Capítulo 5: Conociendo la Casa.
Yo estaba tan tranquila durmiendo, hasta que a las 7:00 escuché un ruido.
-¡Candela! ¡Despierta! ¡Tienes que explorar toda la Casa!-dijo Nya mientras me movía un lado a otro.
-¡Déjame dormir más! Tengo sueño, y ni en el instituto tenía que despertarme tan pronto.-dije medio dormida.
-¡Pero Candela, sólo tienes hasta las 14:30 para mirar toda la Casa y hablar con alguna bruja! Luego después tienes que aprender algo de lo básico de la magia.-exclamó Nya.
Luego ella siguió hablando más y más, pero como estaba medio dormida no entendía nada. Pensaba en dormir un poco más, pero como Nya siguió hablando como cinco minutos, decidí despertarme. Desayuné, me duché y etc. Salí de mi habitación y bajé al piso cero. Al lado de las escaleras había un cartel que ponía:
Subiendo las escaleras: habitaciones.
A la derecha: comedor, biblioteca, sala de estatuas.
A la izquierda: salón de magia, inventador de hechizos, sala de castigos.
Bajando las escaleras: cocina, almacén, armario.
Saliendo de la puerta: jardín de ceremonias y otras Casas.
Aviso: Sólo ir a otras Casas si alguien superior lo manda.
Angélica
Me preguntaba como podía ser que el cartel estuviera en español, pero no le dí muchas vueltas dado a que al fin de al cabo las brujas son humanas.
Decidí ir a la derecha. Por ahí los pasillos eran realmente grandes. Antes de llegar al comedor encontré a alguien escondido en una columna.
-Hola. ¿Te puedo ayudar en algo?-pregunté de una forma muy calmada.
La persona en cuestión se asustó de una manera no muy normal. Realmente parecía que estuviera haciendo algo ilegal o así.
-Ho-hola.-me dijo el anterior nombrado.
Realmente no sabría como calificar que era ese chico. Era mediano, moreno, pelo corto, rizado y marrón y ojos marrones casi negros. Llevaba un traje raro. Parecía un traje verde con ramas de árbol. Además, iba descalzo. En sus brazos tenía una cesta tapada con una manta.
-¿Quién eres?-pregunté confundida.
-Lucas Pick, espíritu de tierra de rango 4. ¿Y tú?-dijo el chico de la forma más seria posible.
-Candela García Pereira, bruja que acabó de llegar ayer. Aún tengo que aprender la magia básica.-dije intentando imitar su tono de voz.
-Bien. Si algún superior te pregunta por alguien de otra Casa no les digas nada de mi. ¿Entendido?-dijo de forma muy autoritaria.
-S-sí. ¿Y que haces aquí...?
Antes de que pudiera decir algo más, el chico se fue corriendo. La verdad es que ese Lucas era algo extraño, pero no lo conocía mucho, así que tampoco podía llegar a opinar de esa forma.
Entré al comedor para ver como era. Era realmente grande. En ese momento estaba vacío, pero no me quería imaginar como era con todas las brujas comiendo.
Fui a ver la biblioteca. Era realmente grande. Ya sabía exactamente donde iba a pasar la mayor parte del tiempo. Había tantos libros... Decidí irme rápido, porque sabía que si me quedaba demasiado ahí me iba a acabar liando.
Pensaba ir también a la sala de estatuas, pero estaba cerrada, así que fui hacia la izquierda.
Justo donde estaban las escaleras había una persona en el cartel. Parecía que estaba graffiteándolo, o algo así. Pensaba que era Lucas, porque tenía una bolsa en el suelo, y aunque en ese momento llevaba una túnica negra podría haberse cambiado de ropa rápidamente. Además de que tenía el mismo tono de piel.
-¿Lucas...?-pregunté.
La persona en cuestión se dió la vuelta. No era Lucas. Era una chica de pelo largo y rojo, ojos castaños y pecas. Muchas pecas. Me miraba de una forma extraña. En eses segundos que me miraba otra chica apareció, y le tiró de la oreja a la que estaba haciendo un graffiti. Esta era igual que la otra, excepto porque su pelo le llegaba a los hombros, era un poco más alta y tenía unas gafas negras.
-¿¡Qué creías que hacías!?-gritó la de gafas.
