Diana

La hora ha llegado.

De golpe la puerta del calabozo se abrió y cuatro hombres encapuchados entraron ordenándome que saliera (dos de ellos llevaban espadas largas, uno u hacha enorme y el otro unas simples cadenas).

"Jamás cedas a falsas creencias... yo soy el camino" dijo Hënë antes de irse ante mis ojos.

Parecia inquieta, después de aquel estallido.

"Cuando caen con rabia, estremecen la tierra"

Esa frase no deja de rondar en mi cabeza, me causa cierto escalofrío que empieza en mi nuca y termina en mi talones.

Uno de los encapuchados me encadena fuertemente. El cuello, las muñecas y finalmente, los tobillos... me guían a mi ejecución.

***

La plaza esta llena de personas... ¿Personas?...
Mas bien creyentes tontos

Siguen unas creencias ridículas que solo fueron creadas para prometerles felicidad, riqueza, amor y prosperidad. Todo a cambio de su ciega y absurda fidelidad.

El sol no les dará nada. (He cambiado tanto)

La LUNA prevalecerá (Ahora veo las cosas como son en realidad).

Los ignorantes gritan asquerosidades hacia mí. (Lástima que son incapaces de herirme su palabrería inútil)

Una vez arriba de lo que parece una tarima de feria. Me ubican frente a una tablilla con sangre seca en ella.

Sangre de otros idiotas sentenciados por los ancianos ignorantes...

Ignorantes...

Ya no soporto estar frente a ellos.

—Córtenme la cabeza rápido... no soporto estar frente a ustedes— dije arrogantemente.

De inmediato una patada me hizo caer de rodillas.
—Calla, basura— dijo mirándome con desprecio. (Disfrutaré arrancar la tuya)

***

Posaron mi cabeza en la tabla, un anciano hablo por unos minutos y el hacha subio para cortar mi cabeza...

Pobres ignorantes...

***

HËNË

Diana tiene el cuello posado sobre una tablilla mientras el hacha amenaza con cortarlo y separarlo de su cuerpo.

"Tu fé es grande" pensé.

Sabía que eres la elegida.

Lo confirmé enseguida, desde el día que sus padres fueron asesinados después de haber escondido los pergaminos en el túnel del templo y vi su manera de sobrevivir, sabia que seria ella.

Sus padres fueron los últimos seguidores fieles. Valientemente protegieron los pergaminos que encontro Diana y ahora de convertiras en la Elegida de la Luna...

Elegida por mí...

***

El hacha empezó a bajar con la fuerza de la gravedad y en cuestión de segundos...

—Dame la fuerza que necesito— suplicó Diana.

Y así fue...

—Te daré todo— contesté

Inundé el cuerpo de Diana en poder... un poder inimaginable, su cuerpo estaba soportando una cantidad que jamás pensé que resistiría.

—Más...— pedía Diana.

El hacha tocó la piel de Diana y por arte de magia, se partió en mil pedazos...

El cabello de Diana se empezó a teñir de blanco, su piel empalidó, la marca lunar apareció en su frente y sus ojos cambiaron a un morado suave y siniestro.

La armadura se materializó en una luz blanca y una espada en forma de media luna apareció frente a ella.

Los espectadores miraban con horror y miedo la divinidad que ocurria frente a dus ojos.

—Acábalos...— dije a Diana.

Se levantó arrogante y despiadada. Blandiendo su espada en la mano derecha y de un solo movimiento difícil de seguir con la mirada. Cortó la cabeza de un encapuchado(el del hacha).

—Un corte, al tercero moriran todos...-dijo orgullosa -Uno... dos... diez... cuarenta personas, si, al tercero—  afirmó con una sonrisa macabra.

Con la mano izquierda cortó el cuello del otro encapuchado (el de las cadenas, que la pateó).

—Segundo...—

Las personas de la plaza permanecian inmóviles el horror que sucedia frente a ellos.

—¡A QUE TEMEN!— gritó Diana —¡Esto es lo que hacen a su propia gente... prueben un poco de ello!—

La plaza entró en un pánico inigualable. Los seguidores del sol empezaron a correr, intentando salir, pero Diana tenía planeado acabar con todos y solo faltaba un golpe.

Un círculo blanco cubrió toda la plaza, cada rincón estaba iluminado por dicha luz que emanaba del círculo en un abrir y cerrar de ojos todas las personas abandonaron el suelo como si perdieran la gravedad, y volaron hacia Diana que estaba en medio de todos ellos.

—¡ESCLAVOS IGNORANTES!— gritó Diana, una vez las todas las personas estuvieron a sus pies de un ultimo golpe haciendo brillar su espada en forma de media luna rebanó a cada una de ellas, dejándolas al instante muertas.

—Ese fue el tercer golpe— murmuró entre carcajadas.

***

—Oh, Diosa, gracias por darme este poder... te entregaré cada una de las vidas que residen en este Monte y  LA LUNA Prevalecerá una vez mas— Diana me alabó.

Cambió por completo, esta es la seguidora que necesitaba, leal, fuerte, audaz y capaz de morir por la causa... mi causa.

—El Monte se encuentra en estado de guerra, ellos ya se están matando entre ellos, mi querida niña— le dije acercándome a ella y tomando su rostro en manos.

—Deben caer ante mí y saber que La Luna recláma su vida de pecado— contestó mirándome fijamente.

No necesito todas las vidas del Monte. Si todos ellos mueren, no quedará nadie para servirme.

La única manera de volver a todos hacia mí y que adoren mi grandeza proyectada por Diana es acabando con la vía de Xemx había elejido.

—No necesito de eso, Diana— contesté. —La manera adecuada de hacer las cosas es demostrando quien trae el poder a este mundo, quien tiene el camino indicado y quien es el fuerte.— Agregué

—No entiendo a que se refiere, Mi Diosa— dijo inclinando la cabeza en señal de curiosidad.

—Es sencillo, mi elegida. Tráeme su cabeza... la cabeza de La Elegida del SOL.—

***

Diana y yo caminamos hacia el pueblo mas cercano.

—Pasaré por muchos lugares antes de encontrar a Leona, te entregaré la vida de quien encuentre mientras llego a ella— dijo rompiendo el silencio que llevábamos.

—De acuerdo, la mejor manera es que masacres los pueblos que llevan al Templo Solari donde encontraste los pergaminos, ella ira por ti allí—.

Una vez terminé mi orden, Diana partió hacia el pueblo mas cercano para llevar acabo esa tarea. Pronto la Elegida del Sol morirá ante Diana.

Noté su asombrosa fuerza física y espiritual cuando logró verme aquella vez que pudo verme cuando Diana peleaba con el guerrero en el recinto donde entrenaban a los próximos pupilos.

Parece que sabes elegir a las poderosas, Xemx.

Ya que Diana acabará con todos en esa dirección, me encargaré de los últimos preparativos, ya queda poco tiempo y es mejor adelantar. Purgaré personalmente el sur del Monte.

Avanzo hacia mi destino y una mano extremadamente caliente me toma de la muñeca.

"¿Pero como es posible?" Pienso asombrada. Ningún mortal deberia ser capaz de tocarme o verme.

De golpe, soy lanzada a kilómetros de distancia. Tanto que en cuestión de segundos ya puedo ver el Monte a la lejania mientras viajo sin control a travéz del cielo.

Finalmente me estrello contra una montaña lo suficientemente fuerte para hacerla explotar en mil pedazos, como si un meteorito hubiera caído y borrara parte de la tierra.

—"Cuando caen con rabia, estremecen la tierra" ¿no es asi?— dije una vez me levanté del impacto.

—¿TE DAS CUENTA DE LO QUE HAS HECHO, HËNË?—

Empieza una Colisión, la mas poderosa que el mundo podría imaginar.

—Ya era hora que te unieras a la purga.— digo feliz al ver su rostro enfurecido después de tanto tiempo.

—Eres el invitado principal, Xemx...— La Colisión de 2 Dioses empieza aquí.

Xemx estremeció la tierra al caer y su rabia será descarga en HËNË.

Después de tanto pensarlo he decidido reescribir el primer capítulo. Leerlo comparado con los demás capítulo me hace pensar que he mejorado mucho y su redacción deja mucho que desea.

Informo a todos que estén atentos para que lo lean (No cambiará la historia en absoluto, simplemente lo redactaré de una manera que llame mas la atención al leerlo).

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