Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

2. Graduación

Disfruten el capítulo.

___________________

—Don Gilberto, le repito, aquí no recibimos vales de despensa.

—¿No? Pero mi nuera me dijo que podía canjearlo por productos y comida.

—Uhm. Supongo que se refería a que debe adquirir su despensa en un supermercado —observó el sobre que el anciano le había dado, parecía que todos los tiquetes que su hijo le envío para comprar alimentos estaban ahí. Era una pena que el señor no tuviera a alguien cercano que lo ayudara en estas situaciones—. Hagamos una cosa. Le devuelvo sus vales y permitiré que se lleve lo que necesite. Después me pondré en contacto con Sebas para arreglar el pago.

—Mil gracias, Doña Lucía. Dios se lo va a compensar.

La mujer asintió. No valía la pena alargar el asunto. Le daba lástima verlo en apuros y esperaba que el hijo se hiciera responsable por las cuentas más adelante.

—Si, descuide.

Empacó todo lo que el señor escogió. Nuevamente le dió las gracias mencionando que se encargaría de llamar a su hijo por la noche.

—No deberías hacer eso con tu clientela —comentó Raul, el padre de Lucía. Llegó después de ir a recoger a su nieto de la escuela—. Si los vecinos se enteran querrán hacer lo mismo.

No tuve de otra, papá. Vive solo y me dió pena decirle no al señor —volvió la vista al pequeño niño que venía a su lado—. ¿Cómo te fue, corazón?

—Bien —respondió Carlos, el pequeño de siete años.

—¿Anotaste la tarea? —Él solo asintió. No se veía tan convencido por lo que tocaba enviarle un mensaje a una de las madres de sus amigos para corroborar que él había copiado bien la información—. Entonces, sube a quitarte el uniforme. En un rato sirvo la comida.

—¿Pongo los platos y vasos en la mesa?

—Si, y los cubiertos también.

—Okey —se apresuró a subir por las escaleras del fondo.

—Al menos espero que te pague —volvió a decir el señor. Dejó el bastón recargado en unas cajas para luego sentarse en la silla que su hija colocó.

—Pues sí, yo tam…

—¡Mamá! ¡Mamá! —Camila entró de golpe por la tienda. Se veía agitada e incluso su bata estaba desabotonada.

—¿Qué te ocurre? —la examinó preocupada, esperando que nada malo le haya pasado. 

Instantes después lo alcanzó Matías. De igual manera ingresó tratando de recuperar el aliento luego de que su amiga saliera corriendo apenas bajar de la combi.

—No me… dejes… botado… —Estaba exhausto. Cuando se recompuso saludó al abuelo y madre de Camila.

Una sonrisa burlona apareció en la joven—. Sigues siendo el más lento —Volvió la vista a su madre desbordando su emoción ante la noticia que tenía que darle—. ¡Ma! ¡Qué crees!

—Camila, habla ya. Me tienes con el Jesús en la boca.

Hizo una pausa teatral que solo puso más tensa a su madre, incluso trató de no verse emocionada hasta que por fin lo dijo.

—¡Pase! ¡Me aprobaron la tesis! ¡Ya podré graduarme!

—¡Ay, mi vida! ¡Que emoción escucharte decir eso! —la abrazó con fuerza. Fue inevitable no soltar unas cuantas lágrimas. Sabía que a su hija no le fue fácil esa última etapa que ahora que lo consiguió no podía estar más feliz por haberlo logrado.

—¡Esa es mi nieta! Felicidades, hija. Ya eres toda una doctora.

—Gracias abuelito. Esto no lo hubiera conseguido sin el apoyo de ustedes.

—Te queremos, hija. Y siempre te vamos a apoyar —observó al joven que los miraba contento—. Y felicidades a ti también, Matías. Escuché a tu madre decir que quieres hacer tu residencia en un hospital de afuera.

—Gracias, Doña Lucía. Solo espero pasar el ENARM*.

—Yo sé que lo conseguirás —lo llamó para que se incorpore al abrazo grupal. Volvieron a separarse y está vez más animada observó a los jóvenes sonriendo—. Yo creo que esto merece una celebración. ¡Qué tal si preparamos una carnita asada!

—Pero mamá, hoy no es día festivo.

—Claro que sí, mi Camila consiguió concluir sus estudios universitarios. Es suficiente motivo para celebrar —sacó un par de billetes de la caja—. Papá, puedes ir por la carne, en lo que preparo las salsas y enciendo el brasero.

—Lo acompaño, Don Raúl.

—Gracias, Matías. Y dile a tu mamá que pase a la casa, también está invitada.

—Si, señora.

En poco tiempo todos ya estaban apurados a preparar lo necesario para el banquete que tendrían.

Para no ser interrumpidos, Doña Lucía decidió cerrar la tienda lo que restaba de la tarde.

—Esta salsa está bien buena —confesó Matías mientras volvía a servirse más.

