• Baji Keisuke II •
Decir que la vida le estaba sonriendo era poco, podría jurar que todo parecía una maravillosa fantasía y que si era un sueño era el mejor que había tenido en siglos.
Bendito y alabado sea el pequeño rubio que se encontraba hablando animadamente a su lado, no entendía como pero estaba en el momento justo donde los labios apiñonados se acomodaban en una majestuosa sonrisa y los ojos cian se cerraban debido a la felicidad de lo que contaba Chifuyu.
Santo infierno, no tenía idea de que había hecho bien en esos momentos para presenciar algo tan precioso.
La noche de gala había quedado atrás — justamente seis semanas atrás—, el recuerdo de los Matsuno seguía presente debido a las caras de horror que hicieron al encontrar al más joven de la familia sentado a su lado mientras le interrogaba con el cargo que llevaba en el primer terreno del tercer aposento; claramente a nadie de la prestigiosa familia del lugar le gustó la respuesta.
Castigar.
Si, lo soltó, como si realmente no fuera algo importante pero era todo lo contrario; todos los concientes de su puesto sabían que tipo de almas llegaban al lugar y el porque su rango era el mayor entre la población del Inframundo.
Baji Keisuke no solo castigaba, también premiaba y alababa a los que llegaban a ser tan malvados que obtenían un lugar como sus subordinados; recibiendo el nombre de demonios y dejando por completo que sus pecados los absorbieran para que su alma quedará completamente ante su mandato.
Mierda.
Claramente a nadie — incluyendo a los dueños de las cuatro divisiones ancestrales— les gustaría la idea de que alguien como él se hubiera fijado en el alma más pura de toda la existencia.
Pero ¿Quién le iba impedir seguir viendo al pequeño rayo de sol que ahora lo veía con atención?
– Señoor Bajiiiii.— Una pequeña risa salió al escuchar como las vocales se alargaban y su brazo derecho era sacudido— No me ignoreeee.
– Te estoy prestando toda mi atención, Chifuyu. — Musitó, dejando su afilada mirada sobre las finas facciones que lo estaban volviendo loco.
– Quiero ir al aposento terrenal, todos dicen que es genial ¡Venden muchas cosas!
– Tienes prohibido salir del limbo Chifuyu, lo dijo Akane y si no fuera suficiente la salida hacia los lugares ancestrales están vigiladas. — El bonito puchero que observaba lo hizo bufar, claramente el deseaba llevar a Matsuno a dónde quisiera.
Y claramente el menor lo sabía porque no había algo que hubiera pedido que él mismo no se lo cumpliera.
No podía culparse pero solo bastaba que esos bonitos belfos se fruncieran para que algo en su interior empezará a molestarlo con quitar esa cara de molestia en el más bajo; manzanas, orquídeas, joyas, comidas simplemente si Chifuyu le pedía algo, lo obtenía.
– Iremos el fin de semana. — Susurro cuando su mano se movía sola, subiendo lentamente hasta descansar en la bonita y sonrojada mejilla del ángel que tenía enfrente— Harán un espectáculo en Roma.
– ¿¡Es una cita!? ¿¡Me está cortejando!? — Las preguntas lo hicieron detener su acción, deseando que ningúna de las almas curiosas del limbo estuviera en el bello jardín— Señor Bajiiii, ¿Eso significa que podríamos estar juntos?
Tal vez decir que los que habitaban el infierno no podían sentir más que satisfacción por el sufrimiento era una vil mentira, porque, estaba seguro que en ese mismo instante su corazón latía con locura y sus ganas de estar completamente con el de iris azules eran enormes.
– Si, Chifuyu. — Afirmó, acercando sus labios a la frente descubierta del mencionado para depositar un fino osculo— Podremos estar juntos, siempre.
El fuerte abrazo que sintió después de eso, le confirmó lo obvio.
Chifuyu Matsuno era la única persona con la que podría estar, no importaba dónde ni cuando.
En el cielo, en el infierno, en la tierra o en el limbo; en esa vida o en otra pero siempre perteneciendole.
Los viejos murmullos en la corte ancestral perteneciente al limbo lo estaban volviendo loco, podía sentir como las miradas acusatorias eran dirigidas a su espalda y el aura de South denominaba en el juicio.
No recordaba absolutamente nada, había estado ahí durante doscientos años siendo golpeado hasta el cansancio por el látigo de Kisaki y siendo carcomido por los demonios al mando de Kazutora.
Nunca había muerto.
Pero lo único que lo había mantenido cuerdo, había desaparecido de su vida.
La última tortura por un misterioso castigó se había acompletado esa misma mañana dónde, la mitad de sus memorias habían desaparecido; dónde Aoi Matsuno las había arrebatado y guardado en el lugar más recóndito del limbo.
«Su castigó debería ser peor» «Tiene la sangre de un Matsuno entre sus manos» «Tan dulce y puro que era el pequeño y terminó muriendo por ese ser» «Inaudito que lo mantengan con vida» eran los pequeños murmullos que llegaban a sus oídos, haciéndolo dudar de lo que realmente estaba pasando.
¿Un Matsuno? ¿Era un puta broma?
En su vida se hubiera relacionado con alguno, eran tan puros que con solo imaginarse tocando a alguien de aquel apellido lo hacía temblar como si ese fuera realmente él castigó como si esa familia fuera altamente prohibida en su cabeza.
Realmente no lo entendía, al último momento que podía regresar a su cabeza era estar en uno de esos eventos que siempre disfrutaba con Mitsuya, no recordaba de que era pero en definitiva no debió ser bueno porque ahora se encontraba ahí; siendo acusado por la muerte de alguien que no recordaba.
Río.
– ¿Qué mierda esta pasando? — Soltó, jalando las cadenas que se encontraban deteniendolo— Si esto es una puta broma pueden esperar a que todos ustedes serán castigados cuando lleguen a mi territorio.
– ¡Es una vergüenza! ¡Debería de estar muerto! — Gritó entre sollozos una bonita mujer rubia con ojos azules como los zafiros, regalandole una mirada llena de rencor— Me quitó a mi niño ¡A mí Fuyu!
– ¿Fuyu? ¿Quién mierda es Fuyu?
Los jadeos a sus espaldas sonaron sorprendidos, algunos de ellos molestos y otros terminaron en sollozos ¿Qué mierda estaba pasando?
Suspiro antes de dirigir completamente la mirada al dueño de todas las creaciones, al único ser que todos le debían lealtad y respeto debido al estatus que mantenía.
Nadie sabía su nombre, claramente, todos lo llamaban creador por sus grandes actos.
Sus ojos se veían tan tristes, dándole la sensación de que le tenía lástima y a la vez algo más ¿Remordimiento? ¿Culpa? No lo entendía.
Suspiro antes de bajar la cabeza, un nudo en su garganta se acentuó al ver una fina lágrima bajar por la mejilla del hombre frente a él; no entendía pero su corazón se había apretado al verlo.
– Las almas gemelas siempre han existido, Adán y Lilith eran un ejemplo claro de ello. — Escuchó, mordiendo su lengua para no soltar ninguna amenaza por esa información— Yo soy el único que decido quienes están destinados a ser o no.
– ¡Creador!
– Silenció. — La órden lo hizo regresar la vista hacia el mencionado, notando, como aún mantenía su mirada en él— Keisuke fue un ángel de Takeomi siglos atrás, su pecado fue lo que lo condenó a llegar a los brazos de South y convertirse en lo que es ahora.
– Yo decidí que la vida de Matsuno Chifuyu y Baji Keisuke se cruzará. — Sin poder evitarlo, Río, que maldita ironía.
No entendía una mierda de lo que estaba pasando, no quería, y mucho menos necesitaba saber aquella mierda; su corazón había empezado a latir con fuerza al escuchar el nombre de lo que denominaban su alma gemela pero algo muy dentro de su cabeza le rogaba huir.
– Es una mierda. — Siseo, guardando un gruñido por el fuerte golpe en su espalda que algún objeto había proporcionado— Un alma gemela ¿De que me sirve eso? ¿Para que lo necesito? No tengo la intención de sentir un asqueroso sentimiento por un extraño y mucho menos de esa familia.
– No necesito que alguien se crucé en mi camino y no necesito que alguien quiera controlar mi destino. — Los fuertes golpes seguían y la fría mirada del azabache frente a él lo hacía temblar— Yo lo haré, castigame, revocame de mi puesto, torturame doscientos años más porque nunca tendré esa lealtad a la persona que tú elegiste.
El silencio reino en la sala, dándole a entender que todos estaban esperando la respuesta del creador, mientras que aquel ser jugaba con su mente debido al extenso silencio.
– Yo decidí que Keisuke y Chifuyu se cruzarán. — Repitió el hombre sin quitarle la vista— Dándoles los cuatro juicios de la vida, el espiritual, ancestral, divino y por último el humano.
El aire dejó de entrar a sus sistema en el momento que un gran ardor se posaba en su pelvis, sintiéndolo hasta las entrañas; sus ojos se nublaron debido al acto y siseo con molestia al percatarse de la figura que se estaba formando.
La flor de loto estaba siendo marcada en su piel, haciéndolo sufrir por la misma; sintiendo como un pedazo de su energía era sellada en la nueva marca que le quedaría.
Susurro una maldición antes de dejar caer su peso y que sus brazos quedarán colgados por sus ataduras metalicas mientras los murmullos volvían a nacer a sus espaldas.
– El juicio espiritual fue concretado y el castigo de Keisuke seguirá, hasta el último momento donde se encuentren.
Las lágrimas bajaron rápidamente por sus mejillas después de escuchar aquellas palabras y antes de dejar que la oscuridad lo llamará.
Porque, en sus últimos momentos de lucidez en el viejo lugar, pudo jurar que unos pequeños labios se posaban en los suyos mientras alguien le rogaba que lo encontrará.
Porque Baji Keisuke había recibido el peor castigo de todos y era olvidar a la persona que le pertenecía...
Hola, hola personitas ❤️.
Ay, los extrañaba mucho pero bueno aquí algunas explicaciones.
Todo lo que estamos hablando aquí es el pasado, sucede casi al inicio de la vida de Keisuke y mucho antes del Chifuyu que se ha conocido en un principio.
Los juicios de la vida son cuatro como se mencionaron y en cada uno de ellos Baji olvida a Chifuyu pero poco a poco su energía se va sellando por las nuevas marcas.
Y en el caso de Chifuyu su castigo por esos juicios es volver a renacer y morir en los brazos de su gran amor.
Es cruel, si, pero el último juicio es el que dará el veredicto para saber que pasará con los nenes.
Espero que sigan disfrutando está locura de historia.
Teorías, sugerencias —>
Nos vemos en la siguiente actualización 😘.
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