sintió como su corazón advertía sus últimos latidos. Entonces aflojó las manos por inercia (No me dejes, pensó Leona).
En cuestión de segundos Diana tomó aire y rió a carcajadas allí acostada.
—¡NO PUEDES MATARME, MUERE!—
Leona sintió un frío diferente en su estómago. Diana logró materializar su espada y atravezó a Leona con ella. La curva lunar salía por la espalda de Leona.
Dió un grito agonizante, fue imposible resistir por mas tiempo tanto dolor llegando a ella de golpe, cuando hace unos días despertaba por Diana, ahora había sido apuñalada por Diana.
Diana retiró su espada de un tirón. La empujó a un lado y se levantó.
—¿Ves como concluirá tu historia y como iniciará la mía?— dijo Diana tomando a Leona por el cabello y poniéndola de rodillas. Leona sostenía el agujero en su estómago. Todo empezaba a ser borroso y la voz de Diana se apagaba cada segundo. La sangre fluia entre sus dedos y reposaban en la nieve que se teñia de rojo.
Diana bailó su espada y la presionó suavemente en el cuello de Leona.
—Mostraré tu cabeza a todos y se arrodimlaran ante mí. Morirán más personas porque no pudiste matarme-dio carcajadas— Comprende la debilidad del sol y miere ante su gloria!— sangre empezó a correr por una pequeña brecha que no mostraba ninguna amenaza. Entonces Diana se detuvo. Se erizaron los pelos de su nuca, miró al cielo y maldijo.
Saltó hacia atrás justo en el momento que una explosión proveniente del cielo caía entre ella y Leona.
***
Una cortina de nieve y tierra no permitía a Leona ver que había sucedido, ella yacía en el suelo mientras la vida se le escapaba en el rojo puro que fluía por unas brechas de entrada y salida.
Al cabo de unos segundos lo vio, su espalda prácticamente descubierta le permitía aprecir sus músculos bien marcados en lo amplia que era.
No sintió nada mas allá del dolor que azotaba su estómago, espalda y corazón, pero si pudo decir unas palabras...
-Amigo fornido... llegastes...-
***
Diana ya podía ver mas allá de la cortina que los separa de aquellos dos.
Ira recorrió su cuerpo una vez más.
Blandió su espada y se preparó para luchar una vez mas.
-Pantheon...- la cortina se hizo a un helado presa de la fuerte ventisca helada que empezó a soplar.
-No me provoques...- dijo Pantheon con confusión y furia en su voz.
-Diana, ¿qué significa esto? ¿Por qué estad con ese aspecto?- preguntó sin moverse de en medio. Estaba de pie sosteniendo un escudo redondo y una lanza larga. Armas sagradas conseguidas por haber salido victorioso en su examen final años antes que Leona.
-Sabía que también debías morir ante mi- fanfarroneó Diana. -¡NO CREÍ QUR VENDRIAS VOLUNTARIAMENTE A TU EJECUCIÓN!- grito lanzándose hacia el hombre fornido que con un simple movimiento bloqueó el ataque, y empezó a atacar con su lanza en varias direcciones para evitar que Diana la esquivara.
Diana retrocedió con bastantes cortadas en sus piernas, brazos y mejillas.
Tomó a Leona en brazos. Eran músculosos y gruesos. Leona miraba a Diana mientras Pantheon retrocedía con Leona cubriéndola con su capa.
-¡Dios del sol!. Has perdido mucha sangre, debo sacarte de aquí.- Dijo Pantheon inclinando sus rodillas.
-DETENTE-dijo Diana saltando sobre Pantheon que cargaba a Leona.
El suelo debajo ellos se iluminó en una luz blanca y antes que Pantheon saltara sus pies se separaron del suelo, perdió la gravedad.
El cuerpo débil de Leona se separó de sus brazos y voló directo a Diana.
Pantheon apreciaba todo en cámara lenta, Diana llevando su espada a la garganta de Diana, el rostro sombrío de ella, su lanza flotando a su lado. En ese segundo la tomó y la arrojó directo a Diana. Directo a su pecho.
La elegida de la Luna giró su rostro en ese instante y sonrió con los labios. La lanza atravezó su pecho saliendo por su espalda.
Cayó al suelo junto a Leona y Pantheon.
Quedó boca abajo con el cabello hacia un lado y sin moverse ni un centímetro.
Leona extendió su brazo arrastrándose hacia Diana. Viéndola entre sus dedos al intentar alcanzarla. Todo se tornó borroso.
Pantheon corrió hacia Diana que yacía inmóvil. Parecía griyar algo, pero Leona no lograba escuchar nada ya. Pantheon partió parte de su capa y cubrió a Diana con ella. "Lo siento, amiga" logró escuchar. Leona no supo si era con ella o con Diana. Se volteó.
-Diana... -sollozó cuando Pantheon se acercó y con solo su expresión, lo supo.
Murió... Diana está muerta
Pantheon saltó a Leona, la tomó en brazos y desapareción en un estallido despejando toda nube en su camino.
Leona perdió el conocimiento mientras veía el cuerpo de Diana encogiéndose mientras ella ascendía.
Sintió como si volara hacia el sol, pero abandonando una parte de ella. Su parte mas preciada.
Espero hayan disfrutado el capítulo.
No se pierdan el siguiente, que será el último.
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