—Cuando se trata de salsas, Mamá es la mejor.

—Ya lo creo —Le dió un bocado a su taco de carne—. Oye, por cierto. Debemos apresurarnos a tramitar los papeles si queremos hacer el examen para las residencias en otoño.

—Si, lo sé —observó su comida. Recordando un poco de su mañana a su mente se le vino una persona en especial—. Oye, ¿sabes cómo le fue en su examen a Alexa?

Aquello le pareció sospechosamente extraño a Matías puesto que Camila no era tan partidaria de hablar o de iniciar como tema de conversación a la otra chica.

—Y eso, ¿por qué lo preguntas?

—Solo tengo curiosidad, no es como que me interese, pero como dijiste que el doctor Guzmán era su asesor y surgió aquel problema, tenía mis dudas.

—Cierto, fue extraño que lo mandaran a llamar. Pero hace un rato en el grupo de Whatsapp del club de fans me comentaron que Alexa aprobó su examen.

Camila soltó su comida observando a su amigo con extrañeza.

—¿Club de fans? ¿Es neta?

—Pues claro que tiene un club de fans aunque yo solamente ingresé porque de repente hacen algunas fiestas de las cuales siempre te invito y nunca quieres ir.

—¿Y qué celebran? ¿La independencia de Alexa?

—No, tonta. Sólo son reuniones sin motivo alguno. Aunque muchos han intentado invitarla a asistir, tal parece que no es un ambiente que suela frecuentar.

—Hace bien.

—No —chilló frustrado—. A mi me hubiera encantado cruzar aunque sea unas palabras en alguna de esas fiestas, incluso la habría invitado a bailar. Soy bueno con la cumbia, sabes.

—Oh, dios mío. Ni se te ocurra hacerlo —lo vió levantarse. Se veía empeñado en demostrar sus dotes de baile.

—¿Por qué no? —la vió divertida—. ¡Ey, Carlitos! Súbele a la música. Tu hermana quiere aprender a bailar.

—Ya voy.

De un tirón, Matías levantó a su amiga del suelo. La música comenzó a sonar con mayor intensidad, lo que animó a los demás a hacer lo mismo que los jóvenes. Camila no dejaba de repetir que tenía dos pies izquierdos y que era inútil aprender del maestro como se hacía llamar él. Incluso el pequeño Carlos parecía tener mejor coordinación al momento de dar vueltas o mover la cadera.

—Pareces un robot —se burló Matías por lo torpe de sus movimientos.

—¡Cállate!

***

El acceso del auditorio se encontraba abarrotado de gente formada esperando la hora para poder ingresar. La gran mayoría eran familiares que asistieron a la ceremonia de graduación de todo el alumnado de medicina de una generación más.

Desde luego, a los jóvenes se les permitió ingresar de primera para el préstamo de las togas y birretes.

—¿Qué talla?

—Mediana, por favor —Camila entregó su identificación. Enseguida la mujer se apresuró a entregarle la ropa dado que el tiempo se les venía encima.

Mira nada más. Aquí está mi graduada favorita —Matias quien venía llegando sorprendió a Camila con un fuerte abrazo. Él como todos ahí, vestía con su muy característico uniforme blanco. Que a juzgar por la bata parecía haber sido adquirido recientemente.

—Al fin llegas. Ya me estaba preocupando.

—Lo sé, no puedes vivir sin mí —le ayudó a colocarse la toga.

—Ja. Sueñas —Cuando consiguió estar lista, se acercó a su amigo para ajustar bien la corbata. Tenía leves sospechas para pensar que se había levantado tarde—. A alguien se le pegaron las cobijas.

—Obviamente tengo que conservar mi racha de tardanza hasta el último día de mi vida universitaria.

—Solo espero que eso cambie cuando ingreses a la especialidad.

—Yo también —bromeó.

Los encargados de llevar el control del evento anunciaron que pronto se abrirán las puertas del auditorio. Pidieron a los jóvenes que se fueran formando para ingresar en orden y una vez todos adentro harían pasar a las familias de los graduados.

—Apartame un lugar a tu lado.

—Okay. Date prisa.

Tan pronto todos ocuparon sus asientos, la directora de la facultad comenzó la ceremonia con palabras de aliento para todos los que egresaron y que después de muchos años habían logrado concluir una etapa más en su vida estudiantil.

A partir de dicho momento, el camino que cada una habría de elegir dependería cien por ciento de las aspiraciones a futuro que desean alcanzar.

Camila era consciente de que recién comenzaría lo más difícil. No importando cuál sea el hospital en el que decidiera hacer su residencia tenía claro que todo dependería de su capacidad para adaptarse a cualquier situación a futuro.

—Tierra llamando a Camila. Despierta.

—¿Eh?

Estas en las nubes, mujer.

—No, no. Lo siento. Es que me puse a pensar cosas.