-Lo que tú no hacías. Estaba decorando un poco tu cartel. Necesita decoración Angélica.
-Deja ya tus bromas. Los nuevos pueden necesitar ese cartel.
-¡Ni qué nuevos ni que ostias! La gente hoy en día no tiene potencial, lo sabes bien.-exclamó la de túnica negra de una forma muy vulgar.
-¡No hables de esa forma! Ni que nosotras fuéramos tan viejas.
-Lo dice la que tiene la manía de pensar que todos son más pequeños que ella.
-¡Calla!
De repente se hizo un gran silencio. Las dos miraron justo donde estaba yo. Parecía que se habían dado de cuenta de que estaba ahí.
-¡Oh, perdona nuestra descortesía! No sabíamos que estabas aquí. ¿Podrías identificarte por favor?-preguntó la más alta quitando la oreja de la otra.
-Traducción: dí tu nombre y desde cuánto tiempo llevas en esta casa.-dijo la de pelo largo tocándose la oreja.
-Yo soy Candela, y estoy en esta Casa desde ayer.
-Oh, una nueva. Yo soy Mérida, y esta es mi hermana Angélica.
-¡Ves cómo la magia es para todas las edades! Dime pequeña bruja, ¿cuántos años tienes?-preguntó Angélica como si hablara con alguien de cinco años.
-Emm... Cumplí los 16 este 11 de marzo.-respondí de una forma seria, conteniendo la risa.
-Ange, es más mayor que tú.-dijo Mérida con un tono burlón.
-¡Cállate Mérida! Bu-bueno... Siento la confusión, suelo hacer eso mucho.
-No pasa nada.-dije con un tono amigable.
-Oye Mé, tenemos que acabar de mirar eses papeles.
-Corrección: TÚ los miras. Es tú trabajo.
-Sí, lo sé. Pero siempre me ayudas.
-Bueno vale. Ve llendo tú, yo mientras voy ha hablar con Candela.
-Bueno... Vale. ¡Espero que nos volvamos a ver Candela!
-¡Sí, eso espero yo también!-exclamé.
Angélica se fue y Mérida me miró.
-Oye, quería "disculparme" por mi vulgaridad y el perfeccionismo de mi hermana. Ella es la mejor estudiante de todo el Consejo de Magia. Podría incluso ser profesora, pero no lo es por la edad. Ahora es como una especie de secretaria no oficial, y se pasa todo el día con sus papeles. Por el contrario, yo ya dejé lo de la magia. La gente dice que tengo potencial, pero yo no lo veo por ninguna parte, así que ayudo a mi hermana con sus papeles. Bueno... Lo más probable es que nos veamos a la hora de comer, así que hablamos luego.
Mérida se fue por donde se había ido Angélica. Iba a ir a la izquierda, pero ví otro cartel que ponía:
Las salas de la izquierda están cerradas hasta hoy a la tarde, que será cuando los magos y brujas aprendices aprenderán lo básico de la magia en el salón de magia.
Al leer esto decidí subir las escaleras para ir a mi habitación, donde estaba Nya con un juguete para gatos.
-¡Holaaa! ¿Ya volviste?-gritó Nya con una gran sonrisa en su cara.
-Sí. Y son las 9:00 aún, no tenías porqué haberme despertado tan pronto.-dije enfadada.
-¿Las 9:00? ¿Qué dices? ¡Si son las 14:25! Mira el reloj.
Miré el reloj, y vi que era verdad. Eran las 14:25.
-¿Cómo?-pregunté confundida.
-Simple, adelanté el tiempo para que no te quejes.-rió Nya.
-Eres maaaala.
-Nya soy mala, sólo quiero que no te quejes.
Me quedé unos segundos callada.
-¿Has acabado de hacer un chiste con no y nya?-pregunté.
-¡¡¡Sí!!!
En el momento no me hizo gracia, pero después de volver a pensarlo comencé a reír.
-Bueno, voy abajo a comer, que para algo adelantaste el tiempo.-suspiré.
-Muy bien. ¡Nos vemos!-exclamó Nya tan alegre como siempre.
Antes de bajar por las escaleras pensé como sería si tú estuvieras aquí. Seguramente estarías súper contento y buscando inspiración para tus libros. ¿Verdad?
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