—Ni que estuviéramos en el mercado —refiriéndose a un vídeo que vieron en internet.

—Eres un tonto.

—Pero un tonto graduado —completó orgulloso.

—A veces me pregunto cómo es que conseguiste graduarte.

—Te tuve a ti, a tus regaños y a la bella Alexa para motivarme a venir medio temprano.

Escuchar la mención de aquel nombre conllevó a prestar atención y darse cuenta que entre todos los presentes ella también debía encontrarse.

Hace un par de semanas no la veía y no es que se muriera por saber de su paradero pero tenía la intención de preguntarle acerca del incidente con el doctor Guzmán.

—Te perdí nuevamente —susurró Matías. La administración se encontraba dando un discurso motivacional al alumnado graduado—. ¿Qué ocurre?

Por más que trató de examinar cada fila de butacas le fue imposible averiguar en cuál se hallaba.

—No es nada.

Media hora más tarde, los profesores comenzaron a nombrar a cada estudiante para pasar al estrado a recibir su reconocimiento en manos de los directivos. Camila prestó atención a la mayoría de los nombramientos notando que cuando fue el turno de ella, nadie se presentó.

—¡Por un demonio! No creí que la diosa Alexa fuera a faltar. Quería una foto con ella.

—Si no lo conseguiste en toda la carrera, no esperes hacerlo ahora —se burló Camila después de regresar a su lugar.

La ceremonia concluyó, como lo mencionó Matías muchos apenas salir del auditorio buscaron los mejores sitios para captar algunas fotos a modo de recuerdos. Habían tantos caminos que a partir de ese día tomarían y quizá para muchos ese momento sería de los últimos que compartirán como grupo, como amigos.

***

Los días que precedieron a la ceremonia fueron aprovechados para papeleos y requerimientos en la oficina escolar como parte del protocolo de titulación. Camila no fue la excepción.

—Llena estás fórmulas y pide a tu asesor que las firme.

—Si, ya vuelvo.

Por desgracia, el doctor había salido a comer y volvería al menos pasado medio día. Si quería agilizar sus trámites entonces no le quedaba más remedio que esperarlo.

Gastó el poco dinero que tenía en un desayuno sencillo. Usualmente las mesas en la cafetería —no importaba la hora— estaban llenas así que decidió ir a la pequeña laguna artificial a pasar el rato.

Lo raro de ese lugar era que aunque se tratara de un sitio hermoso, la gran parte de los días siempre se encontraba casi abandonado o incluso algunos solo asistían cuando buscaban un sitio para dormir un rato. Camila no lo frecuentaba por eso, más bien le gustaba observar el paisaje natural, a los patos nadar y cuando se podía, a sentarse a leer y estudiar en su tiempo libre.

Si todo salía bien, tal vez aquel día sería de los últimos estando en ese solitario y maravilloso lugar. Sus próximos objetivos estarían puestos en conseguir pasar el ENARM el cual le daría la oportunidad de ser acreedora de un espacio como residente en un hospital. Así que prácticamente tomaría tiempo reforzar lo aprendido en la carrera y servicio si es que quería aprobar.

Después de un rato, Camila creyó adecuado pasar a la oficina del doctor pensando que probablemente ya se encontraba de vuelta.

Acortó camino por la antigua biblioteca, Incluso creyó que nadie estaría ahí pese a lo abandonado que se veía todo. Nadie excepto, un par de jóvenes.

La primera reacción que tuvo fue detenerse y esconderse, hasta pensar mejor que no había nada de malo en que la vieran pasar. Después de todo, no parecía que estuvieran haciendo nada malo las dos en el pasillo. Estaba por avanzar cuando de la nada una de ellas sorpresivamente acorraló a su compañera entre el muro y su cuerpo.

Todo ocurrió en cuestión de segundos, la más alta de las dos atrapó a su compañera de la cintura. Y sin más reparos la besó abruptamente a expensas de que alguien pudiera observarlas.

—Oh, no. Dónde me fuí a meter —dió un par de pasos hacia atrás—. Será mejor que… ¡No me jodas! —Se le escapó gritar lo último trás identificar a una de ellas. Lo que provocó captar la atención de las jóvenes en especial de la que estaba aprisionada, la otra simplemente miró de reojo a la intrusa (sin ninguna pizca de importancia) que llegó en el momento indicado para dar fin a su calvario.

Ni en sus más locos sueños Camila hubiera creído que la diosa amazona como algunas personas le llamaban a Alexa guardaría un secreto que hasta el día de hoy parecía irreal y loco de imaginar.

Su gusto por las mujeres.

 
___________________

*ENARM - Examen Nacional de Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM), es una prueba aplicada anualmente en México. Tiene el objetivo de seleccionar a los médicos mejor preparados para realizar los cursos de especialización médica en las plazas disponibles dentro del territorio mexicano.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro